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El irreversible impacto de la pornografía en los menores: "Es adictivo y confunde placer y violencia"

El consumo de pornografía a una edad temprana puede normalizar y favorecer la violencia sexual, ya que se produce un aumento de estereotipos de género, sexismo e imitación de prácticas

El irreversible impacto de la pornografía en los menores: "Es adictivo y confunde placer y violencia"
Imagen generada con Inteligencia Artificial FREEPIK

El impacto de la pornografía es algo preocupante en la población en general, pero especialmente en los menores. Los avances tecnológicos han permitido que cada vez sea más fácil acceder a ella. Su consumo desde una pronta edad graves consecuencias, ya que crea una imagen errónea e irreal del sexo. Así ha quedado evidenciado en el decálogo publicado por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), el Colegio Oficial de Psicología de Madrid y la ONG Dale la vuelta.

Además de la desinformación que genera la pornografía, "normaliza y favorece la violencia sexual". Según apunta el decálogo, su consumo en adolescente se relaciona con un aumento de los estereotipos de género, la normalización del sexismo y la imitación de prácticas. Asimismo, podría apuntar a abusos físicos y verbales en relaciones de pareja.

Este comportamiento se refleja en el incremento de incidentes de violencia machista y sexista que se ha producido en los colegios e institutos durante los últimos años, así como el mayor número de casos de violencia de género. "Lo ha confirmado la Fiscalía de Menores en su memoria anual de los últimos cinco años", dice a Vozpópuli Jorge Gutiérrez, director de Dale una vuelta. "El porno, sin ser la única causa, ayuda a normalizar la violencia y a confundir placer y violencia", añade.

"La investigación científica nos indica que hay una relación entre la violencia de género y el consumo de la pornografía", cuenta Alejandro Villena, Psicólogo y Sexólogo Clínico, y Director Clínico y de Investigación en Dale una Vuelta. Villena destaca el impacto en "creencias y esquemas cognitivos y narrativas que construyen sobre la sexualidad", basadas en un modelo machista y denigrante hacia la mujer. A pesar de que el contenido para adultos no es la única causa detrás del aumento este tipo de casos, "es una gasolina y un factor potenciador".

En esta línea, el informe apunta a que ver vídeos para adultos tiene un carácter "adictivo" y "aumenta las conductas sexuales de riesgo". Desde un mayor uso irresponsable del preservativo a la búsqueda de relaciones sexuales bajo el efecto de alguna sustancia o consumir pornografía. "Está claro que a la pornografía no le preocupan este tipo de medidas de protección", afea Gutiérrez. Los jóvenes necesitan una "comprensión más global y sana del sexo y de la sexualidad".

A todo esto se le suma complicaciones en el placer sexual. "El estándar de satisfacción en el porno es siempre mucho más alto, exagerado y por tanto irreal", comenta Jorge Gutiérrez. La sexualidad de los jóvenes que se han educado con el 'porno' es menos íntima y más impersonal. "Si tu cerebro se acostumbra a esas imágenes, cualquier relación en la vida real parecerá inferior a los contenidos sexuales variados y “perfectos” mostrados en la pornografía", explica el director de Dale una vuelta.

De esta manera, se crea una "brecha orgásmica de género", explica Alejandro Villena, ya que "se siente muy diferente lo que se espera del placer". Esto se debe a que "el porno te enseña a hacer, no a sentir", aclara. "No te ayuda a tener habilidades que tengan que ver con el cuidado, la reciprocidad, la intimidad, con la conexión y la comunicación", agrega el Director Clínico y de Investigación en Dale una Vuelta.

Esto puede dar lugar a problemas con parejas futuras, como la promiscuidad. Los menores que consumen 'porno' tienden a banalizar las relaciones íntimas y ven "el sexo como producto de consumo, sin un particular interés hacia el factor humano y relacional" puntualiza Gutiérrez. Además, "la pornografía es un cambio constante de estímulos" y una "búsqueda de novedades constante", indica Villena.

El psicólogo y sexólogo comenta a Vozpópuli el tapjumping. Este fenómeno consiste en el cambio constante de pestañas, "donde la persona que consume pornografía va en escalada y necesita cada vez más pestañas, más vídeos, para llenar su 'cajón de la fantasía' cada vez más intensa". Luego, quienes realizan esta práctica buscan cumplir esta idea en la vida real.

De acuerdo con un artículo de The Economist -que recoge Dale una vuelta en su web-, solo el 0,001% del mercado es lo que representa el porno "ético". "Si es porno, en mi opinión, no puede ser bueno, porque se trata de un contenido alejado de toda intimidad, igualdad, y cosifica a las personas implicadas, especialmente de modo permanente a las mujeres", defiende Jorge Gutiérrez.

Por otro lado, el informe destaca también un "deterioro a nivel neurobiológico". Afecta al desarrollo de la corteza prefontal, por lo que se vincula con la memoria, la atención, el control de impulsos y la toma de decisiones. "Como cualquier comportamiento adictivo implica un cambio en el circuito de recompensa y la creación de vías neuronales que sensibilizan hacia el contenido placentero y desensibilizan hacia otras tareas y actividades", expone Jorge Gutiérrez. En este sentido, también afecta a "la narrativa ética que construye sobre la vida" o "la regulación de emociones", indica Alejandro Villena entre otros aspectos.

El decálogo desarrollado por la AEPD, el Colegio Oficial de Psicología de Madrid y Dale una vuelta también informa a los menores que el acceso a estas páginas se paga con la privacidad. "Los datos personales tienen valor para quien quiere localizar menores, acceder a ellos, conocer sus debilidades, volverlos adictos y manipularlos", explican.

El consumo de la pornografía en los jóvenes suele venir acompañado de un aislamiento, ya que disminuyen las actividades sociales "y pierden empatía", señala Gutiérrez. También afecta al rendimiento académico; se deteriora la capacidad de atención y organización y la memoria procedimental.

Con el objetivo de proteger a los niños, niñas y adolescentes de los peligros de la red, el Gobierno propuso a principios de este 2024 la aprobación de un proyecto de ley para la protección integral de los y las menores en internet. Para prevenir el acceso a páginas de pornografía, la AEPD junto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre están trabajando en un sistema de verificación de edad.

Los alarmantes datos del consumo de pornografía

Según los datos compartidos por 'Pornhub' -la página web porno con más usuarios a nivel global-, España es el 11º país del mundo en consumo de este tipo de vídeos. "Es una cuestión totalmente pandémica que ha conquistado todos los rincones de Internet", denuncia Villena. No obstante, "el problema es global", indica el director de Dale una vuelta, quien, además, incide en que las estadísticas no son muy rigurosas porque "no hay propiamente estudios globales de consumo de pornografía a través de todas las opciones que ofrece hoy día Internet".

UNICEF España informó en 2021 que uno de cada diez adolescentes ha recibido una proposición sexual de un adulto. Asimismo, un estudio de la UNIR señala que un 23% de los menores es víctima de solicitaciones sexuales en Internet.

En nuestro país, el 76% de los chicos y el 35% de las chicas empiezan a consumir pornografía antes de los 16 años, según señaló el artículo 'Estudio de la nueva pornografía y relación sexual en jóvenes' realizado por Luis Ballester y María del Carmen Orte. Este estudio también identificó que el 25% de los hombres ya había visto porno a los 13 años.

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