España

Boda gitana: la Policía vigila los 'puntos calientes' para evitar la venganza de Los Bruno

La Policía Nacional vigila con discreción puntos de la Cañada Real, donde viven Los Bruno, ante el temor de que puedan llevar a cabo una venganza por la boda de sangre de Torrejón

  • Imagen de archivo de la Cañada Real de Madrid

La 'ley del silencio' impera en el clan de Los Bruno que han llorado en soledad la muerte violenta de cuatro de sus miembros en la boda de sangre de Torrejón de Ardoz. La Policía Nacional vigila con discreción en los 'puntos calientes' por donde se mueven para evitar que ejecuten una venganza contra los Da Silva Montoya, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.

Desde que se cometiera el trágico suceso varios vehículos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), popularmente conocidos como antidisturbios, se encuentran ubicados en el Sector VI de la Cañada Real, donde residen los familiares de las víctimas y de la mayoría de heridos en el atropello intencionado. Estas personas son allegados de Sonia, la novia que contrajo matrimonio.

Uno de los heridos acudió al entierro de su hijo

Este miércoles fueron enterrados los últimos fallecidos en el brutal suceso de la boda de Torrejón de Ardoz. El martes recibió sepultura Juan Manuel R. V., de 68, en el cementerio de Carabanchel. Ayer fue el turno de madre e hijo, Consuelo B.S., de 66 años, y Casiano R.B. de 37, que fueron trasladados al municipio cacereño de Navalmoral de la Mata. El más pequeño de los asesinados Iván M. S., de 17, fue también enterrado en Carabanchel.

Una de las víctimas en la boda de sangre de Torrejón de Ardoz

A la sepultura acudió su padre, uno de los heridos, que fue trasladado desde el hospital y al que se podía ver en silla de ruedas y con la cabeza vendada. Todo este acto lleno de dolor y sufrimiento fue vigilado por agentes de la Policía Nacional para evitar que se produjeran incidentes.

Ocultos fuera de Madrid

Estos policías, más efectivos de la Guardia Civil, mantendrán la guardia en los próximos días, y semanas, para que la sangre no llegue al río. A las pocas horas de producirse el atropello, en la mañana del domingo, los miembros del clan Da Silva ya recibieron varias advertencias de lo que podría suceder si se quedaban en Villaverde. No fueron directamente amenazas, pero sí avisos. 

Una decena de ellos se marcharon de sus casas para resguardarse con otros familiares en diferentes puntos de España hasta que la calma vuelva. La mayoría se han ocultado en municipios limítrofes con la Comunidad de Madrid como Seseña.

En esta vigilancia para evitar que se produzcan más actos violentos también participan diferentes miembros de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR). Los mismos que se dedican a patrullas los distritos madrileños con más integrantes de bandas dentro del plan establecido por la Delegación del Gobierno en Madrid. Uno de los objetivos es que Los Brunos no intenten dar con el paradero de los dos hijos menores de Micael Da Silva Montoya, el presunto autor del atropello mortal.

El presunto conductor del coche que atropelló mortalmente a cuatro personas en una boda en Torrejón de Ardoz

Estos dos adolescentes iban montados en el Toyota Corolla con el que se produjo la matanza. Queda por averiguar si el arrollamiento se produjo inmediatamente a la reyerta, con la adrenalina encima, o si fue con premeditación, esperando a que finalizara la boda. Los dos menores, en un primer momento fueron arrestados por la Guardia Civil. Su padre asumió todas las culpas y por ello quedaron en libertad custodiados por su madre.

Micael Da Silva Montoya no tiene antecedentes recientes en demarcación de la Policía Nacional. Sí que tiene detenciones previas por parte de la Guardia Civil por temas menores. Ahora se le acusa de cuatro delitos de homicidio y siete de homicidio en grado de tentativa. No hay más personas implicadas aunque en un primer momento se apuntó a su sobrino.

No más fotos en redes sociales

Todo el clan ha guardado su más respetuoso silencio sobre esta tragedia. No han levantado la voz y no piensan cargar en público contra el asesino de sus seres queridos. También niegan que la novia de la boda mantuviera ninguna relación con Micael o con su sobrino. Los heridos, en este caso de ambas familias, aún se recuperan en los diferentes hospitales donde se encuentran ingresados.

Los que también han desaparecido del panorama mediático han sido los protagonistas de la celebración: Rubén y Sonia. Desde su círculo más íntimo han reclamado a los invitados, que festejaron el sábado su enlace, que no publiquen más vídeos o fotos en redes sociales. Tampoco que se difundan en grupos fuera de los allegados. Una petición difícil de cumplir, ya que había más de dos centenares de invitados a la boda. Un festejo que siempre será recordado por los que acudieron al mismo. La alegría y los bailes del inicio se tiñeron de sangre.

3.000 euros para fugarse

Una de las sospechas que manejan los investigadores es que durante su huída en el Toyota, Micael paró en otro emplazamiento donde se hizo con los 3.000 euros que fueron localizados en su coche por la Guardia Civil. Con ese dinero presuntamente pensaba desaparecer un tiempo.

Su destino probablemente fuera Portugal. En su país donde tiene más familiares y podría pasar desapercibido hasta que se calmen las aguas de su disputa con Los Bruno.

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