La política nacional lleva meses enfangada en el terreno de la parálisis por la falta de entendimiento entre los partidos para desbloquear la formación de gobierno. Sin visos de ninguna línea de acuerdo ahora mismo entre PSOE y Unidas Podemos, y con la cerrazón de PP y Ciudadanos a permitir con su abstención un Ejecutivo socialista, los ecos de una eventual repetición de elecciones en otoño resuenan cada vez con más fuerza.
Todos los líderes políticos insisten en señalar su rechazo a este escenario, pero es una opción con la que cuentan. Y, en caso de que el fracaso de las negociaciones aboque al país a volver a votar, parece que el PP se erigiría, según las circunstancias actuales, como el más claro beneficiado. Entre los motivos que auparían al partido de Pablo Casado en las urnas respecto a los comicios del 28 de abril, figuran "la desmovilización del electorado, la crisis en Ciudadanos y el trasvase de votos de Vox", según señala a Vozpópuli el politólogo del CSIC Pepe Fernández Albertos. De este modo, los populares podrían incrementan su proporción de escaños en el Congreso hasta los 80 o 90, frente a los 66 sillones que tiene ahora, según calcula para este medio el politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid Pablo Simón.
Cabe señalar aquí, en contraste, la posición de riesgo que asumiría el PSOE en caso de adelanto electoral. Es cierto que en este momento las encuestas conceden a Pedro Sánchez un incremento de apoyos respecto al 28-A, incluidos los sondeos que maneja Moncloa. En concreto, desde el Gobierno creen que una repetición de los comicios daría a Sánchez entre 135 y 150 escaños, frente a los 123 que tiene ahora.
Existe temor en el PSOE a que no se cumplan las previsiones de las encuestas, por lo que Sánchez hará todo lo posible para evitar el adelanto electoral
Sin embargo, la repetición de elecciones vendría acompañada de más abstención, que suele notarse más en la izquierda, según coinciden todos los analistas consultados. Y esta desmovilización es, además, lo más difícil de anticipar en los sondeos. Desde Moncloa, calculan que la participación rondaría el 68%, casi ocho puntos menos que en abril, cuando rozó el 76%.
Un factor que podría empañar los pronósticos del Gobierno es que le corresponde a él la tarea de crear un marco que justifique otra convocatoria electoral, "a riesgo de verse penalizado si no convence a su electorado", según advierte Pablo Simón. En este sentido, el consultor de Comunicación y presidente de Asesores de Comunicación Pública Luis Arroyo confirma que existe temor en el Ejecutivo socialista a que no se cumplan sus previsiones, por lo que Sánchez, según apunta, "hará todo lo posible para evitar este escenario". Además, sería inevitable que al menos una parte de su electorado quedara descontento por cómo se han llevado las negociaciones, y reprochara a los socialistas haber sido demasiado exigentes, apunta Pepe Fernández Albertos.
Está por ver hasta qué punto están dispuestos a ceder tanto él como sus eventuales socios para impedir esta posibilidad.
La abstención de la izquierda
La izquierda es, decíamos, más sensible a la desmovilización, un factor que podría penalizar a Pedro Sánchez, aunque no está claro todavía si afectaría a "toda la izquierda por igual", aclara Pepe Fernández Albertos a Vozpópuli.
En cualquier caso, parece claro que un escenario de más abstención fortalecería a priori al Partido Popular porque su electorado es el más fiel. Según añade Pablo Simón, la desmovilización en casos de repetición electoral es más elevada entre los jóvenes y el votante de centro, de modo que podría dañar más a formaciones como Podemos y Ciudadanos. Esta circunstancia podría llevar a estos dos partidos a ceder ante Sánchez en las negociaciones para evitar otra convocatoria de comicios, opina Luis Arroyo.
