Sólo el año pasado, 15 presos se quitaron la vida en las prisiones españolas. De ellos, uno de cada tres, estaba encarcelado por la comisión de un delito de violencia de género. Estos son los dos principales datos del informe confidencial sobre suicidios elaborado por Instituciones Penitenciarias al que ha tenido acceso Vozpópuli. Dicho informe (que reproducimos íntegro bajo esta información) destaca que esta cifra de muertes es la menor registrada en los últimos años, con un descenso de ocho casos respecto a los 23 casos del año anterior. Desde 2004, sin embargo, ya son 209 los internos que se han quitado la vida en nuestras cárceles.
Más de la mitad de las muertes se produjo de noche. Uno de cada cinco fallecidos llevaba menos de tres meses en prisión
El informe, de tres folios de extensión y elaborado en enero por la Central Penitenciaria de Observación, desmenuza las circunstancias en las que se han registrado estas muertes para, como señalan en sus conclusiones, "ahondar en la detección de los internos vulnerables al suicidio para incluirles en el PPS [Programa de Prevención de Suicidios]". Así, enumera las once cárceles en las que se han registrado muertes y cómo en cinco de ellas --el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Alicante, Castellón II, Dueñas (Palencia) y Madrid V-- fueron las únicas en las que hubo más de un caso: dos en cada una.
En este sentido, el documento de Instituciones Penitenciarias, que ha sido remitido a todos los directores de los centros penitenciarios., destaca que en nueve prisiones españolas aún no se ha registrado ningún suicidio en los últimos ocho años, pero también que en cuatro de ellas el número en este periodo ha sido muy elevado. En concreto, cita al Hospital Psiquiátro Penitenciario de Alicante, en el que "por razones obvias", según destacan literalmente los autores del informe, se han registrado el mayor número de estas muertes (15) desde 2004. A Lama (Pontevedra), Albolote (Granada), Nanclares (Álava) y Dueñas han visto morir cada una por esta causa a nueve reclusos en estos años.
Sobre los delitos por los que estaban ingresados en prisión los suicidas, en informe incide en que la mayoría estaban acusados o cumplían condena por violencia de género. En 2011, cinco de los 15 fallecidos, un 33%, eran agresores machistas. Un porcentaje elevado que, sin embargo, queda lejos del registrado el año anterior, cuando la mitad de los 23 suicidios fueron protagonizados por estos reclusos. Respecto al procedimiento utilizado para quitarse la vida, el sistema más usado fue el ahorcamiento: once de los 15. Dos más ingerieron sustancias tóxicas, uno más se asfixió por un mecanismo que no detalla el documento y el último falleció tras una huelga de hambre que, según destaca el documento de Prisiones, el forense calificó en el informe de la autopsia como suicidio.
El mayor peligro, tras las Navidades
Sobre las motivaciones que llevaron a estos presos a quitarse la vida, el informe resalta que un tercio de los fallecidos tenían "problemas familiares de tipo general, sin que conste en ninguno concretamente ruptura de relaciones". Además, destaca que el mes más mortifero fue enero, justo después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. En este sentido, los autores del informe hacen autocrítica y destacan que en ese periodo del año puede haberse "producido algún relajo en la atención a este importante problema por el esfuerzo suplementario que haya podido realizarse en los establecimientos durante las referidas fiestas". Se da la circunstancia que de los 15 fallecidos, dos estaban sometidos precisamente al Programa de Prevención de Suicidios.
El informe no deja ninguna variable sin analizar y así, por ejemplo, destaca que más de la mitad de los casos, en concreto ocho, se produjeron en horario nocturno. Que el lugar 'preferido' fue la enfermería, con cuatro casos. O que de los fallecidos, el 20% llevaba en prisión sólo entre uno y tres meses. "No hay que olvidar el impacto que sufren algunos internos durante los primeros días de ingreso en prisión", se destaca en el informe de Instituciones Penitenciarias. Todo ello, con un fin, según destacan en su comentario final los autores del informe: conocer nuevas circunstancias no detectadas que pueden llevar a un preso a suicidarse.