Parece que ha pasado una eternidad desde que Salvador Illa fuera el ministro de Sanidad de este país. En realidad, solo un año y ocho meses nos alejan de aquel escenario en el que todos nos preguntábamos cuándo llegaría el próximo confinamiento. Pese a que se nos hizo muy largo, Illa solo estuvo al frente de Sanidad un año (379 días para ser exactos). Llegó a un Ministerio para el que, según él mismo reconoce, no tenía preparación y al poco tiempo se enfrentó a la peor pandemia del último siglo. En 'El año de la pandemia', publicado por Península, el exministro repasa sus días al frente de un Ministerio que Pedro Sánchez rifó (llegó a ofrecérselo a Podemos, que lo rechazó) y que resultó ser fundamental.
"Presidente, tengo tu mirada grabada en mi memoria, la que pusiste en aquella reunión covid en la que propuse la restricción de familiares en los tanatorios y funerales. "Si hay que hacerlo, hagámoslo", dijiste. Con una mirada comprensiva, sensible a los infortunios ajenos que estaban por venir". Así comienza Salvador Illa el relato de lo que fue para él el primer año de pandemia.
Pedro Sánchez ofreció a Illa ser ministro de Sanidad en una llamada desde número oculto, por lo que estuvo a punto de no coger el teléfono. "He pensado en la cartera de Sanidad. Ya hubo un ministro catalán, Ernest Lluch, y ha dejado un buen recuerdo", dijo Sánchez. "Presidente, la sanidad no ha sido mi campo de acción...", reconoció Illa. Aun así, el licenciado en Filosofía aceptó el cargo.
Illa, al despacho del subsecretario; Iglesias, en el grande
Hubo que trocear el Ministerio de Sanidad, ubicado en el Paseo del Prado, en tres, ante la creación por parte de Sánchez de un Ministerio y una Vicepresidencia hasta entonces inexistentes: el Ministerio de Consumo y la Vicepresidencia de Derechos Sociales. Alberto Garzón y Pablo Iglesias iban a ser los vecinos de Salvador Illa en la sede del Ministerio de Sanidad. Eso sí, el ministro de Sanidad dejó su despacho al flamante nuevo vicepresidente y se instaló en el que hasta entonces ocupaba el subsecretario. Illa pidió para su nueva ubicación la mesa que había utilizado Ernest Lluch durante su etapa como ministro.
Entre los integrantes del Ministerio de Sanidad, en quien más se detiene Illa es en Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), de quien se deshace en elogios. Cuando saltó la noticia de que un nuevo virus había aparecido en China, Illa preguntó a Simón: "¿Cuánto tiempo se puede tardar en controlar el virus?". A lo que Simón respondió: "El SARS se controló en tres meses".
Durante su estancia en Sanidad, a Illa se le asignó un piso en la última planta del edificio del Plan Nacional sobre Drogas, en plena Plaza España. Un viernes por la noche en que el exministro volvía a casa con una bolsa de comida japonesa para la cena llegó la noticia del primer positivo por covid en España.
Poco después, el 4 de febrero de 2020, tendría lugar el último Consejo Interterritorial presencial antes de la irrupción de la pandemia. En aquella reunión fue noticia la negativa de la consejera de Salud de Cataluña, Alba Vergés, de hacerse la habitual foto de grupo con el resto de consejeros. Illa recuerda lo que le dijo a Vergés al conocer su decisión: "Me importan muy poco las fotos, consejera, te agradezco que hayas venido".
Frente al despacho de Pablo Iglesias se encontraba la Sala de Retratos, un lugar que se acabó convirtiendo en la sala de máquinas de todo lo relacionado con la pandemia. Allí se tomaron las decisiones más importantes respecto al estado de alarma y la desescalada. Allí se estableció el Comité de Seguimiento del Coronavirus al ir aumentando las cifras de contagios en China. El virus todavía estaba en fase incipiente, pero aun así, Illa reconoce que tenían "la impresión de que no llegaba toda la información" desde China.
