“Cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente”, respondía Cristina Cifuentes al ser preguntada sobre su posible candidatura a la presidencia del PP de Madrid. Este martes, ha decidido cruzar el río. Lo ha anunciado con un tuit: “Bueno, pues aquí está el río”, en el que se incluía, en efecto, la imagen de un puente de piedra sobre un modesto riachuelo. Cifuentes renuncia a la presidencia de la Gestora de Madrid, para preservar la imparcialidad del proceso, cargo que pasa a ocupar Juan Carlos Vera, veterano de Génova, y da el paso al frente.
Decisión esperada, decisión ya corroborada. Cifuentes ocupaba la Gestora desde hace un año, cuando Esperanza Aguirre se vio forzada a renunciar a la presidencia del PP madrileño, sumido en todo tipo de convulsiones por los escándalos de la Púnica. Ahora se dispone a estrenar el proceso de elección vía primarias que ella misma pactó con el aparato de Génova y que quedó aprobado en el Congreso Nacional celebrado este fin de semana.
Un afiliado, un voto
Defensora eterna del sistema ‘un militante, un voto’, la presidenta de la Comunidad de Madrid va al fin verlo hecho realidad en su demarcación. Fernando Maíllo, con quien consensuó este paso, había preservado el procedimiento de doble vuelta para la elección del presidente nacional y se abría la puerta a las organizaciones regionales para adaptar el procedimiento asambleario. Así se hará en Madrid el fin de semana del 18 de marzo, fecha en la que se celebrarán también otros cuatro cónclaves regionales en toda España. Es el principio de la renovación los dirigentes del PP en casi toda España.
De momento ya tiene un rival, Luis Alsúa, un veterano de la formación conservadora que preside el distrito de Chamberí. Pretende Alsúa basar su campaña en subrayar los comportamientos de centroizquierda que supuestamente definen el perfil de Cifuentes, mientras que él irá a la búsqueda de la militancia más conservadora. No cuenta con el respaldo de Esperanza Aguirre, quien no se ha manifestado sobre a quién va a apoyar en este proceso, con el que se pone punto final al sistema del ‘dedazo’ para elegir al jefe de filas de los ‘populares madrileños’.
