El objetivo de Íñigo Errejón con su primer esbozo de programa electoral es atraer a los votantes más jóvenes. Errejón sabe que Podemos ha perdido fuelle en ese segmento, y su intención es captarlo en las elecciones del 10 de noviembre. De ahí que su programa se ha embebido de conceptos de moda entre los millennials y la generación X, y se ha convertido en un 'himno a la alegría' de la revolución verde. La palabra ecología se repite 240 veces en 82 páginas del programa de Más País: casi tres por página de media.
Más País tiene ideas originales para seducir a los jóvenes ecologistas. Por ejemplo, la construcción de 'cosotecas' municipales, es decir, “instituciones municipales de servicio de préstamo gratuito de objetos útiles de uso esporádico (herramientas, material médico, disfraces, cámaras de vídeo, utensilios deportivos”, según reza su programa. O crear “centros cívicos equipados" con "espacio y herramientas para su alquiler ciudadano en pos de actividades de autoproducción, tanto en el ámbito del artesanado tradicional (hornos industriales, telares, fresadoras) como en el de la Cuarta Revolución Industrial (impresoras 3D, drones)”.
Además del voto desde los 16 años, promete la semana laboral de cuatro días. Pero con una trampa: su medida tiene un horizonte temporal que va de 2025 a 2030. O sea, que no es una promesa para la próxima legislatura, sino para un futuro lejano.
Contabilidad ecológica y feminista
La gran revolución ecológica debe actuar a todos los niveles: municipal, estatal y europeo. Si por un lado Errejón exigirá una Vicepresidencia de Transición Ecológica (que presumiblemente querrá ocupar él), propone que los ayuntamientos creen bancos de tierras y bibliotecas de semillas.
El Banco Europeo de Inversiones se convertirá en un “Banco para la Transición Ecológica”, con menos fondos para grandes infraestructuras (que tienen “dudoso impacto social y ambiental”). Errejón también plantea transformar el Instituto de Crédito Oficial (ICO) en un “banco verde”.
Para el líder de Más País, de hecho, es equivocado medir la riqueza a través del PIB. Mejor lanzar una “reforma Ecológica y feminista de la Contabilidad Nacional”, que mida el desarrollo a través de nuevos conceptos. Esos conceptos se trasladarán al ámbito privado: “La contabilidad biofísica paralela (presupuesto de carbono, huella ecológica) será de aplicación progresiva también en el ámbito empresarial”, asegura el programa de Errejón.
Educadores ambientales
Para que los ciudadanos tengan plena conciencia de la importancia de estas medidas, Errejón quiere que el Estado eduque a los ciudadanos. Plantea la “obligatoriedad de tener educadores y educadoras ambientales en municipios de más de 10.000 habitantes, cuyos planes y programas formativos se realicen con perspectiva de género”.
La revolución errejonista también aspira a alcanzar el campo. Fomentará el Cannabis de uso industrial y frenará la ganadería intensiva. También plantea la limitación de vuelos peninsulares, leyes contra la obsolescencia programada y el despilfarro alimentario, y lanzar una “guerra al plástico” que pondrá en su diana a “productos cotidianos de uso masivo y alto impacto contaminante (toallitas, bastoncillo de orejas, bolsas oxodegradables)”.
“Ecología y economía no se llevan la contraria”, asegura Errejón. “Al revés, son dos conceptos especialmente sinérgicos”, afirma su programa. Más País asegura, de hecho, que sus medidas incrementarán el empleo. En diez años, Errejón promete crear al menos 500.000 puestos de trabajos netos anuales. O sea, dos millones de nuevos empleos en cuatro años.
Más allá de las grandes promesas, Errejón sabe bien cómo impulsar su revolución: una lluvia de dinero público que desde la UE alcance España y todos sus ayuntamientos, responsables de promover la política verde. Es decir, más fondos en los sueños de Más País para informes, empresas y proyectos vinculados con la ecología.