El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación en funciones, Josep Borrell, ha afirmado este jueves que entre sus funciones como alto representante de la UE para la Política Exterior no estará el hacer frente al relato de los independentistas catalanes, pero ha entreabierto una puerta al decir que "será en todo caso una cuestión marginal".
En una entrevista en RNE, recogida por Europa Press, ha subrayado que el separatismo en Cataluña no es una cuestión de política exterior europea, sino interna de un país de la UE. Eso sí, ha defendido los esfuerzos que ha hecho desde el Ministerio de Exteriores, "con toda la energía", para contrarrestar el discurso del separatismo, "que ha invertido mucho dinero en cuestionar la democracia española". Parte de la responsabilidad del Servicio Exterior de un país, ha dicho, es defenderse de las acusaciones que se vierten contra éste.
Con su nombramiento como alto representante, uno de los "cuatro puestos" de máximo nivel que estaban en juego, Borrell ve "evidente" que España crece en influencia. "No se puede minusvalorar salvo que nos dediquemos al típico ejercicio masoquista español de minusvalorar nuestros éxitos y la importancia de las cosas que se consiguen", ha dicho.
Es más, ha dejado claro que le sorprendía la pregunta sobre la influencia de España, porque cree que es "buscarle cuatro pies al gato" y preguntarse si su nombramiento puede responder a otra cosa.
Defender el interés general europeo
Con todo, ha explicado que, conforme a las normas europeas, él no va a defender las posiciones españolas sino el interés general europeo, aunque a veces sea difícil de definir, y su trabajo será precisamente "encontrar posiciones comunes" entre las distintas posturas de los países. Ahí ha puesto como ejemplo el caso de Kosovo, donde, ha dicho, ya le están "buscando las cosquillas" porque España es uno de los países que no reconocen a este país.
Una vez que pase el examen que todos los comisarios harán ante la Eurocámara, ha reconocido que uno de los temas de política exterior que más preocupan a la UE es cómo conseguir "evitar que el pacto nuclear con Irán se vaya al garete definitivamente". También conseguir estabilizar la región, no solo desde el punto de vista de las capacidades nucleares de Irán, sino de la confrontación entre este país y Arabia Saudí, que tiene consecuencias como la guerra de Yemen.