Crear un Museo Nacional de la Historia de España. Esta es la última propuesta lanzada por el Partido Popular para las comicios del 20D. El presidente del Gobierno así lo ha anunciado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Cangas de Onís (Asturias), territorio en cuyo término municipal se libró la batalla de Covadonga en el año 722, y donde el líder del Partido Popular ha finalizado su particular "reconquista" de votos por los pueblo de España.
Este miércoles el candidato 'popular' ha dado un breve discurso frente al puente romano de la localidad, bajo el que cuelga la Cruz de la Victoria, uno de los símbolos de la Reconquista, ante el que el presidente ha vuelto a prometer -como hace también en todos los pueblos por los que pasa- que es el PP el único partido que defiende la unidad de España. Además, en este punto a lanzado la promesa de crear un Museo Nacional de la Historia de España, igual que los que tienen países como Estados Unidos o Francia.
El presidente ha destacado como su objetivo el de preservar la unidad de España, para lo cual ha anunciado su intención de impulsar este museo, que ha apuntado que "puede servir a muchos efectos". Rajoy ha señalado además que España tiene una "riquísima historia" y "es bueno" que "cada vez más personas profundicen en su conocimiento". Y ha asegurado ante los vecinos de Cangas de Onís que esta localidad "emblemática" formará "parte destacada" del Museo y tendrá un sitio preferente "como se merece".
A por el voto rural
El trayecto realizado hasta Cangas de Onis ha sido una apuesta personal del presidente del Gobierno y estratégica por parte de su equipo la de llevar a su candidato a la reelección a todos los pueblos que permitiese la agenda. El periplo ha tenido varios objetivos: desde buscar el voto de la España rural a dar esa imagen de cercanía de Rajoy que tanto ha faltado en esta legislatura.
No han cesado de repetir los asesores de Rajoy que ésta es "la España real" y de asegurar que lo que ha querido el jefe del Ejecutivo era hablar, como él siempre dice, con el máximo de españoles que le fuera posible. Pero detrás de tantas buenas intenciones hay también, sin duda, un cálculo electoral.
Junto a la imagen de un presidente del Gobierno que paseaba -en muchos casos por primera vez- por marcos incomparables saludando, besando, fotografiándose con los vecinos y probando los manjares de cada lugar, está el claro objetivo de mostrar a un Rajoy lo más cercano posible y alejar, para siempre, el estigma del 'plasma'. Pero también está el propósito de acercarse a graneros de votos tan importantes para el PP como los pensionistas, su público mayoritario en estas ocasiones. No en vano, Rajoy ha repetido en todos los pueblos que ha visitado que su Gobierno no congeló las pensiones y se ha comprometido a mantener el sistema mientras advertía de que otros, a lo mejor, no están en disposición de dar tal garantía.