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La quiebra de Northvolt refleja el fracaso europeo en quitar a China el mercado de baterías para el coche eléctrico

La compañía sueca se convierte en un nuevo síntoma del problema que sufre el continente: no hay ventas y los inversores se retiran

  • La industria europea del automóvil está muy por detrás de China en materia de baterías.

Ni mercado, ni industria auxiliar. El coche eléctrico no termina de seducir a Europa y sus ventas se sitúan muy lejos de los objetivos marcados por las instituciones europeas. Según datos de ACEA, la patronal de automovilistas europeos, las ventas en este tipo de vehículos cayeron un 8,3% en un mercado que creció un 1,4%. A ello se suma la quiebra de Northvolt, el gigante sueco de baterías, una noticia que anticipa que el Viejo Continente está muy lejos de quitar a China parte de la tarta en un sector clave para la transición ecológica y que su proyecto para lograr una independencia energética está en un brete.

De hecho, China puede ver aumentada su influencia entre los fabricantes europeos, ya que ha visto en la quiebra de Northvolt una enorme oportunidad. Contemporary Amperex Technology (CATL), el gigante oriental de las baterías para coches eléctricos, está en negociaciones para comprar la compañía. El medio sueco Dagens Dyheter ha sido quien ha adelantado la noticia, que además desvela que los contactos se llevan realizando desde hace meses y que en alguna ocasión se han producido en Ningde, la ciudad china donde tiene su base CATL. Sería la puntilla para un proyecto europeo que aunque no está acabado, sí se encuentra herido de muerte. 

Esto se debe a altos costes de producción, que se unen a unas previsiones de crecimiento que están muy lejos de cumplirse. Según la agencia Benchmark Minerals, la capacidad de producción de baterías en Europa se estancará en 176 GWh, lo que equivale a la capacidad instalada en la actualidad. Se sitúa muy lejos de la proyección que se hizo tras la pandemia, ya que solo Alemania iba a tener esta capacidad con los proyectos de Stellantis, Tesla o las propias CATL y Northvolt en el país. Además, no lograr una independencia en la fabricación de baterías provocará que las marcas de coches tengan muchos más problemas para desarrollar economías de escala y rebajar así sus precios.

La industria automovilística europea, a merced de China

El liderazgo de China en cuanto a fabricación de baterías hace que la Unión Europea esté a merced del gigante asiático. Por ejemplo, pierde la capacidad para imponer aranceles agresivos que protejan la industria europea de automóviles, ya que China puede contratacar cancelando el envío de baterías hacia el Viejo Continente. Esto se traduce en que tienen en su poder agilizar o frenar la producción de coches eléctricos en suelo europeo, hasta el punto de poder imponer una crisis de materiales como la que sufrió la industria a partir de 2020 con los semiconductores.

No solo es la pérdida de independencia en cuanto a producción de baterías, sino la pérdida de independencia general en cuanto a coches eléctricos se refiere frente a una China que, a través de CATL, tiene el 40% de la cuota de mercado global. Un problema que se ha convertido en la pescadilla que se muerde la cola, ya que Europa necesita aumentar la producción de baterías para coches que no se venden y al mismo tiempo, producir baterías para rebajar los costes.

¿La quiebra de Northvolt es el fin del sueño europeo? No, pero confirma una tendencia: los fabricantes de baterías están frenando sus proyectos en Europa. Stellantis y Mercedes han paralizado sus proyectos en Alemania por la desaceleración de ventas y costes de producción. Esta planta, ubicada en Kaiserlautern, ha decidido retrasar dos años su puesta a punto. Y las propias marcas están cambiando sus modelos de producción, todas ellas enfocadas a principios de década en eliminar la combustión -o que fuese muy residual- para el año 2030. Volvo, que pretendía para ese año no tener modelos de combustión, finalmente no renunciará a la combustión por el momento. Fiat, por su parte, ha paralizado la producción del Fiat 500 eléctrico por sus bajas ventas: la histórica planta de Mirafiori, que ya solo produce este coche, cesará su producción durante este mes de diciembre y parte de enero.

De esta forma, se cumplen los avisos de los principales CEO de la industria. Carlos Tavares, máximo responsable de Stellantis, ya avisó en 2022: "Si no se venden coches eléctricos, no habrá fábricas de coches eléctricos". Un mantra que ya se está cumpliendo y que amenaza con poner en jaque a una industria históricamente liderada por las marcas europeas frente a China, que ya no solo produce sus propias baterías, sino que exporta con éxito automóviles con un precio más que competitivo.

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