Mariano Rajoy hace oídos sordos a las lluvias que le llegan desde el interior de su partido contra Pedro Arriola, el gran gurú demoscópico de la formación desde hace veinte años. Parece intocable aunque, desde luego, no infalible. Muchos son los que recuerdan el sonoro fracaso en las eleccciones andaluzas cuando daba por hecha una victoria de Javier Arenas por mayoría absoluta que nunca se produjo.
En estos comicios europeos se amontonan los reproches contra el asesor de Moncloa. Arriola preparó a conciencia a Arias Cañete, el ministro más popular del Gobierno de Rajoy, para enfrentarse con Elena Valenciano. A priori, un pulso sencillo, una victoria garantizada. El experto sociólogo, según fuentes del partido, maniató la espontaneidad del candidato hasta transformarle en un político inseguro, monocorde, sin soltura ante las cámaras ni brillo en la expresión. Romo y aburrido. Cañete perdió el cara a cara y terminó de redondear la figura en Espejo Público, con unas declaraciones de corte machista que todavía pueden plantearle problemas en Bruselas en sus aspiraciones a convertirse en comisario europeo.
Apuesta por el centrismo
El resultado de las europeas tampoco ha sido un triunfo sonoro para el gran asesor electoral, empeñado en hacer una campaña corta, sin ruido ni ideología, para no despertar al adversario. Tanta carga estupefaciente quiso suministrar Arriola al desarrollo de la campaña que logró dormir a los propios, que se quedaron en casa y no acudieron a las urnas para respaldar a los colores del PP. "Se pasó de centrista y se le fue la mano con la dormidera", comenta un ministro muy crítico con la presencia de Arriola como asesor indiscutible del presidente en estos menesteres. "No hay que huir de las batallas ideológicas, nos lo pide nuestra gente", añade.
El 'arriolismo' se caracteriza por dejar que las cosas sucedan sin estridencias porque, finalmente, se conseguirán los objetivos deseados. Sin embargo la apuesta por rebajar el tono de los discursos y por edulcorar los mensajes no ha funcionado en esta ocasión. La sociedad española seguramente, después de cuatro años de crisis y de sacrificios, espera algo más de sus representantes políticos que unos planteamientos light. Requieren quizás un esfuerzo de liderazgo y un combate ético y moral que Arriola jamás recomienda a su 'principal cliente', como denomina al Gobierno.
Previsiones erróneas
El PP confiaba en una victoria por cuatro o cinco puntos sobre el PSOE. Y no fué así. Quizás por eso este martes el asesor electoral se quiso reivindicar en público al desvelar que cuatro días antes de las elecciones ya le había anunciado a Rajoy el efecto de Podemos, del que, aseguró, había previsto que conseguiría al menos tres escaños. También dijo que había acertado más o menos en sus pronósticos sobre PP y PSOE, afirmación imposible de contrastar salvo por el presidente y allegados.
En el colmo de su 'sinceridad', Arriola se deshizo en elogios sobre Pérez Rubalcaba, mencionó que el PP lo echará de menos y aseguró que él dormiría muy tranquilo si el actual secretario general de los socialistas fuera presidente del Gobierno. Olvidó mencionar que fue precisamente Rubalcaba quien le 'robó la cartera' a Rajoy en las vísperas de las elecciones del 13-M con su eslogan de que España "no se merece un Gobierno que le mienta".
Pandilla de "frikis"
También se refirió en tono despectivo a Podemos, el partido revelación de las europeas que ha conseguido cinco escaños con tan sólo unos meses de existencia. Llamó "frikis" al equipo de Pablo Iglesias, en un comentario que no todo el mundo consideró adecuado. Lejos ya del fragor de la campaña, semejante término parecía, sin duda, fuera de lugar.
Veteranos militantes y dirigentes del PP consideran que el trabajo de Arriola ejerce ahora un efecto negativo sobre el presidente del Gobierno a la hora de tomar decisiones. Algunos incluso han reclamado su cese, siempre en privado ya que Arriola, casado con la diputada Celia Villalobos, pasa por ser un hombre de enorme proximidad a Rajoy.
El propio asesor ha mencionado que se plantea dejar de trabajar para el PP y que incluso no estaría ya para las próximas elecciones autonómicas y municipales de la próxima primavera. Mariano Rajoy no dice nada al respecto. Sobre este asunto, jamás habla en público. Este martes confirmó desde Bruselas que no piensa hacer cambios en su Gobierno, luego de evitar cualquier tipo de autocrítica sobre el resultado de las elecciones. Si cuenta o no con Arriola para el futuro, es un secreto absoluto.