El poder de Bolaños
En el libro, el exministro también pone de manifiesto la influencia de Félix Bolaños en el Ejecutivo, pese a su papel entonces como secretario general de la Presidencia. Él fue quien recomendó a Illa contratar a Alberto Herrera como subsecretario de Sanidad, un rol de lo más importante pese a su escasa publicidad. Cuando China confinó a la población de las zonas afectadas, a Illa le rondó por la cabeza si algo similar podía hacerse en España. "Alberto, ¿podemos hacer en España lo que están haciendo los chinos? ¿Podemos confinar a la población y restringir movimientos?". Herrera le explicó los mecanismos del estado de alarma.
Esta pregunta tuvo lugar mucho antes de las movilizaciones del 8-M. Apenas cinco días antes, el Gobierno y las CCAA habían decidido que las competiciones deportivas fueran a puerta cerrada, y también se decidió cancelar congresos y seminarios médicos. Sin embargo, el 8-M sí se celebró. Salvador Illa insiste en el libro en que su celebración no fue un error: "No había entonces razones de salud pública para prohibir las marchas al aire libre... y no fueron ni de lejos los únicos eventos masivos que se celebraron en España ese día".
Sánchez: "¿El ministerio puede dirigir la sanidad de este país?"
Cuando la situación estalló y fue necesario imponer el estado de alarma para confinar a toda la población, Illa reconoce que "el virus se propagaba a mucha más velocidad que nuestra toma de decisiones". También afirma sentirse muy impactado con el contagio de Irene Montero, ministra de Igualdad: "Acababa de comprobar que nadie escapaba a su capacidad de contagio".
El apoyo moral de Miquel Iceta en los prolegómenos del estado de alarma fue muy importante: "Lo estás haciendo bien... Mi madre dice que te cree". Illa habló por teléfono con Pedro Sánchez para justificar que se decretase el estado de alarma. En dicha conversación, el presidente parecía desconocer que las competencias del Ministerio de Sanidad estaban descentralizadas: "¿El ministerio puede dirigir la sanidad de este país?". La respuesta de Illa fue clara: "No, presidente".
El propio Illa reconoce que desde la descentralización de la sanidad, el Ministerio no estaba preparado para hacer frente a una gestión como la que se vino encima con la covid. "El Ministerio de Sanidad, por sus competencias, era un ministerio más acostumbrado a trabajar en planteamientos estratégicos, como una nueva ley del tabaco, la Estrategia de Salud Mental, la lucha contra la obesidad infantil... Pero esto era otra cosa. Esto era la gestión de una crisis de salud pública con unas dimensiones a las que jamás se había enfrentado".
Illa considera que desde el traspaso de competencias, la adquisición de material "es una gestión logística que hacen, y muy bien, por cierto, las comunidades autónomas". Aun así, se optó por centralizar la compra a través del Ministerio de Sanidad, una decisión de la que Illa no da cuenta en su libro.
"Fernando, deja la moto"
Entre lo nunca visto que tuvo lugar aquellos días está la celebración diaria de ruedas de prensa por parte de un Ministerio de Sanidad. Illa señala que antes de cada rueda se preparaba con Iván Redondo, Paco Salazar, Miguel Ángel Oliver y Miriam Lorenzo. Pero sin duda, en quien más se apoyó el exministro aquellos días fue en Fernando Simón, que prologa el libro. El epidemiólogo llegó a ser tan fundamental que durante aquellas semanas Illa le pidió expresamente que no utilizara la moto para trasladarse.
"El ritmo de trabajo que llevábamos, el nivel de estrés que soportábamos le podía restar reflejos y no podíamos permitirnos que a Fernando le pasara algo, así que le insistí en venir conmigo en coche a Moncloa o a trasladarse en taxi", escribe el exministro.
