En la campaña de 2015, el líder del PSC, Miquel Iceta, sorprendió por su ritmo y ahora se presenta al 21D con nuevos compañeros de baile. El primer secretario de los socialistas catalanes se muestra orgulloso de haber podido reunir en su candidatura a socialcristianos y comunistas y explica que, de manera excepcional, el PSC quiere ser el "voto refugio" del catalanismo moderado que se ha quedado sin referentes y que tendrá que "volver a su nido".
Pero, ahora, defiende, es el momento de "unir fuerzas" y buscar soluciones. Después del 21D, Iceta explica que el PSC lo hará con dos límites claro para llegar a acuerdos, la renuncia a la independencia y al inmovilismo, y en conversación con el PSOE, aunque su partido es "soberano" para establecer pactos electorales. En cualquier caso, garantiza que no habrá "sorpresa" y defiende que si algún socialista tenía dudas sobre su posición, hoy no tiene "ningún motivo", porque se ha "demostrado que el PSC es muy de fiar": "El PSOE no tiene nada que temer".
Artículo 155, candidatos en prisión preventiva, en Bruselas, una lista del PSC con ex de Unió... ¿Quedan muchas sorpresas antes del 21 de diciembre?
La verdad es que quedan sorpresas, no están planificadas, pero sí, creo que va a haber noticias y va a haber novedades. Está siendo un tiempo político muy agitado, muy convulso y espero que a partir de las elecciones seamos capaces de recuperar una cierta estabilidad y una cierta normalidad, porque este ritmo no se sostiene.
¿En qué momento se plantea el PSC que quiere abrir sus listas a derecha e izquierda?
Lo veníamos pensando hacía tiempo e incluso habíamos pensado crear una plataforma de la que formaran parte gentes diversas. Pero la convocatoria de las elecciones precipita mucho las cosas y tenemos casi que improvisar. Teníamos conversaciones desde hacía tiempo con ese partido que ahora se llama Units per Avançar y teníamos también conversaciones con gente de la izquierda y decidimos no hacer una plataforma y ofrecerles su incorporación a las listas del PSC. Y han aceptado.
¿Desde el principio unos sabían que estabais hablando con los otros?
Sí, nosotros siempre les dijimos que íbamos a hacer una cosa muy amplia. Es verdad que es un poco distinto, porque en el caso de Units per Avançar hay un acuerdo político y las otras incorporaciones son más a título personal. Pero la idea es que estas elecciones son muy especiales: son unas elecciones en las que hay que decidir si seguimos rumbo a la independencia o vamos a buscar un acuerdo, y en las que hay sectores políticos que no se encuentran bien representados con las ofertas que ya hay.
Hay todo un catalanismo moderado, que había votado a Convergència i Unió y que ahora no tiene referencia política, y que por lo tanto va a buscar a quién apoya, y hay sectores de izquierdas que no están de acuerdo con el seguidismo que los comunes están haciendo del planteamiento independentista. Nosotros intentamos en nuestra lista dar indicaciones claras de que estaríamos encantados de contar con el apoyo de este tipo de sectores.
En algún momento ha dicho que, con estas candidaturas, les votará gente que nunca se había planteado votarles. Duran ya ha anunciado que les votará, pero, ¿este catalanismo moderado puede ser atractivo para ese otro sector de la población más a la izquierda?
Teníamos la obligación de proporcionar una pista de aterrizaje para mucha gente que en estos momentos no quiere ni la independencia ni tampoco el inmovilismo"
Yo creo que la cosa es muy excepcional. Estamos en estos momentos en un mapa político catalán que se esté recomponiendo. Lo que pasará en el futuro, estoy convencido, es que habrá un partido que intentará representar al catalanismo moderado. En estos momentos no existe, pero se acabará formando. Y probablemente cuando el proceso soberanista se vea sustituido por una lógica de acuerdos, quizás no habrá tanta polarización y todo el mundo podrá volver a su sitio, pero ahora teníamos la obligación de proporcionar una pista de aterrizaje para mucha gente que en estos momentos no quiere ni la independencia pero tampoco el inmovilismo.
Y ahí el PSC tenía que hacer una apuesta abierta y generosa, pero desde el PSC. Yo hacía la broma, que no es tal, de que tenemos una lista en la que hay democristianos y comunistas, pero para hacer presidente a un socialista, con un programa socialista y con una lista que lleva las siglas del PSC. Pero, en fin, sólo se explica por la excepcionalidad del momento.
¿El PSC estará de alguna manera en el germen de ese nuevo partido catalanista moderado?
