Podemos no teme que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fuerce un adelanto electoral ahora que la izquierda a la izquierda del PSOE aún no ha concretado la plataforma con la que pretende disputar La Moncloa a los socialistas, su grandes adversarios, en 2023.
El mantra que repite Podemos es que solo si están ellos en el Ejecutivo se cumple el acuerdo que tejieron para gobernar en coalición, porque no se fían de los socialistas, a quienes miran de reojo. No solo por si Sánchez termina pulsando el botón del adelanto, algo que no descartan, sino porque sitúan al PSOE al servicio de intereses lejanos.
Y para muestra, el aviso a navegantes de este viernes del secretario de Estado de Derechos Sociales y Agenda 2030, Nacho Álvarez, que ha lanzado un dardo a la ministra Teresa Ribera para que no dé marcha atrás en el 'decretazo' a las eléctricas: "Nadie entendería que en un contexto de subida del precio de los mercados mayoristas, el Gobierno recule en las medidas".
A los morados les siguen chirriando algunos movimientos de los socialistas
Los morados, según las fuentes consultadas, no creen que al presidente del Gobierno le interese llevar al país a elecciones, porque supondría dinamitar las opciones de que la izquierda se mantenga en el poder. Pero lo cierto es que la desconfianza sigue marcando parte de las relaciones en la coalición.
El exvicepresidente tenía un perfil más duro a la hora de guerrear con el PSOE para arrancar concesiones y llegar a acuerdos, mientras que Yolanda Díaz tiene un talante diferente: más conciliador y dialogante. Y, aún así, a los morados les siguen chirriando algunos movimientos de los socialistas y la forma en que se mueven a la hora de tomar decisiones.
El runrún de una hipotética llamada a las urnas antes de tiempo crece a medida que el Ejecutivo decreta medidas como el 'bono vivienda' para los jóvenes y el 'bono cultural' de 400 euros para que se lo gasten quienes cumplan 18 años. Es más, el PP, como adelantó Vozpópuli, piensa que se trata de decisiones "electoralistas" que solo buscan allanar el terreno para unos nuevos comicios.
Además, Podemos ha redoblado sus esfuerzos tras el acuerdo de presupuestos para transmitir el mensaje de utilidad de su partido y para intentar robar protagonismo al PSOE. Por eso, los morados han organizado su particular cónclave ideológico en apenas mes y medio y a una semana de que los socialistas den el pistoletazo de salida a su 40 Congreso Federal en Valencia: para marcar la agenda progresista.
La clave Díaz
La política hoy en día son símbolos e imágenes. Y, por eso, Moncloa adornó el acuerdo de presupuestos con un paseo por los jardines del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la propia Díaz. Ambos, mano a mano. La vicepresidenta segunda lleva la voz cantante del sector morado. Su protagonismo es cada vez mayor y cuando habla, no solo se dirige solo a los votantes morados, si no a todo el electorado progresista.
Ese papel cantante de Díaz no inquieta, por el momento, al PSOE. El portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, ha dicho que entre los suyos no se percibe "peligrosidad" con el liderazgo de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Tampoco genera inquietud entre los socialistas que Díaz quiera construir una nueva plataforma.
La intención de Díaz, que no está afiliada ni a Podemos ni a IU, es trascender con su proyecto la marca morada, en horas bajas. Y ya está abriendo la puerta a varios partidos y miembros de la sociedad civil para dar la batalla, aunque por el momento las desavenencias, como la de Más País y Más Madrid, hagan más ruido que adhesiones.