"¡Gibraltar español! ahora es de izquierdas". Esta ironía forma parte de una conversación vía WhatsApp mantenida por Vozpópuli con un estrecho colaborador de Pedro Sánchez a mediodía de este viernes, madrugada todavía en La Habana. Noche dura para nuestro interlocutor, porque la delegación ha llegado a Cuba hace apenas seis horas y todo el viaje, el primero de un presidente del Gobierno español a la isla en los últimos 32 años, se ha visto trastocado por el conflicto de España con Gran Bretaña a cuenta del brexit y Gibraltar.
Nada ejemplifica mejor el ambiente que se avecina que este tuit que el jefe del Ejecutivo se ve obligado a colgar nada más bajar de la escalerilla del avión, para aclarar en público lo que le había dicho por teléfono en privado la noche anterior, miércoles, a la premier británica, Theresa May, y que ésta había desvelado ante el Parlamento británico. Obsérvese el tono poco amistoso del español:
Tras mi conversación con Theresa May, nuestras posiciones permanecen lejanas. Mi Gobierno siempre defenderá los intereses de España. Si no hay cambios, vetaremos el Brexit.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) November 22, 2018
Un tono que le genera inevitablemente incertidumbre y preocupación por el desenlace este domingo en Bruselas -ha cancelado un viaje a Islandia el lunes-, pero, como no hay mal que por bien no venga, en La Moncloa se registra también en estas horas cierta euforia porque el líder socialista puede haber encontrado el antídoto a la agenda territorial que intentan imponer imponerle PP y Ciudadanos desde hace meses.
El domingo se sabrá si España puede cantar victoria en su nuevo pulso con el adversario histórico, pero el entorno de Sánchez ya hace una primera lectura positiva de los acontecimientos: todo conflicto externo crea un "hombre de Estado" y éste no iba a ser menos. La prueba es que, aún a regañadientes, y después de acusarle de "mentiroso", al presidente del PP, Pablo Casado, no le ha quedado más remedio que alinearse con él:
El @PPopular es un partido responsable y, por ello, vamos a apoyar al Gobierno a vetar cualquier acuerdo sobre Gibraltar en el brexit que sea deshonroso para España. A pesar de haber sido tan desleales e irresponsables, tienen nuestro apoyo por razones de Estado. pic.twitter.com/3Mnf9VeoIW
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) November 23, 2018
En la Moncloa y en el PSOE no van a hacer sangre con el tema Gibraltar, por lo menos hasta que no pase el vendaval del brexit, pero hay quien asegura que todo viene de que Mariano Rajoy "no hizo los deberes" y tuvo tiempo desde 2015, cuando se supo que los británicos habían votado irse de la UE a medio plazo.
"La casa sin barrer"
"Hubo disparidad (de criterios) entre sus ministros de Exteriores, Margallo y Dastis... y la casa sin barrer", se insiste en fuentes socialistas, y eso ha acabado reflejándose en el resultado de la negociación del brexit, que ahora Sánchez, al que definen como alguien que "sabe negociar", firme y "determinado", tiene que corregir aprisa y corriendo.
Claro que, donde las dan las toman, y Albert Rivera recordaba ayer a los socialistas que ellos llevan cinco meses en el poder y algo podrían haber hecho para evitar tener que llegar a esta negociación al límite y con una primer ministra británica a la que interesa el conflicto territorial en torno a la última colonia en suelo europeo, para reforzar una posición muy debilitada en el Partido Conservador, donde se están registrando movimientos para relevarla:
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Una ocasión perdida porque ni populares ni socialistas han sabido apretar lo suficiente a Gran Bretaña, como socio de la UE interesado en dejar de serlo, ni al negociador comunitario, el francés Michel Barnier, quien durante meses ha orillado el asunto del Peñón como si no fuera algo fundamental para la cuarta potencia del continente, que es lo que va a ser España con la marcha de los británicos.
Para algún sociólogo consultado por este periódico, lo que está haciendo Pedro Sánchez -como May- es "de manual". Nada une más que un enemigo exterior, y más si este es "reconocible" en términos históricos, como lo es el Reino Unido respecto a España desde hace siglos; en concreto desde que en 1713 nuestro país se vio obligado a capitular ante los ingleses y entregarles el istmo.