¿Qué hacemos ahora con Adolfito?, se preguntaban algunas voces del sector crítico del Partido Popular. El fichaje de Adolfo Suárez Illana fichaje como número dos en las generales por Madrid despertó recelos en sectores del partido. No fue el único caso. Tampoco agradó, por ejemplo, el de Juan José Cortés, el padre de la pequeña Mari Luz, que encabezó las listas de Huelva. Hubo algunos más, como es lógico en unas listas en las que se renovó al 80 por ciento de sus componentes.
Para atajar las voces reticentes, Pablo Casado ha decidido promover a Suárez a un puesto en la Mesa del Congreso. Este martes presentará su candidatura como secretario de este órgano parlamentario, en tanto que Ana Pastor, expresidente de la Cámara, ocupará una de las vicepresidencias.
Nadie pone un pero a la designación de Pastor, quien se granjeó la simpatía y el respeto general del Congreso durante su arduo mandato de tres años, en los que tuvo que lidiar con los diputados separatistas en pleno golpe de Estado en Cataluña. Casado le ofreció en un primer momento la portavocía del grupo parlamentario, en sustitución de Dolors Montserrat, que encabeza la lista a las europeas. Pastor, marianista de pro, declinó la oferta. Demasiada exposición y excesiva implicación.
Episodios polémicos
El segundo puesto en la Mesa al que el PP tiene derecho va a parar a Adolfo Suárez, sin experiencia parlamentaria y con escasas simpatías en un sector de su formación. Suárez, hijo de quien fuera primer presidente del Gobierno de la democracia, protagonizó algunos episodios muy sonoros durante la campaña electoral. Algunos de ellos provocaron incluso bochorno interno, en especial cuando abordó el tema del aborto y se remontó al hombre de neandertal y a una normativa neoyorquina que jamás existió.
Casado tiene plena confianza en él. A principios de curso le puso al frente de la Fundación Concordia, que sustituye a la Faes de José María Aznar, una decisión que se acogió con normalidad. Menos entusiasmo produjo su incorporación a las listas de las generales como número dos por Madrid. Suárez, pese a que fue candidato del PP a la presidencia de Castilla la Mancha en tiempos de Aznar, no goza de enormes simpatías en su formación donde se le considera 'un amigo de Pablo, y punto'.
Ahora Casado le respalda al enviarlo a la Mesa, un puesto de relevancia institucional pero sin demasiado protagonismo político. Es un reconocimiento de Casado y un guiño a los discrepantes en su propia formación. Casado, en su arenga del lunes a sus bancadas del Senado y Congreso, aseguró ante su grupo parlamentario este lunes que "no nos conformamos con liderar la oposición, vamos a liderar este país desde la oposición".