Lituania, Bélgica, República Checa y Suecia. Éstos son los únicos cuatro países de la Unión Europea que hoy en día tienen gobiernos de coalición en minoría parecidos al de una eventual suma entre PSOE y Podemos, es decir, coaliciones que gobiernan sin tener la mayoría de escaños en el parlamento. Pablo Iglesias y los diputados de Podemos se prodigan en radios y televisión para defender que en casi 20 países europeos hay gobiernos de coalición, y que España debe acostumbrarse a ello. Quieren así que Pedro Sánchez les abra las puertas del Ejecutivo. Pero en su análisis esconden que, de las 20 coaliciones de gobierno, solo cuatro son de minoría tal y como sería en el caso español.
El día después de las elecciones del pasado 28 de abril, la prensa internacional advertía sobre el peligro de la ingobernabilidad en España. Argumentaban que, por mucho que Sánchez pudiese considerarse el ganador de la contienda, los números de su victoria eran exiguos. Iglesias, sin embargo, ha defendido la opción de una coalición en minoría como la única vía para garantizar la "estabilidad" del país.
“Sería una irresponsabilidad que por no negociar un gobierno de coalición como en las Comunidades Autónomas y en 20 países de la Unión Europea, Pedro obligara a los españoles a votar otra vez”, dijo Iglesias en Antena3. Pablo Echenique repitió el concepto en La Sexta, así como Irene Montero lo mantuvo en varias entrevistas.
Podemos sostiene que España debe acostumbrarse a gobiernos de coalición. Es el "fin del bipartidismo", dice Iglesias. El razonamiento es legítimo. Pero la reflexión obvía algunos datos importantes sobre el tipo de coalición que proponen. Se trata del hecho de que, si bien es cierto que en casi veinte países de la UE hay gobiernos de coalición, en la gran mayoría de ellos los partidos que conforman esos ejecutivos alcanzan la mayoría absoluta. De esa suma depende su fuerza parlamentaria y la garantía de estabilidad.
Excepción en Europa
El asunto no es baladí porque, contrariamente a lo que sostiene Podemos, de cerrarse el acuerdo con Sánchez, el modelo de coalición en minoría sería la excepción en Europa. En Francia, Italia y Alemania, por ejemplo, las coaliciones de gobierno son de mayoría. Están formadas por la SPD y CDU; el Movimiento5Estrellas y Liga, y la agrupación de los centristas República en Marcha y el Movimiento Demócrata, respectivamente (aun así, en Italia ahora se está debatiendo sobre una posible cambio de mayoría).
En Polonia o Bulgaria, también gobiernan coaliciones de mayoría. Así como en Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Hungría, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos y Rumanía. En otros dos países (Croacia y Eslovenia), las coaliciones llegan a la mayoría gracias al apoyo externo de otras formaciones, que son coaligadas aunque no tienen cargos en el ejecutivo. Solo en Portugal, Dinamarca, Reino Unido, Irlanda y Grecia gobierna un solo partido, de acuerdo con el recuento del Cidob de Barcelona.
El modelo que propone Podemos, en cambio, solo está en vigor en cuatro países de la UE y ninguno de ellos con el peso demográfico de España. Bélgica, por ejemplo, que es el más poblado tiene 11,3 millones de habitantes, mientras que España tiene 46,7. Y el PIB español también duplica el del país de los cuatro más alto.
Los socialistas lo han repetido en más de una ocasión. Que el modelo de coalición en minoría al que aspira Podemos no resuelve el problema de la estabilidad. PSOE y Podemos, de hecho, llegan a 165 diputados, cuando la mayoría absoluta es de 176. Una coalición de este tipo puede significar para el PSOE asumir los inconvenientes de coaligarse con otro partido, sin gozar de las ventajas del pacto (la estabilidad).
Estos números demuestran que, contrariamente a lo que defienden los políticos de Podemos, una coalición en minoría en España no representaría la norma europea, sino una excepción. Y todo ello sin hablar de la peculiaridad del sistema político español, abocado a la sobrerepresentación de los partidos regionalistas que tendrían un poder de veto sobre muchas de las decisiones del ejecutivo en minoría. Serían ellos los que inevitablemente decantarían la balanza del futuro de Sánchez y de España, mucho más que los votos de Podemos.