Política

Cholista, casadista y azote de Carmena: así es el nuevo edil de los madrileños

Martínez Almeida, el nuevo alcalde de Madrid, trabajó junto a Esperaza Aguirre, milita en el 'casadismo' y defiende con furor su condición de conchonero

  • Almeida y Villacís

En tan sólo cuatro años de trabajo municipal, José Luis Martínez-Alemida se ha convertido en uno de los mayores expertos en el funcionamiento del Consistorio de la capital. Abogado del Estado, soltero, 43 años, fanático del Atleti, el nuevo alcalde madrileño se incorporó al ámbito de la política local como número tres en la lista electoral de Esperanza Aguirre en los comicios de 2015. Antes había ocupado la dirección general del Patrimonio Histórico en el Gobierno autonómico de la propia Aguirre y luego fue el secretario del Consejo de Gobierno. Entre el 'aguirrismo' y el 'casadismo', con un hueco para el 'cholismo'.

Tras las convulsiones y dimisiones en el PP madrileño le llevaron a ocuparse, en primer lugar, de la portavocía del grupo municipal y, lyuego, tras unas disputadas primarias, se convirtió en el candidato a los comicios del pasado 26-M. Su rival en esta pugna interna, Íñigo Henríquez de Luna, optó por dejar el PP y pasó a las filas de Vox donde encontró un puesto en las listas de la Comunidad.

Debate televisvo crucial

Almeida es uno de los más característicos representantes del casadismo. Beligerante en lo ideológico, sin complejos, buen dialéctico, hábil en las redes y experimentado en los medios, uno de los momentos cumbres de su campaña electoral fue la derrota que le infligió a Manuela Carmena en el crucial debate televisivo al que no pudo asistir Begoña Villacís, candidata de Ciudadanos.

Almedia ha ejercido durante estos últimos tiempos del más fiero combatiente de Carmena y su concepto de la ciudad. Menos impuestos, más limpieza, más seguridad, menos restricciones (a los coches y a la vida en general), más apoyo a los empresarios, menos persecución a los emprendedores. Y menos chiringuitos de amiguetes, subvenciones a entidades inauditas, colegueo 'okupa' y clientelismo descarado.

Liberal y de derechas

Es un auténtico político de derechas, liberal, que no se avergüenza de serlo. Que defiende a Casado incluso más allá de lo razonable, que se pelea por su partido donde haga falta y que no titubea cuando hay que dar la cara incluso bajo riesgo de que se la rompan.

Ha sido el candidato revelación, en línea con su compañera en la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Organizó la llamada "ruta de la ilusión", una peregrinación estimulante por los distritos de la ciudad, un recorrido en el que sembraba esperanza y optimismo entre todos aquellos vecinos madrileños que se sienten olvidados, hostigados, maltratados por el carmenismo. "Por aquí nunca se ha visto a la alcaldesa", comentaban algunos de sus interlocutores en estas caminatas. Carmena, como reconocen incluso en su entorno, no se ha caracterizado por ser la edil más laboriosa de la historia madrileña. Su tendencia es a la holganza. "Soy una señora de 74 años", gustaba de repetir.

Azote motorizado de Carmena

Quien ha sido su feroz rival del PP es todo lo contrario. Incluso pese a una lesión física que le dificultaba el caminar, Almeida no dejó ni un día de patearse la calle, de subir a la red sus famosas filmaciones sobre los aspectos más oscuros de la ciudad. Encabalgado en su moto, Almeida ha fotografiado, rincón a rincón, calle a calle, el resultado de la gestión podemita de la ciudad: entre el desastre y el estercolero.

Carmena, cierto, ganó las elecciones. Como en su día las ganó Aguirre. En el nuevo escenario democrático, ahora lo que cuenta es sumar. Almeida suma. Lo suficiente para convertirse en el alcalde de la ciudad, pese a los tensos episodios vividos en las horas postreras a la constitución de la alcaldía.

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