La relación entre Podemos y su lideresa in pectore, Yolanda Díaz, está a punto de romperse justo cuando la vicepresidenta segunda está a punto de iniciar su "proyecto de escucha" para construir una plataforma electoral. La guerra en Ucrania ha destapado una divergencia seria respecto al envío bilateral de armas por parte del Gobierno a la exrepública soviética.
Mientras que los de Ione Belarra están en contra, la titular de Trabajo ha cerrado filas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en lo que considera un "complicado" asunto de Estado. El problema es que, según ha sabido Vozpópuli de fuentes moradas de peso, Podemos está acorralando a Díaz con Ucrania por no cederle el control de su proyecto. El equipo de la vicepresidenta, no obstante, se niega a explicar el porqué de la "asfixia" a la que, según el entorno del ministro Alberto Garzón, de Izquierda Unida, se está sometiendo "por parte de las fuerzas políticas que forman el espacio de Unidas Podemos" a Yolanda Díaz.
El ataque a la titular de Trabajo desde Podemos responde a una doble derivada. Por un lado, presionarla para arrancarle una cuota de poder que garantice la supervivencia de sus activos políticos y, por otro, diferenciarse de ella de cara al electorado más de izquierdas. Y es que pese a que Díaz es la preferida para encabezar la reconversión de Unidas Podemos, las bases del partido no están alineadas con sus resultados. Ni les llenó de alegría la reforma laboral ni el apoyo al envío de armas. Con esa presión, los morados pretenden dejarle claro a su lideresa que lo votantes de Podemos deben ser atendidos si pretende contar con ellos.
Un conflicto larvado a fuego lento
Lo cierto es que la izquierda española está larvando un conflicto interno que amenaza con arrasar cualquier atisbo de unidad. Y todo porque Podemos se está quedando sin mando dentro de los planes electorales de Díaz. La situación entre ambos, según las fuentes consultadas, es una disputa descarnada por el poder ante un futuro electoral incierto para los morados. Y es que la vicepresidenta segunda lleva tiempo insistiendo en que ella decide qué, cuándo y con quién respecto a su criatura política. En plata: dará el paso ayudada por los sindicatos y para abrirse a la sociedad civil.
En verdad, el cuartel electoral de Díaz ha dejado claro por activa y por pasiva que lo suyo no irá de partidos y que la maquinaria morada no será, en absoluto, el centro de su proyecto. Y claro, cada día que pasa y cada batacazo electoral de Podemos, pone contra las cuerdas a los cuadros morados y, en especial, a sus dos principales cargos: la secretaria general, Ione Belarra, y la responsable de acción de Gobierno, Irene Montero. Ambas ministras aumentaron la intensidad el ataque este fin de semana coordinadas por el exlíder del partido Pablo Iglesias, a quien las fuentes consultadas también atribuyen un esfuerzo por controlar la gestación del proyecto político de Yolanda Díaz.
Y es que Belarra insinuó el pasado domingo que el PSOE es "el partido de la guerra" por aprobar el envío de armas que apoya Yolanda Díaz. El lío que se montó fue tal que este mismo lunes, en rueda de prensa, la portavoz de Podemos, Isabel Serra, aclaró que su jefa se refería "a un fervor belicista" y no a los socialistas. El entorno de Belarra y el de Díaz confirman que ambas hablaron largo y tendido el mismo domingo para tratar de rebajar la tensión. Aunque fuentes cercanas a la ministra de Derechos Sociales aclaran que la postura de Podemos no tiene nada que ver con una lucha por un papel preponderante en la plataforma.
Jugar con fuego
Es más, estas fuentes explican que la beligerancia morada responde a una "falta de liderazgo" de Yolanda Díaz en el Gobierno como máxima representante del espacio. Así, los de Podemos entienden que la vicepresidenta segunda ha sucumbido a las presiones mediáticas, económicas y políticas que viraron la posición del PSOE en apenas 24 horas y terminó rompiendo la promesa de Sánchez de no auxiliar militarmente a Ucrania. La guerra, piensa Podemos, es un asunto tan sensible que merece el órdago lanzado.
Los morados reiteraron este lunes que no saldrán del Gobierno, porque los españoles les necesitan dentro. Creen que la sociedad sabe que las medidas que ha aprobado el Ejecutivo, como la subida del salario mínimo o la ley de eutanasia son logros forzados por la acción morada en la maquinaria de Moncloa. En verdad, Podemos juega con fuego, porque abrasar a su mayor activo puede dar la puntilla a un partido que desde nació ha perdido apoyo en 23 de las 25 elecciones en las que concurrió más de una vez.