El próximo 23 de septiembre se acaban los plazos. Es la fecha límite que determinará, si no hay gobierno, que España celebra sus cuartas elecciones generales en tan sólo cuatro años. El pleno de este jueves, la dura comparecencia de Carmen Calvo a propósito de la gestión de las crisis del Open Arms, fue la constatación de que la clase política ha quedado encallada en la bronca. Éste sigue siendo una país partido por la mitad, en bloques monolíticos a derecha e izquierda -y con la izquierda a su vez vez dividida-, y con un partido de gobierno que se ha quedado completamente solo. Así, el camino a las urnas parece inevitable.
Carmen Calvo recibió duro. Muy duro. De la oposición se esperaba, pues había renovada competencia entre Partido Popular (Cayetana Álvarez de Toledo) y Ciudadanos (Inés Arrimadas) por erigirse en la única y más contundente oposición al ejecutivo en funciones. Pero lo que, a escasas tres semanas de la fecha clave, resultó esclarecedor fue el tono abrupto, durísimo, de la portavoz de Podemos, Noelia Vera. Una evidencia de que el acuerdo de gobierno, sea programático, de coalición o por la vía de la rendición de Iglesias -apoyo sin nada a cambio- es altamente improbable.
El Gobierno se quedó sólo recibiendo mandobles de a izquierda y derecha, ya fuera en la cara de Pedro Sánchez -hiérático y esquivo- o en la de la cuestionada vicepresidenta, cuya gestión de la crisis del Open Arms ha sido más que cuestionada dentro del Gobierno, tal y como ha venido contando Vozpópuli. Elijan el tópico que quieran: puentes rotos, diálogo de sordos, pelea de gallos... En todo caso, la relación entre PSOE y Podemos evidentemente no da para boda, porque la convivencia resulta imposible.
Iglesias dice que ahora sí aceptaría tomar las competencias ofrecidas el mes pasado, sumándoles las políticas activas de empleo
Para la formación morada, el Ejecutivo "no es de fiar". Para el PSOE, Podemos "no puede ser gobierno y contragobierno". Nada nuevo. Fue la constatación de lo que ya adelantó Pablo Iglesias en su entrevista matinal en la Cadena Ser: que con Sánchez no se habla. Un par de mensajes en estas semana, y muchos mensajes cruzados en los medios, ha sido el resultado estival de la capacidad negociadora de los líderes llamados a evitar el trance de pasar nuevamente por las urnas.
Iglesias reconoció a Javier Ruiz que se equivocó por soberbia al no aceptar la propuesta de Sánchez para formar gobierno. Pero los socialistas no le dejan sacar la pata e ignoraron abiertamente la propuesta de volver a empezar. El líder de Podemos dice que ahora sí aceptaría tomar las competencias ofrecidas el mes pasado, sumándoles -como ya dijo a quemarropa en la tribuna del congreso- las políticas activas de empleo. Silencio administrativo, y sobre todo vengativo, en Moncloa.
Propuesta del PSOE a Podemos
El panorama es el que es. El líder del Gobierno en funciones termina este viernes su viaje por los colectivos sociales afines, anota en la agenda sus citas con los dos partidos más dispuestos a sacar tajada de su gobierno -el partido de Revilla y los nacionalistas vascos- y organiza un acto -más- de propaganda en el que presentará 300 medidas sociales para tentar a Podemos o a quien se quiera sumar. Pero en el otro lado no hay nadie. Ni lo va a haber. La rendición de Iglesias parece improbable.