Felipe VI lleva tiempo preparándose para el gran momento. Quienes serán Reyes de España a partir de la medianoche del próximo miércoles no se trasladarán al Palacio de la Zarzuela. Seguirán residiendo en el denominado 'Pabellón del Príncipe', donde se instalaron desde su boda. Un edificio muy poco acogedor, con más de 1.700 metros cuadrados útiles y que en su día costó algo más de cuatro millones de euros.
Nada se ha dicho sobre cuál será la residencia de los futuros reyes. Desde ámbitos familiares se apunta a que no hay prisa para la mudanza, que los Príncipes de Asturias están muy cómodos en ese palacete y también las infantas se encuentran a gusto. La reina Sofía, sin embargo, piensa pasar tiempo en Mallorca en tanto que el rey don Juan Carlos habló de que "llevará a España en el corazón", como quien anuncia un desplazamiento largo y lejano. El Palacio de la Zarzuela quedará despoblado dentro de no mucho, dicen esas fuentes. Habrá cuatro reyes, en cuanto a tratamiento, pero poco más.
Ni vertiginosos ni drásticos
No es asunto que inquiete. No hay prisas. Don Felipe se convertirá este jueves en Felipe VI pero no se anuncian cambios vertiginosos ni precipitados. No es el estilo de don Felipe. Pero los habrá. Empezando por la estructura del personal directivo de la Zarzuela. Hay algunos trabajadores de Palacio que no encajan en lo que ni el Príncipe ni la Princesa piensan que debe ser la nueva Casa.
Los dos últimos años han resultado convulsos y complicados en Palacio. Y han dejado a mucho personaje 'achicharrado'. Rafael Spottorno ha tenido que emplearse a fondo en este tiempo y no siempre con enorme éxito. Su actitud, algo displicente, según funcionarios de la Casa, no le ha granjeado simpatías desbordantes. Nada que ver con el impecable recuerdo dejado por alguno de sus predecesores, en especial Sabino Fernández Campo, a quien el rey despachó con modales muy borbónicos. "Qué disgusto, Sofía, resulta que Sabino nos deja". Frase para el recuerdo.
No existe, como tal, una 'Casa del Príncipe'. Don Juan Carlos nunca quiso que la hubiera. Los Príncipes de Asturias tenían asignados para su secretaría una serie de funcionarios y colaboradores que no superaban la decena. Un núcleo muy estrecho, muy próximo a don Felipe, que trabaja con él desde hace años y que asumirá las principales funciones directivas en la nueva Casa del Rey. Felipe VI tiene bien estudiado el relevo. Y será amplio, según esas fuentes.
Por ejemplo Spottorno, que se desempeña en la Zarzuela desde hace casi dos décadas, primero como secretario general junto a Fernando Almansa y luego como Jefe de la Casa, dejará sin duda sus funciones, como también lo hará el actual secretario general, Alfonso Sanz Portolés. Ambos son hombres de don Juan Carlos y se da por hecho que cesarán en sus funciones después de un periodo de interinazgo razonable.
La figura de Alfonsín
Lo que se da por seguro es que el sustituto de Spottorno será Jaime Alfonsín, la "sombra" del Príncipe desde hace 17 años, cuando terminó su formación en Georgetown, tras realizar un máster en Relaciones Internacionales y regresó a España. Alfonsín, que tiene 12 años más que el Príncipe, es un discreto y eficaz abogado del Estado, con brillante carrera en el bufete Uría&Menéndez. Aurelio Menéndez, uno de los fundadores del despacho, fue a su vez preceptor del Príncipe. Y recomendó a Alfonsín, pieza clave y fundamental en la formación y profesionalidad del Príncipe en estos tres últimos lustros.
Gallego, amigo de Mariano Rajoy, reside a muy pocos kilómetros de Zarzuela. Su despacho, en la planta baja del 'pabellón', está casi puerta con puerta con la del Príncipe. Lealtad absoluta, hermetismo asegurado, habilidad comprobada. No le gustan las fotos, ni aparecer en público, ni llama jamás la atención. Es la 'mano derecha invisible' del futuro Felipe VI. Su sueldo no supera los 80.000 euros anuales.
Dos militares de confianza
De la vertiente militar de las actividades del Príncipe se encarga el general Emilio Tomé, profesor del Príncipe en la Academia y luego su primer ayundante militar. Finalmente, en el trío de los imprescindibles aparece también José Zuleta, un personaje menos clasificable aunque de una eficacia probada. También militar, de renombrada familia, marqués de Duero y duque de Abrantes, es un excelente relaciones públicas y especialista en asuntos de protocolo. Ha actuado hasta ahora como un firme valedor y de imprescindible ayuda de la Princesa de Asturias, quien cuenta también con un minúsculo equipo de colaboradores dentro de la estructura de la secretaría de don Felipe.
Son los tres nombres que conformarán la cúpula de la futura Casa del Rey. Don Juan Carlos, en este sentido, ha conversado brevemente sobre el destino del personal de la Casa, pero sin recomendaciones especiales. También se da por hecho que el actual director de Comunicación de Zarzuela, Javier Ayuso, ex de Prisa y del BBVA, que ha cumplido una labor algo accidentada y abiertamente polémica, ceda sus trastos a algún periodista de confianza de los Príncipes de Asturias. Circulan demasiados nombres como candidatos. En este punto nadie duda de que la opinión de doña Letizia, al fin y al cabo periodista, tendrá mucho peso.
Reformas pendientes
Felipe VI no se muda, por ahora, al Palacio de la Zarzuela. Pero sí habrá mudanzas. Tanto de formas de funcionar como de equipos. Políticos, analistas, profesores, comentaristas, han abarrotado las alforjas del nuevo rey con 'deberes' y obligaciones pendientes. Desde la reforma de la Constitución a la solución del problema catalán, pasando por la regeneración democrática, la lucha contra la corrupción... misiones todas ellas que más bien ha de resolver el Gobierno elegido por todos los españoles mediante la voluntad popular. Pretenden que lo arregle todo. De momento, su primera cita complicada, aunque ya amortizada, es la decisión del juez Castro sobre su hermana Cristina. Un primer trago ciertamente amargo.
Al rey le competen funciones de arbitraje y moderación, según prescribe la Carta Magna. Y de representación internacional. Otra cosa es que su opinión sea muy tenida en cuenta. Ahí entra el tópico de su 'preparación' que ha crecido al tiempo que se eclipsa el de 'campechanía' de don Juan Carlos. Quien, por cierto, tras la última audiencia de su reinado, se despidió en Zarzuela de los periodistas con un singular "ya podéis iros, que es la última". Un singular adiós, que seguramente no se escuchará de los labios de su hijo cuando, llegada la hora de la despedida, envíe su último saludo a los periodistas. Mudanza de inmueble, todavía no, pero cambios, haberlos, los habrá. Y de dimensiones. El príncipe lleva mucho tiempo tomando nota, preparando sus planes, diseñando el relevo. Llegó la hora de la 'operación limpieza' en el Palacio.