No, ellos se han de organizar ellos, seamos sinceros, genuinamente, por así decirlo, y por lo tanto, no, el PSC seguirá siendo el partido socialista en Cataluña. Será un partido catalanista, de izquierdas, federalista, que intentará tener buenas relaciones con todos los partidos que podamos, pero nosotros no nos vamos a diluir con otra formación política.
Pero, y pese a los guiños a la izquierda, ¿no teme que esta candidatura quede marcada por la apertura a Units per Avançar? Al fin y al cabo, es éste el nombre que se añade al grupo socialista en el Parlament.
Sí, lo que pasa es que también hay gente muy visible. El primero que hay (en la lista) de Units per Avançar es Ramón Espadaler, pero la número cuatro es una mujer que viene de la tradición comunista, que es Beatriz Silva, y cierra la lista Jiménez Villarejo. Hemos hecho un esfuerzo muy integrador, muy plural, diciendo que somos conscientes de que es una circunstancia excepcional, única, que hemos de unir fuerzas y que luego cada uno volverá a su nido. Y el catalanismo moderado se organizará, sin duda, y no será el PSC el que lo represente.
Pero hemos querido subrayar el carácter excepcional de estas elecciones y demostrar que en el PSC somos capaces de abrir los brazos a sectores más moderados y sectores más de izquierdas y que, sobre todo, lo que nos une es la voluntad de superar la actual situación y buscar una solución acordada. El PSC es el voto refugio de muchos en estas elecciones y queremos demostrar que podemos acoger sensibilidades distintas en un momento tan excepcional.
Pero ustedes criticaron mucho el pacto de izquierdas y derechas entre ERC y PDeCAT en la pasada legislatura. ¿No han caído en lo mismo?
Es que las diferencias en nuestro caso no son tantas y además ellos añadieron a ese acuerdo al CUP. Ahí se ha organizado una mezcla explosiva, incapaz de proporcionar estabilidad. Es decir, yo creo que, por mucho que sean las diferencias que podamos tener entre Units per Avançar y nosotros, no se va a producir eso. Hemos querido recordar en la presentación de este acuerdo que la socialdemocracia y la democracia cristiana son los dos pilares esenciales de la reconstrucción europea después de la Guerra Mundial. Realmente el pacto social europeo se monta alrededor de estos dos pilares. Es verdad que esos acuerdos solo se producen en momentos muy excepcionales, pero es que este para la política catalana lo es.
Los independentistas empiezan a reconocer que no tenían mayoría para la independencia, que no estaban preparados... ¿Cala en su electorado de alguna manera?
No lo sé, pero sí creo que ellos tienen una necesidad, o una obligación, de dar una explicación a su gente. Había mucha gente que les apoyó y que estaban muy convencidos de un proyecto que alcanzaba la independencia en un plazo muy corto y que de repente han visto que las cosas no eran cómo ellos se habían planteado. Por lo tanto tienen que dar una explicación política a los suyos y al conjunto de los catalanes.
Porque el balance de esta legislatura es pésimo, es la peor legislatura desde que se recuperó el autogobierno en el año 80, y alguien tiene que hacerse responsable y explicar cómo han podido acabar las cosas tan mal: tenemos una sociedad más dividida, una economía debilitada y una imagen de país muy deteriorada. Y eso tiene nombres y apellidos. Porque se eligió un determinado objetivo, no se supo reconocer que no había una mayoría suficiente y se optó por una vía unilateral e ilegal que algunos habíamos dicho ya desde hace mas de dos años que eso estaba condenado al fracaso. Y luego hemos visto las consecuencias del desastre que se ha producido, y para nosotros con mucho dolor, porque estuvimos batallando hasta el último momento para que las elecciones las convocara el presidente Puigdemont y nos hubiéramos ahorrado el 155 y los problemas judiciales que se han derivado después de una actitud de un Gobierno que se saltó la ley.
¿Su acuerdo pre electoral puede crear obstáculos, o marcar una senda, a la hora de tejer pactos después del 21D?
Yo creo que puede marcar una senda en el sentido de que nosotros ya hemos demostrado antes de las elecciones que somos capaces de ponernos de acuerdo con gente que no piensa igual que nosotros. Si se quieren acuerdos, hay que trabajarlos, establecerlos con gente que piensa diferente y tú has de estar dispuesto a algunas renuncias, a ser generosos.
Yo creo que el PSC esto lo ha demostrado y lo ha demostrado haciendo que gente que quizás encontraba dificultades para ubicarse en un mapa político que todavía está en construcción, encontrar una referencia para unas elecciones muy concretas que se celebran en un momento muy excepcional. El mundo que representó Convergencia i Unió, de un catalanismo moderado y pragmático, hoy no tiene representación genuina, más que la que si quieren pueden depositar en el PSC.
