Lo que el PP denunció como “congelación de las pensiones” cuando fue adoptada por Zapatero ha sido rebautizado ahora como “mantener la revalorización de las pensiones en el 1%” y justificado por el Gobierno Rajoy como un “ejercicio de responsabilidad que permitirá cumplir con el objetivo de déficit público”, según recoge la referencia del Consejo de Ministros. El equilibrismo en la dialéctica política que sostiene el Ejecutivo es sólo el primero en su decisión de no revalorizar las pensiones como marca la ley porque el otro ejercicio de funambulismo está siendo económico.
El Ejecutivo sostiene que ha intentado hasta el último minuto revalorizar las pensiones y justifica en los malos datos de evolución de la Seguridad Social y de recaudación tributaria el incumplimiento de su promesa a los pensionistas, según fuentes del ministerio de Hacienda. Sin embargo, al mismo tiempo niega que la subida de impuestos haya fracasado: “es demasiado pronto para sacar conclusiones”, afirman esas mismas fuentes.
Al margen de las versiones oficiales políticamente correctas, la realidad es que Hacienda sabía antes de presentar los Presupuestos Generales que sus ingresos no iban a ser suficientes para subir las pensiones al ritmo del IPC, tal y como adelantó Vozpópuli. El 27 de septiembre, Hacienda estimaba que la inflación rondaría el 3% (el dato final ha sido del 2,9%) y apostaba por una subida parcial con una horquilla entre el 1% y el 2,5%, lo que comportaba un gasto máximo previsto de hasta 3.000 millones (frente a los 3.856 millones que comportaba una revalorización plena). Pero entre octubre y noviembre, el Ejecutivo detectó mayores problemas de tesorería de los previstos. Aquel cálculo había quedado desfasado porque el Gobierno tenía serios problemas para seguir pagando las pensiones sin aumentarlas. Las cuentas no cuadraban y el Gobierno optó por meter la mano en las distintas huchas que tenía a su alcance:
- En primer lugar, en julio, la de las mutuas de accidentes laborales: el Gobierno utilizó los 4.000 millones de la gestión de las mutuas para pagar las pensiones.
- En segundo lugar, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social: el Ejecutivo tomó en septiembre 3.063 millones de esa hucha para cubrir las pensiones.
- Ayer, quitó hasta 2015 el límite que esa hucha tenía (que ponía un tope del 3% al gasto disponible) y anunció que utilizaría otros 4.000 millones para cubrir las pensiones de aquí a final de año.
Finalmente, pasadas las elecciones vascas y catalanas del 25-N, y al cierre del mes de noviembre, el Ejecutivo llevaba ayer al Consejo de Ministros la decisión. Antes de sentarse los equipos de Hacienda y de Economía defendieron dejar caer las pensiones para ganar margen en el cumplimiento de déficit. Según su cálculo, la medida actual suponía un gasto de 1.500 millones (0,1% de déficit el año que viene) frente a los 3.856 de la revalorización total (de los cuales 0,2% debían de ser computados este año). Esas dos décimas hacían que la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, y del Secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos) perdieran la batalla.
UNA PENSIÓN MEDIA DEJA DE INGRESAR 222 EUROS
La decisión de no revalorizar las pensiones se hace con un dato provisional de IPC que cifra la inflación de noviembre (la que, según la ley, sirve para calcular el poder adquisitivo perdido por los pensionistas y la cantidad que se debe compensarles) en el 2,9%. Los expertos aseguran que esa cifra podría todavía subir ligeramente hasta el 3% cuando se anuncie el dato definitivo el próximo 13 de diciembre.
En cualquier caso, entre los 8,9 millones de pensionistas que pierden poder adquisitivo, la derrama será mayor cuanto mayor sea su pensión. Para un pensionista medio, la decisión del Gobierno supone dejar de ingresar este año un cheque de 222 euros.
Igualmente, el anuncio del Gobierno de subir sólo parcialmente las pensiones del próximo año significa que sus pagas crecerán 11,3 euros al mes con un límite de 214 euros al año.