Casado se dispone a hacer frente a una nueva fase en las presiones internas y externas para que facilite una investidura de Pedro Sánchez sin necesidad del respaldo de Podemos o los secesionistas. Ya las hubo en el pasado, y el líder del PP las sorteó con habilidad. "No noto esa presión, le gente entiende mi no a Sánchez", repetía en sus comparecencias.
El escenario es distinto y las presiones subirán de tono. El primero en dar el paso ha sido Alberto Núñez Feijóo, quien en el día del patrón de su comunidad lanzó un claro aviso. "Deberíamos ofrecer la posibilidad de que el PSOE no gobierne con los independentistas". Matizaba luego el líder gallego que el presidente del Gobierno en funciones debería antes plantearle al PP "una propuesta seria de programa de investidura", lo que hasta ahora no ha ocurrido, ni se le ha pasado por la cabeza al dirigente socialista.
Nadie quiere elecciones. El PP, pese a los augurios demoscópicos que le avanzan una fuerte recuperación desde el desastre del 28-A, prefiere que no haya que volver a las urnas. Casado necesita aún al menos un año para rehacer sus equipos y reformar las estructuras de su formación. En su cuartel general tampoco hay un criterio unánime sobre qué se debe hacer en el caso de que se convoque otra investidura para septiembre.
Teodoro García Egea, secretario general de la formación, no tiene duda alguna. No es no, y así eternamente. Javier Maroto, sin embargo, aparece en as filas de los menos drásticos, aunque en público se alinea con firmeza en la posición del líder. "Se puede pensar lo que se quiera, pero no hay fisuras", dice una fuente de Génova.
La 'lideresa', a favor
Esperanza Aguirre, desde su independencia orgánica del PP, planteó abiertamente la posibilidad de la abstención, en lo que fue secundada por Isabel Díaz Ayuso, la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Otras voces se han sumado, discretamente, a esta corriente que es posible que vaya creciendo en las próximas fechas, de acuerdo con lo que se comenta en círculos de la formación conservadora. José María Aznar, por contra, se ha pronunciado sin ambages en contra de colaborar en favor de un gobierno del PSOE.
Dirigentes periféricos del partido también comparten esta idea de colaborar para que no haya nuevos comicios. El PP es un partido de Estado, un partido de Gobierno y la única alternativa posible al PSOE. "Si se facilita ahora la investidura de Sánchez, evitamos que se arroje en brazos del independentismo, y nuestra imagen saldrá reforzada". En cualquier caso, un PSOE con 123 escaños no conseguirá mantener más de un año una legislatura, se añade desde estos círculos.
A pesar de todo este debate interno, la postura oficial del PP es que Sánchez tiene que 'currárselo', que "nosotros no vamos a hacerle su trabajo, igual que en su momento él hizo contra Rajoy y su campaña del no es no". El problema es que, sin una ayuda desde el sector constitucionalista, es posible que deba acudir de nuevo en ayuda de Podemos y los separatistas. O las elecciones. El líder socialista ha demostrado, en su fallido intento, que "no tragará con lo que le pidan desde el partido morado", argumentan estas fuentes. Desde el PSOE ya ha empezado la cantinela de que "han sido las tres derechas quienes han bloqueado la salida y nos empujan hacia Podemos". Una letanía recurrente que se repetirá todo el verano.
Renovar en la Moncloa
No ha de olvidarse que con la mera abstención del PP no se logra el salvoconducto para investir a Sánchez. Se precisaría también que Ciudadanos se sumara a la jugada, algo que parece aún más complicado. "La cuestión es evitar nuevas elecciones. El PP teme que el PSOE consiga buenos resultados si se vuelve a las urnas este noviembre, mejores que los que cosechó el 28-A.
A la espera de si hay o no nueva ronda en Zarzuela para intentar otra investidura, en el PP se blindan para resistir las acometidas de una campaña de presiones aun mayor de la que se ha vivido hasta el momento. Serán días duros, se piensa en Génova, donde se atenderán todas las sugerencias pero, de momento, nadie piensa en cambiar de rumbo. "Permitirle a Sánchez que renueve en la Moncloa, por más que nos evitemos volver a las urnas, es un paso que nos costaría muy caro", resume un alto cargo del partido.