El Rey está preocupado. La segunda ronda de audiencias con los líderes políticos para desatascar el proceso de investidura no produce progresos sustanciales. Zarzuela estudia fórmulas jurídicas para, llegado el caso, salir del atolladero. Incluso fuentes políticas comentan que en Palacio se sopesa la posibilidad de que el Rey comparezca con un mensaje a la Nación para tranquilizar los ánimos y exhortar a la clase política a intensificar sus esfuerzos en busca de una solución.
"¿Cómo después de cuatro meses le vamos a decir a la gente que todo sigue igual, que hemos sido incapaces de formar un gobierno?", confesaba un dirigente autonómico del PSOE en el reciente cónclave del partido, a la vista de lo peliagudo de la situación por la que atraviesa el país. Un mensaje real tendría efectos tranquilizadores en la población y situaría el foco en unos dirigenes políticos que hasta el momento se han mostrado incapaces de alcanzar algún tipo de acuerdo.
Un período de interinazgo gubernamental tan largo como el que ya se anuncia no tiene precedentes en nuestro país. En la Casa Real se asume con preocupación la actual coyuntura, que se esperaba difícil pero que va adquiriendo tonos inquietantes. El equipo de Su Majestad ha optado, desde el minuto uno, por proceder conforme a los dictados estrictos de la Constitución. Así se está haciendo. Pero sin resultados. El cuerpo doctrinal que incluye la Carta Magna en este aspecto resulta vago, ambigua, extremadamente laxo, abierto a todo tipo de interpretaciones. Parte de una frase taxativa: "El Rey propondrá", dice el artículo 99. Para proponer a un candidato, se supone que éste ha de tener alguna garantía de culminar su empeño con éxito.
La Constitución no menciona qué ha de hacerse si estas rondas de visitas a Palacio no logran llegar a puerto
No parece ser el caso. Así lo mencionaba este lunes Pablo Iglesias tras ser recibido por el Rey en Zarzuela. "Cuando un candidato pretende solicitarle el aval para presentarse a la investidrua, se supone que debe hacerlo con los trabajos avanzados. Y no es el caso", señaló ante la prensa. Es decir, que Pedro Sánchez, su presunto socio de gobierno futuro, no ha dado aún los pasos pertinentes para protagonizar una investidura. Algunas versiones hablaban de que don Felipe podría sugerirle a Albert Rivera la búsqueda de una solución de consenso. El líder de Ciudadanos propuso el lunes un gobierno de transición, sin Podemos ni separatistas. No tiene muchos visos de prosperar si Rajoy no es el presidente y si el PSOE no lo respalda.
Indefiniciones de la Carta Magna
O paso al frente de Pedro Sánchez o nueva ronda negociadora, la tercera. No hay a estas alturas demasiadas alternativas, salvo, naturalmente, elecciones anticipadas, según comentaban fuentes del Gobierno. Sánchez puede desatascar todo el embrollo si le sugiere hoy al Rey que está dispuesto a presentar su candidatura. Y, naturalmente, si el Monarca acepta esta propuesta, algo que ahora mismo no parece demasiado claro.
La Constitución no menciona qué ha de hacerse si estas rondas de visitas a Palacio no logran llegar a puerto. Si la situación se eterniza, tal y como está ocuriendo. El papel del Rey aparece muy claro para situaciones sin problemas, como ha venido ocurriendo hasta ahora, que este procedemiento no era más que un trámite sin mayores complicaciones.
Diversas voces que sugieren un discurso de serenidad a la nación y un pequeño empujón del Rey a los líderes políticos
El enredo ahora resulta enrevesado. "El Rey está en una situación muy difiícil", comentaba hace unas horas otro de los visitantes de Palacio. Un paso en falso resultaría dramático. Un acuerto de la Corona sería un éixto, reconocen en fuentes políticas. De ahí las voces que sugieren un discurso de serenidad a la nación y un pequeño empujón a los líderes políticos, para que se perciba dónde está el foco del problema.
El diálogo con los asesores jurídicos del Gobierno es permanente. Abogacía del Estado y Consejo de Estado han producido papeles en todas las direcciones para ver qué territorios hasta ahora inexplorados se pueden acometer. No puede haber convocatoria electoral si no se ha producido una sesión de investidura. O quizás sí. Hay constitucionalistas que consideran que estas rondas de consultas en Palacio podrían hacer el papel de 'investidura fallida'. Cuando no hay terrenos acotados, surgen las improvisaciones. A estas alturas, casi todo es posible, mencionan en estas fuentes.