"El tiempo de Sánchez ha acabado", advirtió el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, en sus breve palabras ante los medios durante la manifestación convocada en la Plaza de Colón para pedir un adelanto electoral.
La estatua de Blas de Lezo, junto a la colosal bandera española, asentía prudente. "Sánchez, esto es el final de tu escapada", le dijo el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, algo más comedido. "Gobierno ilegítimo y mentiroso", exclamó el presidente de Voz, Santiago Abascal. Decenas de miles de personas abarrotaron la plaza de la bandera grande. "La España viva", se entonaba en los cánticos.
"Escucha, felón, somos un millón", fue una de las muletillas más entonadas por la multitud que desafiaba al frío matinal de un febrero madrileño con ganas de pelea. El líder del PP ha rescatado estos días el apelativo de 'felón', hasta ahora dedicado a Fernando VII. "Hoy puede ser un gran día", entonaba Joan Manuel Serrat en los altavoces de ambiente antes de arrancar la fiesta. "Delilah", repetía Tom Jons, en una simpática disgresión del pinchadiscos. Ambiente de jolgorio y de reivindicación.
Familias con niños, veteranos y noveles, sólo banderas españolas, sin siglas ni carteles partidistas. Alguien aportó, en una esquina, una enseña de Falange, ávidamente retratada por alguna cadena de televisión. El PP había organizado la magna concentración en reclamo de elecciones. Siete partidos secundaron el gesto. No hubo gritos partidistas, ni siglas, más reclamo político que la urgencia de las urnas. "Stop Sánchez, elecciones ya", era uno de los carteles más exhibidos desde las primeras filas. "Golpistas a prisión" era el segundo.
Los barones del PP
El presidente del Gobierno había hablado de "la España en blanco y negro". Miles de enseñas rojigualdas le respondieron desde el corazón de Madrid. Pablo Casado echó el resto. El PP mostró su músculo organizativo. Más de un centenar de autocares improvisados en tres días. Cuarenta desde Castilla la Mancha y treinta desde Castilla y León se llevaron la palma.
Todos los barones regionales del PP acudieron a la cita, menos Alfonso Alonso, que se quedó en su tierra en el homenaje a Pagaza. Una fotografía de arranque de campaña. Juanma Moreno, el más solicitado. Alberto Núñez Feijóo, algo esquivo, quizás por el jetlag recién llegado de Nueva York. Parlamentarios, candidatos. Isabel Díaz Ayuso y Martínez Almeida recibían abrazos de los suyos. "Hay que echar a Carmena", le gritaban a los aspirantes autonómicos por Madrid. Ni Aznar ni Rajoy se acercaron al encuentro de la España de los balcones. Tampoco, que se sepa, estuvieron ni Santamaría ni Cospedal.
Casadistas y sorayistas en unión. Rafael Hernando, de los más abrazados. Fátima Báñez y Zoido se mezclaban con Rocío Monasterio y Ortega Smith. Casado y Abascal posaban juntos. Y se eternizaron luego en saludos y sonrisas con los asistentes. Rivera y los suyos se retiraron muy pronto. A Manuel Valls, a penas se le vio. Algunos diputados de Ciudadanos contemplaban, en la distancia, el triunfal paseo de la gente de Vox. El himno nacional se apoderó de la plaza como acto final. Vivas a España y al Rey. Y luego, fiesta. El 'disc jockey' animó la retirada con el 'reguetón contra el felón'. Las fuerzas del centroderecha, unidas contra Sánchez y sus 'socios golpistas'. La gente bailaba, sin prisa para volver a casa o para colmar los bares del lugar. "Viva el Supremo, otra de bravas"