Política

Pocos afiliados, apoyos envenenados y vídeos acusadores: un congreso enfangado para suceder a Rajoy

La campaña por suceder a Mariano Rajoy al frente del Partido Popular se ha alejado del juego limpio que promulgaron los candidatos

El Partido Popular celebra a partir de este viernes en Madrid su congreso extraordinario para elegir al sucesor de Mariano Rajoy quien, después de que prosperase la moción de censura contra su Gobierno, anunció el 5 de junio que abandonaba la Presidencia del partido.

El PP activó a partir de entonces el sistema de primarias a doble vuelta aprobado por el partido. El proceso comenzó con el sorprendente baile de cifras en cuanto a los afiliados con los que contaba la formación. Pago de cuotas aparte, lo cierto es que el desánimo cundió en las filas populares al comprobar que el número de afiliados inscritos para participar en la elección apenas rozaba los 70.000. Un 10% de la supuesta militancia, que el partido situaba en torno a las 850.000 personas.

El plazo para la presentación de avales se abrió el 18 de junio. En apenas un mes, por tanto, hemos asistido a la preparación de un congreso que se aleja mucho del 'guante blanco' del que se presumía en las candidaturas de Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, los aspirantes que superaron la primera criba de las primarias.

Aunque en el arranque del proceso -la primera semana- el tono fue más o menos relajado, no tardaron en surgir acusaciones de juego sucio. El por entonces precandidato Pablo Casado sugirió "zancadillas" por parte de la candidatura de María Dolores de Cospedal, aunque sin mencionarla personalmente, asegurando que el aparato del PP se estaba moviendo en favor de determinadas candidaturas.

Fue una vez superado el primer proceso electoral, en el que Santamaría y Casado quedaron como dos únicas opciones para presidir el partido, cuando los ataques se recrudecieron. Entre dos contendientes el fuego solo puede ir en una u otra dirección. Eso sí, con ambos candidatos evitando mancharse directamente las manos.

La guerra de los vídeos

Hace una semana irrumpía en la campaña el vídeo 'Cuéntame cómo vais a renovarnos', en el que se criticaba la 'longevidad' política de los miembros del Partido Popular que apoyan a Soraya Sáenz de Santamaría, poniendo en duda su capacidad para aportar algo nuevo al partido.

El vídeo fue compartido a través de las redes sociales por miembros de la candidatura de Pablo Casado, aunque los responsables de la misma no se hicieron responsables ni de su elaboración ni de su difusión. La candidata Sáenz de Santamaría pidió que se investigara e incluso su director de campaña, José Luis Ayllón, lo atribuyó al "nerviosismo de los perdedores". El propio Pablo Casado se mostró favorable a que se investigara su autoría

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La respuesta al material 'anti Santamaría' no se hizo esperar. Esta misma semana hemos conocido otro vídeo, cuyo contenido arremete esta vez contra Pablo Casado. En él se muestran algunas supuestas "incongruencias" del candidato, como su asistencia a la boda de Javier Maroto con su novio, después de recurrir su partido el matrimonio homosexual del PSOE.

También recuerda cómo a Casado le arroparon en sus inicios Esperanza Aguirre y José María Aznar, y critica decisiones y actuaciones de algunos de sus actuales apoyos de campaña, como María Dolores de Cospedal -firmando un protocolo de colaboración con el Partido Comunista Chino- o Rafael Catalá -elogiando la Ley de Memoria Histórica-.

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De nuevo, nadie se responsabilizó de la edición del vídeo e incluso la rival de Casado, Soraya Sáenz de Santamaría, pidió que se le incluyera en el mismo recordando que ella también acudió a la boda de Javier Maroto.

Intrigas y comidas: de "Fuenteovejuna" a la pizza en el despacho

Este martes, tres días antes de que arrancara el congreso, los candidatos Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado se reunieron en la sede Popular de la calle de Génova para dejar patente que la lucha continuaba y no habría candidatura de unidad. 

Sobre la mesa, de nuevo, la batalla de los números. Ambos candidatos se arrogan en torno al 60% de los votos de los compromisarios y, claro, las cuentas no salen. Por eso, en la recta final para el congreso, lo que queda son las demostraciones de fuerza. 

Las últimas se han producido en torno a los apoyos a los candidatos. Rajoy, Aznar... nombres clave en el partido que, aunque no han querido dar su beneplácito explícito a una u otra candidatura, sí que han sido utilizados por los equipos de Casado y Sáenz de Santamaría de cara a la cita congresual. Apoyos soterrados que han recrudecido aún más la pugna entre los candidatos; por no hablar de otros, tan abiertos como desconcertantes, como el que ha mostrado el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero a la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría. Más leña al fuego.

El acto final, las comidas con las que este viernes los candidatos han querido cerrar la campaña. El menú no importaba tanto como la compañía o la estética.

El G8 de Casado rivaliza con las pizzas de Santamaría en el cierre de la campaña

En el caso de Pablo Casado, rodeado por esos ministros del G-8 que formaron en su momento el núcleo duro de resistencia ante la exvicepresidenta del Gobierno. Todo un "Fuenteovejuna", en palabras del exministo García Margallo, para mostrar su apoyo al candidato. Junto a él, los antiguos miembros del gabinete de Rajoy Juan Ignacio Zoido, Dolors Montserrat, Isabel García Tejerina, Rafael Catalá y José Manuel Soria. Al lado de Casado, sonriente, su hasta hace poco rival en las primarias y exsecretaria del PP María Dolores de Cospedal.

Y como en cualquier guerra, la propaganda juega un papel fundamental. La poderosa foto de Pablo Casado no ha tardado en tener su respuesta desde las trincheras de Santamaría. El equipo de la exvicepresidenta ha contraatacado distribuyendo la foto de su candidata. Esta vez, nada de restaurantes de lujo ni americanas. Todos en mangas de camisa saboreando unas pizzas en un despacho de la sede nacional del partido. Junto a ella, el incombustible Javier Arenas y los otros exministros, los que se sentaban enfrente de aquel G-8: Fátima BáñezÁlvaro NadalÍñigo de la Serna y Alfonso Alonso

Fueron los últimos gestos antes de cerrar definitivamente la campaña. Llenar el estómago antes de librar la gran batalla, la que decidirá este sábado quién es la persona que sucederá a Mariano Rajoy al frente del Partido Popular. 

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