Quien también fue indispensable aquellos días fue la Fundación Amancio Ortega, como admite el exdirigente. Illa se reunió con Pablo Isla, entonces presidente de Inditex, y este puso a disposición del Gobierno de España sus contactos en China, la lista de sus proveedores, su experiencia en compras, aviones de transporte y su representante en dicho país, Yago Vera Cuartero.
Otra ayuda que entonces pasó desapercibida fue la que ofreció el Gobierno de Israel. La escasez de suministros no afectaba solo a mascarillas y respiradores, también a productos farmacéuticos clave como el cisatracurio, un medicamento clave en las UCI. El Gobierno israelí ayudó a cerrar una compra que, en palabras de Illa, "salvaría miles de vidas".
El único momento placentero de Illa
Salvador Illa afirma que fueron días "de tortilla de patata, aceitunas, almendras saladas y té verde mientras preparábamos a mano mi intervención en la rueda de prensa". En el edificio Portavoz encontró "casi el único momento placentero del día, cuando me desmaquillaban tras la rueda de prensa y cerraba los ojos por unos segundos. Todavía recuerdo la mezcla de olores frescos, dulces, ligeros. Conseguía relajarme y descargar tensión acumulada".
Pullas a Madrid y Filomena
El exministro de Sanidad también relata en su libro los distintos rifirrafes con la Comunidad de Madrid. Su impresión es que el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, fue poco más que un monigote de Isabel Díaz Ayuso, sin voz, ni voto a la hora de tomar decisiones. Es más, asegura que en una primera reunión con él y la entonces directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, le expresó su conformidad con que Madrid no pasara de la primera fase, una opinión que cambió al día siguiente: "Ministro, tenemos un problema. En la reunión del Gobierno de la comunidad de esta mañana me exigen que pasemos de fase".
Illa apunta a que Enrique Ruiz Escudero estaba en una posición débil por ser un "hombre de Pablo Casado", lo que le hacía "no tener mucha sintonía con la presidenta Ayuso, que por esta razón le había impuesto como viceconsejero a Antonio Zapatero, como contrapeso". Durante la segunda gran trifulca con Madrid, cuando el Gobierno de Sánchez decretó el estado de alarma para la comunidad, Illa indica que Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez hablaron directamente para tratar de desbloquear la situación. El exministro llega a tildar de "agua bendita" a la borrasca Filomena (no hay que olvidar que fallecieron tres personas) porque obligó a Madrid a confinar a la población, asumiendo por razones meteorológicas medidas que por razones epidemiológicas no querían tomar.
La marcha a Cataluña
Illa no explica bien qué le llevó a dejar el Ministerio de Sanidad en plena pandemia para acudir de candidato a la Presidencia de Cataluña. Evita justificar qué le lleva a tomar una decisión semejante justo cuando empezaban a llegar las vacunas contra la covid. Según su relato, la idea fue de su amigo Miquel Iceta, quien se reunió con él y le dijo que hacía falta una cara nueva para el PSC.
A Illa le pareció bien la propuesta y se la trasladó al presidente, quien al parecer apuntó que "no es fácil relevar al ministro de Sanidad en esta situación. Solo si empieza el proceso de vacunación y entramos en el principio del final, nos lo podemos plantear". Illa se fue y la pandemia siguió con nosotros mucho tiempo.
Por último, hay que destacar que Illa se refiere a la entrevista en TVE en la que mintió tres veces al negar que fuera a ser el candidato del PSOE a las elecciones catalanas. "Este hecho me ha perseguido desde entonces", se lamenta. Su justificación: "Lo negué porque no me correspondía explicarlo a mí, sino a Miquel Iceta".
Inesrichi01881
Casi poto con la frase obsequiosa a su Persona. ¿Habrá alguien fuera de la secta que lea esto?
Karl
Es espantoso que gente ignorante tenga tanto poder. __ “It is frightful that people who are ignorant should have so much influence.” ~George Orwell