El Ejército de Tierra se ha puesto manos a la obra en restaurar una serie de aljibes donde se almacena el agua potable en las Islas Chafarinas, de soberanía española, próximas a las costas del Reino de Marruecos y que reclama el país vecino. Algunos de estos depósitos cuentan con elementos en “pésimo estado de conservación”, a pesar de que es el principal punto de abastecimiento de agua para los militares encargados de proteger y salvaguardar este enclave.
El Ejército acaba de lanzar una licitación con un contrato por valor próximo a 200.000 euros (sin contar impuestos) para la reparación de los aljibes ubicados en estas islas, consideradas un punto estratégico en el Estrecho y que con cierta frecuencia Marruecos reivindica para sí. En la documentación del procedimiento, consultada por Vozpópuli, se revela la situación de estos depósitos de agua potable, del que bebe el puñado de efectivos que de forma permanente -en fuerzas rotatorias- protegen las Chafarinas.
Se trata de cuatro aljibes, con una capacidad de almacenamiento total superior a los mil metros cúbicos de agua. Los defectos detectados apuntan al deterioro de las casetas o desconchados y humedades de filtración en las mismas. También la presencia de alguna cubierta de fibrocemento “en pésimo estado de conservación” o las pérdidas de agua en los depósitos, así como las grietas y fugas de los propios aljibes.
El informe también apunta las dificultades de acceso a algunos de estos depósitos, entre las que citan una tapa excesivamente pesada para ser manipulada por una sola persona o la presencia de escaleras “con escasos anclajes”, lo que supone una “peligrosa” accesibilidad de los efectivos que tratan de acceder a los mismos.
Con esta licitación, el Ejército de Tierra pretende sanear todos los problemas relacionados con los aljibes de agua potable en Islas Chafarinas, dando un plazo de cuatro meses de ejecución de la obra a las empresas que se presenten al concurso.
Mejoras en enclaves próximos a Marruecos
Lo cierto es que el Ejército de Tierra trabaja desde hace tiempo en el acondicionamiento de todas las infraestructuras ubicadas en los enclaves próximos a Marruecos en los que dispone de presencia militar. Además de Islas Chafarinas, los efectivos protegen igualmente la soberanía de los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera; éste último unido por un istmo a territorio alauí, constituyendo la frontera física más pequeña del mundo. Antaño albergaron diferentes instalaciones militares y civiles, desde un presidio hasta las viviendas de familias dedicadas al comercio con Marruecos.
Entre otros, se han puesto en marcha varios proyectos para reforzar las estructuras habitables, debido al desgaste sufrido por las inclemencias meteorológicas de la región, con una elevada carga de humedad y la sal del mar, además de las corrientes de viento habituales en el Estrecho. También se decidió el traslado a Melilla de los restos mortales inhumados en dos cementerios debido al riesgo de desprendimiento que padecían. Esta decisión se adoptó en plena crisis diplomática con Marruecos y en diversos foros y espacios se consideró como una concesión a Rabat, aunque el traslado no obedecía más que a cuestiones de protección de los restos.
Además, el Ejército de Tierra tiene pendiente la demolición de la torre del reloj el Peñón de Alhucemas, el elemento estructural más simbólico de este enclave, ubicado a apenas 700 metros de la costa marroquí. Asimismo, se instalaron una serie de antenas para mejorar las comunicaciones de los militares que protegen islas y peñones, alegando que las dificultades técnicas supondrían un “problema” para el control del territorio.
Luna de miel diplomática
Rabat reivindica con frecuencia la soberanía de estas islas y peñones, en un discurso similar al que lanza sobre Ceuta y Melilla, al asegurar que no existen "fronteras físicas" entre España y Marruecos. Uno de los episodios más destacados en este ámbito fue la ocupación de un grupo de efectivos marroquíes del islote de Perejil, en julio de 2002. El Gobierno de España, en manos de José María Aznar, lanzó una operación militar para la detención de estos efectivos y la restitución del anterior statu quo.
España y Marruecos, no obstante, atraviesan actualmente una particular luna de miel diplomática, tras la restitución de las relaciones bilaterales a partir de la grave crisis que se vivió a ambos lados del Estrecho, con la retirada de la embajadora marroquí, el ingreso hospitalario en Logroño del líder del Frente Polisario y la irrupción de miles de personas en Ceuta por vías irregulares bajo la connivencia de los agentes del país vecino.
El reconocimiento del Gobierno de Pedro Sánchez a los planes de soberanía marroquíes sobre el Sáhara Occidental fueron clave para cerrar la brecha, dando paso a una "nueva época" de las relaciones en el marco de una nueva agenda de colaboración, plasmada en la Reunión de Alto Nivel que se celebró el pasado mes de febrero en Rabat.