Los defensores de la “independencia unilateral” mantienen el frente digital abierto para consolidar la “república catalana”. El colectivo anónimo 'Unitat per la Independencia' está detrás de la puesta en marcha de 11Onze, un banco privado catalán que busca escapar del control efectivo del Banco de España, pero sin perder la protección del Banco Central Europeo. En su web, definen el proyecto como “el embrión” de la “futura Banca Central de una Cataluña libre y soberana”.
La entidad en ciernes decidió aprovechar el vacío en Cataluña tras la marcha de las principales sedes bancarias por el desafío secesionista y la reciente fusión de Caixabank y Bankia para avanzar en su proyecto y cerrar la primera ronda de movilización de fondos. Fuentes conocedoras de la operación aseguran a Vozpópuli que, pese al hermetismo con que se está llevando todo, han levantado un capital que oscila entre 5 y 15 millones de euros. Se trata del primer ladrillo esencial para empezar a operar.
La participación de empresas catalanas muy conocidas ha sido clave, aunque mantienen en total secretismo su contribución. Es una operación que no extraña a nadie en los círculos económicos catalanes. La idea de estas familias catalanas independentistas es crear su propio banco, ya que consideran que su margen de crecimiento no pasa tanto por ampliar su negocio fuera de Cataluña sino en invertir en sectores clave -como la energía, los seguros o, en este caso, las finanzas- de obediencia estrictamente catalana.
La directora general, Natàlia Cugueró, se ha limitado a informar de que la ronda se ha cerrado en tiempo récord (solo 10 días de las ocho semanas previstas) y que han podido descartar "a grandes empresas" al atraer un perfil de inversor más representativo del tejido productivo de Cataluña. Este medio ha intentado ponerse en contacto con Cugueró a través de su trabajo en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), por teléfono, e-mail y redes sociales, pero no ha querido contestar a las preguntas.
Este inicial éxito en la movilización de fondos les permitiría garantizar la puesta en marcha del proyecto, con una plantilla de 16 profesionales de distintos perfiles y a plena dedicación hasta su apertura total, que fijan en el tercer trimestre de 2021, según ha avanzado el diario El Món. De acuerdo con sus planes, esperan contratar a unos 130 empleados y crecer hasta los 500 a medio plazo. Un tamaño de trabajadores equivalente al de Caixa d'Enginyers, que tiene una cuota de mercado un poco inferior al 3%.
Clase media independentista
Se trata de un proyecto que va dirigido a los consumidores de clase media independentista que se han quedado huérfanos de una entidad financiera de matriz catalana y que se identifique con sus valores independentistas. Además de las empresas que han contribuido a su alumbramiento, calculan que existen unos 3,4 millones de potenciales clientes y 382.000 pymes interesadas en que 11Onze se convierta en su entidad de referencia. Y con el valor añadido de ser la única entidad catalana fuera del control español.
Las fuentes consultadas creen que existe un nicho de mercado, no muy extenso pero suficientemente relevante, como para poder funcionar en Cataluña. Las razones que esgrimen es que hay al menos dos millones de catalanes que no quiere depositar su dinero en bancos que han abandonado Cataluña o que, directamente, consideran que "trabajan en contra de la independencia". Demasiada publicidad podría activar la respuesta del Estado y de sus embajadas para abortar la operación
En un primer momento, tras el alud de empresas y bancos que abandonaron la región debido a la inestabilidad política originada por el procés independentista, Caixa d'Enginyers jugó este papel de manera circunstancial. Fue la única entidad financiera -junto a Caixa de Guissona- que no trasladó su sede fuera de la región y se benefició de esa decisión, ya que muchos contribuyentes de clase media y media alta simpatizantes con el procés decidieron mover ahí sus ahorros.
Pero Caixa d'Enginyers no ha querido explotar este rol de entidad secesionista. 11Onze, en cambio, está totalmente orientado a asumir el papel de "banco independentista" y elevarlo a otro nivel: escapar del control del Banco de España y dirigirse a aquellas personas y empresas que creen en la idea de una Cataluña "libre y soberana".
Discreción para evitar la respuesta del Estado
Su siguiente paso será establecerse en un país de la eurozona para disponer de licencia bancaria y, de este modo, poder conceder créditos, préstamos o hipotecas bajo el amparo del Banco Central Europeo. Para obtener ficha bancaria se requiere de un capital mínimo de cinco millones de euros, así que alcanzarían dicho límite. Entre los probables países en los que registrar la sede del nuevo banco se encuentra Holanda.
De momento, el proyecto ha destacado por su opacidad. Se desconoce cuáles son las empresas que han accedido a movilizar el capital inicial o que formarán parte del accionariado. Según las fuentes consultadas, tienen buenas razones para ser discretos hasta que se oficialice el país donde ubicarán su sede. Demasiada publicidad podría activar la respuesta del Estado y de sus embajadas para abortar la operación.
Espacio Económico Europeo
El colectivo anónimo 'Unitat per la Independencia' ha impulsado el proyecto a través de la Fundación La Fed, que deberá integrar el accionario de la entidad financiera. Según figura en su web, su domicilio está en Londres, en el 71 de Queen Victoria Street, y se constituyó el 23 de junio pasado.
Desde el banco buscan tranquilizar a sus potenciales clientes ante los temores de una nueva situación de inseguridad jurídica como la que se vivió en el otoño de 2017 y dejan claro que se trata de una actividad totalmente legal amparada por la Directiva 2013/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de junio de 2013, que permite a las instituciones de crédito del Espacio Económico Europeo (EEE) realizar servicios bancarios en otros estados miembros de la EEE a través de una sucursal o de servicios transfronterizos.
Asimismo, queda pendiente una segunda ronda de capitalización. Con ella se busca hacer crecer el proyecto, sin descartar el apoyo de grandes fondos de inversión o de capital riesgo.
Instrumento de la ‘República digital’
Se trata de una iniciativa que va en sintonía con el plan de Jordi Puigneró, conseller de Políticas Digitales y fiel a Carles Puigdemont, para empezar a implantar la república catalana desde la esfera digital hasta que pueda materializarse sobre el territorio. Su directora general, además, forma parte de la candidatura Eines de País para que las Cámaras de comercio de Cataluña no queden fuera del área de influencia del separatismo.
En la misma línea, los impulsores de 'Unitat per la independencia' consideran que no es viable una fintech auspiciada por la Generalitat de Cataluña, ya que no podrían eludir la supervisión de Madrid. También tienen una visión muy crítica con los partidos independentistas tradicionales por su “ausencia de acciones concretas” para lograr la independencia.
"Promover la economía catalana"
Su compromiso, dicen, es "promover la economía catalana" financiando proyectos que contribuyan a crear riqueza. Por esta razón, su target principal son, por un lado, empresas y autónomos y, por el otro, personas con ahorros a quienes buscan garantizarle el 100% de los mismos (y no solo cubrir hasta 100.000 euros como hacen los fondos de garantía de la banca tradicional).
Además de aprovecharse de la particular coyuntura política catalana, este nuevo banco busca subirse a la ola de la revolución fintech ofreciendo precios más competitivos característicos de este sector en eclosión. Su oferta se basa en una única comisión inferior al 3% para cada una de las operaciones de crédito o préstamo que hagan sus clientes.