El rey emérito ya se encuentra en la casa de su amigo Pedro Campos en Sanxenxo, en la que es su segunda visita al país desde que asentó su residencia en Abu Dabi. Juan Carlos I ha aterrizado este miércoles en el aeropuerto de Peinador, en Vigo, hasta donde se ha desplazado a bordo de un avión privado procedente de Londres y desde donde inmediatamente después ha partido en coche hacia Sanxenxo acompañado por su amigo Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico de esa localidad pontevedresa.
Juan Carlos I tenía prevista su llevada al mediodía pero finalmente el avión ha aterrizado a las 13:43 en tierras gallegas, en la que es su segunda visita privada a la zona en un plazo de once meses. La visita del monarca ha vuelto a generar una gran expectación, especialmente dada su complicada relación con Zarzuela. Tal y como ocurrió en aquella primera ocasión, un visible dispositivo de seguridad ha sido desplegado en el aeropuerto de Vigo, en cuyas inmediaciones se han congregado docenas de periodistas acreditados con cámaras para tratar de captar un plano o una fotografía de su paso fugaz por el aeródromo.
Retorno del Rey Juan Carlos I a Sanxenxo
Vestido con pantalones oscuros, el rey emérito ha accedido inmediatamente después de tomar tierra al asiento del copiloto de un Mercedes conducido por Pedro Campos y, después de saludar con la mano tras la ventanilla, ha tomado rumbo a Sanxenxo.
Su visita privada a la localidad costera de la comarca de O Salnés está orientada al ocio y el deporte, ya que el rey emérito desea participar, a bordo del Bribón que lidera su amigo Pedro Campos, en la segunda regata de la Liga española de la modalidad de seis metros, la cual comenzará el sábado a las 13:00 horas en el Real Club Náutico de Sanxenxo.
La visita de Juan Carlos I, que previsiblemente concluirá el domingo, es la segunda que realiza a España desde que fijó su residencia en Abu Dabi. La primera de ellas despertó una gran expectación tanto por parte de los medios de comunicación como de la ciudadanía, que acudió a Sanxenxo en masa para mostrarle afecto y tratar de fotografiarlo, pero levantó también las críticas entre ciertos sectores de la sociedad y la vida política.
La atención que recibe el rey emérito ya se sintió en la víspera en Londres, ciudad en la que acudió a Stamford Bridge, el estadio del Chelsea, en el oeste de Londres, para presenciar el partido del club inglés contra el Real Madrid de Liga de Campeones.
Allí acudió en un vehículo todo terreno negro tras el autobús del Real Madrid y a la vez que el presidente del club madridista, Florentino Pérez, con quien no se le vio saludarse. Y el lunes fue fotografiado mientras abandonaba un exclusivo club privado en Oswald´s, centro de la capital inglesa, donde, según publicó el tabloide "Daily Mail”, cenó con un grupo de amigos.