Las calculadoras de los despachos de La Moncloa echan humo estos días. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió adelantar las elecciones generales porque las cuentas salían bien para el PSOE, pero el panorama empieza a ennegrecerse conforme se acerca el 28 de abril.
El jefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo, que es un consumado gurú electoral, había calculado que la debilidad de Podemos y la división del voto de la derecha en tres partidos ofrecían una buena oportunidad para anticipar los comicios. Sin embargo, en el Gobierno empieza a cundir la alarma porque el descalabro de la formación morada es más acusado de lo previsto y podría hacer inútil la suma de sus escaños con los del PSOE a la hora de buscar la reelección de Sánchez.
Según los últimos datos que se manejan en el Ejecutivo, Podemos está en caída libre. Se daba por descontado que sus resultados serían los peores de los cuatro principales partidos, pero la preocupación se ha extendido desde que se tiene conocimiento de que su porcentaje de voto podría quedarse en el entorno del 12%.
Si Podemos no logra remontar y queda incluso por detrás de Vox, su cosecha de escaños menguará bastante: ser el quinto partido a nivel nacional le privaría de obtener representación en buena parte de las circunscripciones. Dos ejemplos que demuestran esto son los de las provincias de Burgos y León, donde Podemos obtuvo el cuarto y último escaño en juego en las últimas elecciones generales... y ahora lo podría perder en favor de Vox si la formación de Santiago Abascal logra superar en porcentaje de voto a los de Pablo Iglesias en esas circunscripciones.
Votantes antisocialistas
La preocupación por la debacle de Podemos se extrema al constatar que la transferencia de voto entre este partido y el PSOE no es tan relevante como podría pensarse. Ello se debe a que una parte significativa de sus votantes se declaran antisocialistas, por lo que, de no votar a Podemos el 28-A, preferirán quedarse en casa, como ya ocurrió en las recientes elecciones autonómicas de Andalucía.
La repetición de la alianza con Podemos y los independentistas es ahora mismo la única opción posible para que Sánchez pueda repetir como presidente del Gobierno, siempre y cuando Ciudadanos mantenga su veto al PSOE. Hasta ahora parecía posible que esa suma alcanzase los 176 escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta. Sin embargo, las calculadoras de La Moncloa ya no ofrecen el mismo resultado.
Según los cálculos que se manejan en algunos despachos, si Podemos cae por debajo del 12%, es imposible que supere los 30 escaños. Eso haría necesario que el PSOE lograse al menos 120 asientos en el Congreso para poder sumar una mayoría suficiente junto a los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes. Y esa cifra de 120 escaños para los socialistas significaría lograr en las elecciones un porcentaje de voto por encima del 30%, algo que hoy por hoy sólo pronostican las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).