El gestor durante años de la fortuna que se atribuye al rey Juan Carlos I en Suiza, Arturo Fasana, aseguró, ante el fiscal de Ginebra Yves Bertossa, que no existía documentación que acreditase la donación del rey de Arabia Saudí al emérito.
En concreto, en septiembre de 2018, Fasana afirmó que a él no le constaba que el rey hubiese declarado al fisco los fondos de la Fundación Lucum y admitió que no había documentación "oficial" que demostrase que los cien millones de dólares fuesen un "regalo".
Fasana, al que también salpicó la 'trama Gürtel', aunque quedó exonerado por colaborar con la Audiencia Nacional, está siendo investigado en el país helvético por un presunto delito agravado de blanqueo de capitales.
En cargo está relacionado con la creación de la Fundación Lucum en el año 2008 y la apertura de una cuenta de esa fundación en la banca Mirabaud de la que era beneficiario el rey Juan Carlos I.
Según recoge la declaración, el fiscal considera que Fasana gestionó ese patrimonio sin tomar las medidas precisas para asegurar que los fondos tuviesen un origen legal
En esa cuenta se ingresaron los cien millones de dólares con origen en Arabia Saudí, que, según el emérito, se trató de una donación del rey Abdalá bin Abdulaziz al-Saúd, fallecido en 2015.
Los fondos fueron transferidos en el año 2012 a una cuenta de la 'amiga' de Juan Carlos, Corinna Larsen, en Bahamas.
Sin medidas para que fuera legal
Según recoge la declaración, a la que ha tenido acceso 'El Español', el fiscal considera que Fasana gestionó ese patrimonio sin tomar las medidas precisas para asegurar que los fondos tuviesen un origen legal.
En concreto, el fiscal de Ginebra relaciona el dinero con una supuesta comisión pagada en beneficio del padre de Felipe VI por el consorcio español que logró la adjudicación del AVE a La Meca.