De no ser así, la incógnita, señala a este medio la presidenta de la Asociación de Comunicación Política Verónica Fumanal, será si "la abstención es de izquierdas o transversal". Por otro lado, y a tenor de los resultados tras la repetición electoral de 2016, apunta Fumanal, podría producirse un repunte del apoyo a los partidos tradicionales, en detrimento de los que conforman la nueva política. En todo caso, parece que Pablo Casado superaría el escollo de la abstención con éxito.
Concentración del voto al PP
No está así de claro en el caso de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera no atraviesa su mejor momento, y las encuestas no le son halagüeñas. Mientras que el cambio de estrategia de Pablo Casado hacia un discurso más moderado parece estarle funcionando, en virtud de los resultados de las municipales, cuando mejoró sus resultados por más de cinco puntos, Ciudadanos ha ido escorándose hacia la derecha, lo que ha provocado la marcha de líderes clave de la formación que no comulgan con este viraje, como Toni Roldán o Javier Nart, según valora Luis Arroyo.
En esta tesitura, nada parece indicar que una repetición electoral fuera a impulsar su apoyo a cotas más altas que en los pasados comicios, cuando obtuvo 57 escaños, y esta situación de debilidad, señala Pepe Fernández Albertos, "puede propulsar también a Pablo Casado".
El otro factor que podría catapultar al líder popular en los comicios es el trasvase de votos de Vox, una tendencia que ya comenzó a observarse en las pasadas elecciones municipales, cuando el partido de Santiago Abascal se desplomó más de siete puntos. Se trata de un "voto de retorno estratégico", según indica Pablo Simón a Vozpópuli, por el que el elector de la formación de Santiago Abascal quiere evitar que su papeleta no cuente, debido a que la Ley Electoral penaliza a los partidos pequeños, especialmente en las circunscripciones pequeñas.
Alteración de los bloques
El partido de Pablo Iglesias podría ser otro de los damnificados en caso de repetición de elecciones. Al margen del curso de las negociaciones con Sánchez, es difícil que un eventual fracaso de las mismas sea bien visto por su electorado, según señala Luis Arroyo a Vozpópuli. Pero, al margen de esta cuestión, Arroyo percibe en el caso de Podemos un "desgaste general prolongado de forma sostenida" desde hace tiempo. El personalismo de su líder, la división interna, el abandono de figuras clave de la formación o la mejora económica figuran entra las causas.
Este declive no es baladí, ya que podría poner en peligro un pacto de izquierdas, si finalmente los españoles son llamados de nuevo a las urnas. Claro que no habrían sido capaces de llegar a un acuerdo antes, cuando tenían opciones de sumar.
En este punto, la situación es bastante distinta en el bloque de la derecha, apunta Luis Arroyo, ya que el PP, Ciudadanos y Vox no han tenido problemas para gobernar allí donde han tenido la oportunidad de hacerlo. Su consigna es, de este modo, clara: "si suman, gobiernan".
Además, el PP está preparando el terreno para una eventual gran coalición con Ciudadanos y otros partidos regionalistas de derechas, bajo la fórmula de España Suma, para competir juntos con el PSOE y sus aliados a nivel nacional en caso de repetición electoral, según publica El Mundo. La incógnita es si Vox podría también sumarse a esta plataforma, y si Ciudadanos cambia su postura y decide participar. De momento, es una opción que descartan desde filas naranjas.
Aquí reside, de este modo, una última clave. ¿Podría la derecha llegar a articular una mayoría de gobierno si hubiera adelanto electoral? Aún es pronto para saberlo. A día de hoy parece poco o nada probable, según apuntan los analistas consultados, ya que las tendencias señalan que hay muy poco movimiento de voto entre bloques, por lo que todo indica que el espectro ideológico del arco parlamentario no sería muy distinto al de ahora, y el bloqueo persistiría. En este sentido, Pepe Fernández Albertos apunta a este medio que "Ciudadanos pudo actuar en sus inicios como canal de trasvase entre el electorado de izquierdas y de derechas", pero su viraje hacia la derecha ha minimizado esta posibilidad y todo indica que los bloques seguirían prácticamente inalterables.