Solemnidad, apretones de manos, sonrisas compartidas y la fotografía conjunta de rigor. Toda una escenificación para templar los ánimos tras el reciente choque por la reforma laboral. Este miércoles los Gobiernos central y vasco, con representantes del PSOE y del PNV, exhibían su alianza con un acto conjunto en Vitoria para avalar los avances en las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV), también conocido como el AVE vasco.
Más en concreto, el acto consistía en la firma de los protocolos para la integración del TAV en Bilbao y Vitoria-Gasteiz. Pactos que incluyen el compromiso de construir sendas estaciones soterradas en ambas capitales. La fórmula elegida, como ya adelantó Vozpópuli en su día, es la encomienda de gestión: esto quiere decir que las instituciones vascas pagarán las obras y luego se las cobrarán al Gobierno mediante un descuento en el cupo vasco.
Los acuerdos ya eran conocidos pero se firmaban en la capital del País Vasco con una cuidada escenografía. Suscribían los protocolos de colaboración la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno de España, Raquel Sánchez; el consejero de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola; el diputado general de Álava, Ramiro González; el alcalde Vitoria-Gasteiz, Gorka Urtaran; y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. Junto a ellos, el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso.
Recelos mutuos
La imagen de todos ellos juntos cobra especial relevancia desde el punto de vista simbólico por lo acontecido en los últimos días. Es obvio que el voto negativo del PNV en la votación del Congreso sobre la reforma laboral escoció tanto en el PSOE en Madrid como a sus socios del PSE en Euskadi. Lo cierto es que los recelos han sido mutuos en los últimos días.
Nada más aprobarse la reforma laboral, el propio PNV llamó a reconstruir puentes con el Gobierno de PSOE y Podemos, teniendo en cuenta que se supone que los nacionalistas vascos son "socios prioritarios" del Ejecutivo. La quiebra de confianza quizás sea temporal, pero lo cierto es que llueve sobre mojado porque básicamente, como ya contó este diario, en Sabin Etxea y Ajuria Enea, sedes del PNV y el Ejecutivo vasco, no se fían del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Los protocolos de colaboración suscritos este miércoles en Vitoria eran ya conocidos porque, de hecho, fueron el precio que el Gobierno pagó al PNV por su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. El no de los jetlzales a la reforma laboral también tuvo que ver con la otra gran cuenta pendiente: la cesión completa del Ingreso Mínimo Vital al Ejecutivo vasco. En los próximos días se esperan avances en esa cuestión.