Moncloa esperará al auto del Tribunal Constitucional (TC) para que el PSOE presente en el Congreso la proposición de ley con la que pretende iniciar de nuevo el trámite parlamentario para propiciar la renovación del tribunal de garantías, según fuentes parlamentarias. Los socialistas quieren conocer los argumentos de los cinco votos particulares de los magistrados del TC que discreparon de la mayoría y paralizaron el trámite en el Senado de las dos enmiendas con las que intentaron situar a dos magistrados afines, el exministro socialista de Justicia Juan Carlos Campo y la exalto cargo de Moncloa Laura Díez.
Se espera que el primero de los autos, que resolverá sobre las cautelarísimas del PP, se conozca la semana que viene. El segundo, que responderá sobre la impugnación del Senado, también, aunque el que más interesa al Ejecutivo es el primero, que irá en el sentido de reconocer la vulneración de los derechos de los diputados del Congreso del PP que no pudieron expresarse sobre el calado de la reforma que tocaba dos leyes orgánicas -del Poder Judicial y del Consejo General del Poder Judicial-.
Lo cierto es que el Gobierno se ha terminado plegando ante el Constitucional, al que desde un primer momento anunció que acataría. Por eso, no le ha quedado más remedio que presentar la proposición de ley y comenzar de nuevo el recorrido legislativo de su reforma judicial, encaminada a propiciar la renovación del tribunal de garantías, y que este mismo órgano paralizó tras aceptar las medidas cautelarísimas del PP.
El plan de Moncloa
El objetivo de Moncloa que reconoce, de manera implícita, que su treta legal estaba mal planteada, es que el recorrido parlamentario de la proposición sea en lectura única. Eso sí, según fuentes parlamentarias, en esa proposición no habrá una rebaja de la mayoría parlamentaria necesaria para renovar el Consejo General del Poder Judicial, como reclama Podemos, el socio del PSOE en Moncloa. Lo mismo reiteran fuentes del Ejecutivo. Lo cierto es que el nuevo plan de Sánchez quedará registrado de manera inminente y no se descarta habilitar enero en el Congreso, que es un mes inhábil a efectos parlamentarios, para darle luz verde antes de que termine el primer mes del año.
El sentir del Gobierno es que se ha producido un reagrupamiento "lógico" de los partidos que sustentan al Ejecutivo en el Congreso con lo que consideran una "tropelía" del Constitucional. Lo cierto es que Moncloa salió en tromba para advertir a los españoles de la "gravedad" de la decisión del TC. Las cosas entre el Génova y el Gobierno están gélidas. No hay línea directa y el presidente no espera que el líder del PP, al que sigue considerando un líder débil, tutelado y responsable de "enmudecer al Parlamento", tenga ganas de hablar con él.
Aire de "gravedad"
Las comparecencias en la noche del lunes de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; del presidente del Senado, Ander Gil; del ministro de Presidencia, Félix Bolaños y la del presidente del Gobierno este martes han servido para colocar el mensaje de que los jueces han perpetrado un 'golpe'. Pero nada más lejos de la realidad. Es más, Bruselas respaldó al TC. Pero poco importa. El Ejecutivo juega con la idea de que la judicatura española está al servicio de los intereses del PP.
Lo cierto es que Moncloa persigue rédito electoral gracias al choque con el Constitucional. Porque no solo le ha permitido cohesionar a la mayoría parlamentaria que le sustenta, sino que ha podido sacar del foco la reforma de la malversación -y el borrado de la sedición-, que sí sigue su tramitación en el Senado. Es importante recalcar que el TC solo paralizó el contenido de la ley que se añadió en las enmiendas que modifican la ley orgánica del Poder Judicial y del TC. Así, ni la reforma de la malversación ni el cambio en el código penal que borra la sedición para establecer un nuevo tipo de desórdenes públicos agravados y que rebajan las penas, se verán afectados. Pero el presidente del Gobierno cree que el PP ya se ha dado cuenta del "error" de centrarse en el TC.
Sánchez se vanagloria de que el PP ya no habla de economía y ha terminado haciendo oposición con el "apocalipsis político". Pero el líder socialista cree que esta arma de oposición es como un cuchillo de mantequilla. Pese a todo, Moncloa se queda de momento sin el control del TC, su gran objetivo de cara a frenar los recursos de inconstitucionalidad que pesan sobre sus algunas de sus leyes y ante el contexto de negociación con la Generalitat de Cataluña en la mesa de diálogo. Toca reseñar que el PSOE negocia la celebración de una consulta pactada sobre el acuerdo al que se llegue en dicho órgano de negociación entre ejecutivos para contentar a los secesionistas de ERC, al mando del Gobierno catalán, tras su ruptura con Junts -el ala fuerte del independentismo-, al que Sánchez dice haber ganado por su desunión. "No cabe un referéndum", zanjó.
valdeves
Salvo que alguien se demuestre lo contrario, el único que no ha querido hablar con la oposición desde el minuto uno de su mandato ha sido el fraude de Pedrito. Que no venga ahora con la monserga que el Sr. Feijoo no quiere hablar con él, ya que el solo quiere hablar con los separatistas y terroristas para seguir usando el Falcon. Lo único que desea es que el PP se arrodille y acepte todas y cada una de sus nefastas ideas