Gobierno y PP tienen claro que el apoyo del PSOE es fundamental en la crisis de Estado derivada del referéndum de independencia del 1-O en Cataluña, y por eso no van a hacer "seguidismo" de Albert Rivera en su presión a Pedro Sánchez para que tenga "visión de Estado" y permita la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado 2018; unas cuentas públicas que tampoco verán mañana la luz en el Consejo de Ministros, debido al "no" del PNV por el agravamiento de la situación política.
Lo fácil para el Ejecutivo sería sumarse a esa presión de Ciudadanos, pero en los populares no quieren "perder" a los socialistas en esta hora de desafío a España, dicen; de hecho, la sintonía en estos momentos es tal que el propio Mariano Rajoy pidió, sin éxito, al líder naranja que retirara en el Congreso hace diez días la proposición no de ley (PNL) de apoyo al Ejecutivo en la crisis catalana, que tanto dividió al PSOE.
Además, el PP cree que si el conflicto se reconduce en las próximas tres semanas porque no hay Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y logra retomar el diálogo con la Generalitat, todavía hay margen en el calendario para que el PNV vuelva al acuerdo y permitir, con los votos de sus cinco diputados más populares, Ciudadanos, Coalición Canaria y Nueva Canarias, dar luz verde a las cuentas públicas a fecha 31 de diciembre.
En caso contrario, el Ejecutivo tiene prácticamente decidido 'congelar' el proyecto de ley presupuestario, fruto del pacto con Ciudadanos y el Gobierno Vasco -hay comprometidas inversiones de más de 5.000 millones durante toda la legislatura en esa comunidad-. Automáticamente se prorrogará el uno de enero el vigente presupuesto de 2017 y el texto volvería a la Cámara en la primavera de 2018.
El propio secretario general de los socialistas es consciente desde hace días de que las miradas se van a volver hacia él. Por eso, anteayer anunció a los senadores del Grupo Socialista que no solo habrá enmienda a la totalidad de las cuentas preparadas por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sino que el PSOE presentará "presupuesto alternativo", como ya hizo Podemos este año. Apostará por una política fiscal distinta, por garantizar el sistema público de pensiones, así como por acabar con la "precariedad laboral".
Montoro llamó hace diez días por cortesía institucional a Margarita Robles para anunciarle la presentación de las cuentas públicas, pero tras el paso atrás del PNV no ha habido otra llamada pidiendo apoyo al PSOE
Un paso en el sentido contrario al que le gustaría a Rivera, pero con el que ya contaba el Gobierno. No en vano, el asunto presupuestario es tabú para el líder socialista, que ganó las primarias a Susana Díaz por la Secretaría General del PSOE en el reciente congreso abjurando de la oposición blanda que estuvo practicando la gestora impuesta tras el traumático Comité Federal del uno de octubre de 2016.
Ayer, la portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, dijo que a los socialistas les parece "preocupante" la incapacidad del Gobierno para presentar los Presupuestos Generales del Estado para 2018, pero advirtió al líder de Ciudadanos que no les mire a ellos. "El PSOE está actuando, como siempre, con responsabilidad, sentido de Estado y apoyando la legalidad; vamos a seguir haciéndolo y no nos gusta que nadie nos dé lecciones de lo que tiene que hacer", replicó la portavoz al líder de C's.
La propia Margarita Robles recibió hace días ya una llamada del ministro de Hacienda simplemente para informarle, por cortesía parlamentaria, de la presentación de las cuentas públicas. Tras el "no" clave del PNV, Montoro no le ha vuelto a llamar.