Ha entrado Arias Cañete con buen pie en su precampaña electoral. Tarde pero seguro. El retraso de Rajoy en diseñar las listas y el embrollo con Aznar casi se han olvidado. Cañete parece haberse incorporado al carro de las europeas con varios panes debajo del brazo. Ayer llegaron dos como llovidos del cielo.
Tras las admoniciones de la Comisión Europea y de la OCDE sobre dificultades para la creación de empleo y ajustes del déficit, se conocieron ayer los datos del paro registrado. Una bendición a tres semanas escasas de la jornada electoral. Los datos del desempleo mostraron su mejor comportamiento desde que se tiene noticia en serie histórica. Pero lo más subrayable es la afiliación a la Seguridad Social, que aumentó en más de 133.000 personas. Una cifra muy estimable al margen incluso de la temporalidad y la Semana Santa.
Compromisos y promesas
Conocedor de estas noticias, que había insinuado días atrás, el presidente del Gobierno compareció en el territorio relativametne hostil de la Ser para afirmar que "hemos roto la tendencia de la destrucción de empleo", para subrayar que "hemos dejado atrás lo peor" y para comprometerse a que acabará la legislatura con más afiliados a la Seguridad Social y con menos personas en el Inem que cuando llegó. Nada de "optimismos absurdos", pero tampoco "cenizos", como subrayó en antena.
Se le van alineando en la dirección correcta las noticias económicas al PP, al menos por ahora, de ahí que en Génova alguien ha calificado ya a Arias Cañete de 'candidato talismán'. Cierto que su electorado está muy renuente a acercarse al colegio electoral el 25-M. Incluso alguno lo hará para introducir la papeleta de Vox o Ciudadanos. E incluso UPyD. Pero el candidato Cañete ha conseguido imprimir un indiscutible impulso a la campaña mucho más allá de lo esperado. En el cuartel general del partido se aprecian síntomas de movilización de su gente, que no quiere decir de entusiasmo. Pero con eso, por ahora, tienen bastante.
Rubalcaba no puede
También ayer sonó a música celestial el barómetro del CIS, que sigue arrojando una victoria del PP sobre el PSOE, a pesar de los dos años dramáticos, de los ajustes, los recortes y otras penalidades. El PP ha perdido desde enero dos décimas y los socialistas, cuatro. La maquinaria electoral de Rubalcaba no funciona y su pieza maestra, Elena Valenciano, parece gripada. Carece de proyecto, de discurso y de argumento. Sus reproches de índole social, como la igualdad, el aborto y la dependencia, no calan. Los ataques a Merkel dan la risa, con una comisura labial sonriendo en dirección a los recortes de sus correligionarios de París.
Incluso las tensiones en el seno de la formación conservadora parecen haberse limado. José María Aznar, que retiene la capacidad de animar al voto a un amplio sector de los militantes, estará en un desayuno informativo ejerciendo de telonero de su amigo Miguel Arias Cañete. La secretaria general del PP, Dolores Cospedal, ha prometido su asistencia. Aquí paz... y asunto superado, al menos en las formas. Los odios insuperables van por dentro.
Primarias que echan chispas
Más cuchilladas se aprecian en el campo de juego del PSOE, donde se ha arrinconado a Eduardo Madina, el hombre favorito de Zapatero para suceder a Rubalcaba, y se ha ninguneado en forma artera a Carme Chacón, que amenaza con venir en mayo para quedarse. Adiós Miami. Estarán en los mítines tanto González como el propio Zapatero, pero lo harán con dificultades y alguna zancadilla quienes se supone que representan el relevo de la dirección actual. Las primarias se adivinan calientes, si es que finalmente se celebran. Rubalcaba es capaz de casi todo, dicen algunos disidentes.
Para colmo de males, cae ahora sobre los socialistas la lluvia fina de la corrupción, que no moja pero cala. La Audiencia de Sevilla mantiene la imputación de Magdalena Álvarez por el caso de los ERE fraudulentos, en un asalto más a favor de la jueza Alaya. La misma 'Maleni' aparece estos días salpicada en el pestilente caso de los sobreprecios y comisiones en el AVE a Cataluña, un asunto enojoso que también contamina a su compañero de partido y sucesor en la cartera, José Blanco.
Han aparecido, subrepticiamente, algunos datos llamativos sobre una especie de Filesa en Castilla la Mancha, que golpea de lleno a dos próceres del PSOE manchego, como son Barreda y García Page, en un episodio aún por aclarar y por sustanciar en los juzgados. Cospedal saborea la venganza en copa de balón con mucho hielo. Del escándalo Bárcenas y los sobresueldos, asuntos sobre los que Rajoy pasó en la Ser como sobre ascuas, que aún queman, se ha pasado el foco de las sospechas al lado socialista. Todo tan casual como providencial, según confiesan algunos dirigentes del PP, en avanzado estado de optimismo galopante.