España

¿Está la pelota sobre el tejado de Moncloa? Rajoy se enfrenta a la encrucijada del final de ETA

Los nacionalistas, el entorno batasuno, la Comisión de Verificadores y prensa extranjera de prestigio emplazan al Gobierno a tomar la iniciativa y no eternizar la desaparición de la banda. En cambio, PP y PSOE se conjuran para no meter el ocaso etarra en la campaña de las europeas.

El último paso hacia el desarme completo dado por ETA --“positivo”, según los nacionalistas, y una “teatralización”, a ojos de Interior-- y la presión del lehenkadari, Iñigo Urkullu, sobre el Gobierno para que tome la iniciativa y no eternice la desaparición de la banda han situado a Mariano Rajoy en la encrucijada de gestionar el fin de los terroristas. ¿Ésta la pelota sobre el tejado de Moncloa? Para el PNV, los partidos del entorno batasuno, la respuesta es afirmativa, al igual que lo es para cierta prensa extranjera de prestigio. En cambio, el Gobierno, que cuenta con el apoyo del PSOE en política antiterrorista, defiende que la "disolución" es la única salida.

Uno de los rotativos extranjeros que se ha mostrado partidario de que el Ejecutivo popular coja las riendas del ocaso etarra es el semanario británico The Economist, que plantea a Rajoy el interrogante: “¿Quiere que las armas sigan en manos de ETA o que sean puestas bajo llave de forma segura?”. A su juicio, pese al “coste político” que puede suponer para el presidente del Gobierno el permitir que “los mediadores internacionales completen el desarme”, es innegable que una “ETA sin armas sería una amenaza mucho menor que con ellas”.

Asimismo, The Economist, si bien reconoce el riesgo de un proceso diálogo después de episodios pasados que terminaron en sangre, como la salvajada de la T4 de Barajas, emplaza al Ejecutivo a reconsiderar su postura sobre la Comisión Internacional de Verificación (CIV). El semanario señala que “los mediadores están convencidos de que ETA ya está lista para inutilizar todas sus armas, sin ninguna demanda”. “El trabajo podría estar terminado en unos meses”, advierte.

Por su parte, el diario francés Le Monde destaca sobre dicha Comisión, que “ya se implicó en los procesos de resolución de conflictos de África del Sur, ex Yugoslavia e Irlanda del Norte, es respetada y hace un importante trabajo”. “Desgraciadamente, y al contrario del gobierno británico, que dio su aval a la supervisión de la Comisión para el proceso de desarme del IRA, Madrid no reconoce el papel de la CIV”, lamenta el periódico galo.

"Los mediadores están convencidos de que ETA ya está lista para inutilizar todas sus armas", sostiene el semanario británico 'The Economist'

En su opinión, Rajoy “debe tomar ejemplo de la experiencia norirlandesa, algo que corresponde poner en el haber de Tony Blair y del realismo de los dirigentes del Sinn Fein. Hoy tenemos una ocasión inédita de paz duradera en el País Vasco, que París y Madrid deben aprovechar”, subraya. Así, Le Monde cree que el Ejecutivo de Rajoy ha de responder al último movimiento de ETA “con el final de la política de dispersión de los presos vascos, muy mal llevada por las familias y fuente permanente de tensión”. “Jamás ETA fue tan débil, jamás se quedó tanto tiempo sin matar. No hay que dejar pasar esta oportunidad”, concluye.

Es precisamente la situación de los presos etarras la cuestión clave. Desde el entorno batasuno y la Comisión de Verificación se ha instado al Gobierno a que como primer gesto autorice el acercamiento de todos los presos de ETA a las cárceles de País Vasco y Navarra. Sin embargo, el Ejecutivo “únicamente” contemplaría este escenario si la organización terrorista “hace efectiva su disolución”.

Para The Irish Times, “el Gobierno español tendría que encontrar el coraje para desafiar a sus propios partidarios de la línea dura, y aprovechar la oportunidad actual para llegar a un final definitivo”. Y es que, según este diario, el Ejecutivo "no debería ofrecer a los militantes restantes ninguna excusa para reiniciar el ciclo de violencia”.

El inmovilismo de "Don Tancredo"

En el debate sobre el estado de la Nación de esta semana, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, criticó que la “desidia” de Rajoy “es la que permite que ETA siga prolongando la teatralización de su final”. "Afirmar que nada ha cambiado desde el anuncio de cese definitivo de la violencia por parte de ETA es hacer el Don Tancredo”, enfatizó. La respuesta del jefe del Ejecutivo dejó ver claramente cuál es la estrategia de Moncloa ante ETA: “¿Por qué tengo que darle algo a cambio y qué tengo que darle a cambio?”. Esta postura ya se la transmitió el propio Rajoy a Urkullu en la reunión que mantuvieron en secreto el pasado 4 de febrero.

El 'efecto Ortega Lara'

Este "inmovilismo" del líder del PP, según denuncian los nacionalistas, es atribuido por ellos mismos a las presiones que recibe del ala más conservadora del partido. Un sector que le reclama cero concesiones al entramado etarra y su aparato político, así como la reconciliación con las víctimas del terrorismo, después de polémicas actuaciones como la aplicación inmediata del fallo de Estrasburgo que derogó la doctrina Parot.

Las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina y Rajoy no quiere sufrir una fuga de votos por este flanco, sobre todo tras la irrupción de Vox, con exdirigentes del PP a la cabeza y el exfuncionario de prisiones José Antonio Ortega en sus filas, que acusan al Gobierno de continuismo de la política de Zapatero. A esto se une que el PSOE, principal partido de la oposición, no piensa polemizar en esta materia. Las dos grandes formaciones se han conjurado para no meter el final de ETA en la campaña de los comicios del 25-M. Y ello, cuando se prevén más movimientos por parte de la banda...

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