El PSC, a diferencia de Ciudadanos y también del PP, es un partido que no solo dice no a la independencia, sino que tiene una propuesta alternativa. Del PP y Ciudadanos sabemos que dicen no a la independencia pero no qué proponen para salir de este callejón sin salida del que nos ha metido el independentismo. Nuestra propuesta de acuerdo, de reforma constitucional, de mejora del autogobierno, de la financiación, yo creo que puede ser un lugar de encuentro para muchos.
"No podemos fiarlo todo a la reforma de la Constitución"
Pero el PP parece que está dando portazo a esa reforma de la Constitución que pide el PSOE.
Yo confío en la palabra del presidente Rajoy, mucho más que en la de su portavoz en esta comisión. Yo creo que el PP sabe que hay que ofrecer un camino y a menos de que se les ocurra otro, ven que la renovación del pacto constitucional va a tenerse que hacer. Son reticentes, les ha costado mucho llegar hasta aquí, no van a ser los primeros en llegar ni los primeros en proponer, pero yo me creo que el compromiso que alcanzó Mariano Rajoy con Pedro Sánchez se cumplirá y después de los seis meses que ha de trabajar la comisión de revisión del modelo territorial podremos empezar a hablar y a trabajar una reforma constitucional.
Pero también digo, no podemos fiarlo todo a esa reforma. El problema que hay de encaje entre Cataluña y el resto de España son muchas cosas. Tenemos que hablar de la financiación y para eso no hace falta esperar a la reforma constitucional; tenemos una lista de 46 reivindicaciones que planteó Puigdemont a Rajoy y, si dejamos la del referéndum, quedan 45 sobre las que hay que trabajar y creo que la inmensa mayoría de ellas pueden ser objeto de un acuerdo y de una solución. Tenemos la potenciación del papel de Barcelona, temas de inversiones pendientes... Tenemos mucho campo en el que trabajar y yo no me esperaré a la reforma constitucional que se producirá dentro de uno o dos años.
Desde el primer momento tenemos que trabajar para revertir la ausencia de diálogo entre los gobiernos para entrar en un camino de diálogo, negociación y pacto y un camino pragmático de solución de problemas concretos. Porque probablemente sólo empezando por ahí y avanzando por ahí seremos capaces de abordar temas mucho más delicados y complejos como es una reforma constitucional.
Pero, ¿el nuevo mensaje del PP no les dificulta la campaña? Porque fue la contrapartida, muy celebrada por el PSC, que Pedro Sánchez obtuvo de ese apoyo sin fisuras a la aplicación del 155.
Sí, pero es que yo creo que ese compromiso sigue vigente. Yo hasta que no oiga a Mariano Rajoy negando su palabra... Y creo que en esto no lo hará, porque ha demostrado quizás un sentido de Estado que otros no tienen. Y a pesar de que ha generado problemas y dificultades, el hecho de que el PP haya alcanzado un acuerdo con el PSOE sobre la puesta en marcha de esta comisión, e incluso sobre cómo había que aplicar el 155, es bueno para España.
Yo creo que ha de haber pactos de Estado y lo que espero es que en relación a Cataluña el único pacto no sea el 155, que en el fondo ha sido un mecanismo para restaurar la legalidad y convocar unas elecciones, sino que se produzca también un pacto de Estado que nos permita encontrar un terreno de acuerdo en el que una amplia mayoría de catalanes y de españoles se sientan cómodos.
Hablaba usted de acordar y de ceder, pero por lo pronto, está rechazando el bloque que les ofrecen PP y Ciudadanos y, por otro, le ha advertido a Ada Coalu que tendrá consecuencias la ruptura del pacto en el Ayuntamiento de Barcelona. ¿Son mensajes de campaña o realmente son advertencias para después del 21 de diciembre?
No. Nosotros hemos dicho que tenemos dos límites clarísimos: no vamos a poder pactar con quien quiera la independencia ni con quien tenga una posición inmovilista. Ahora, eso es un campo amplísimo. Y con los comunes hemos de lamentar que han vulnerado un acuerdo que habían firmado: teníamos con ellos un pacto que excluía de forma expresa y por escrito todas las cuestiones que desbordaran el ámbito municipal y ellos han roto de forma unilateral ese acuerdo, sin, a mi juicio, razones suficientes.
La ruptura del pacto en el Ayuntamiento de Barcelona no impedirá que haya nuevos acuerdos con el partido de Ada Colau
Esto, evidentemente, daña la confianza que ha de haber entre los partidos. Ahora, ¿eso impide que nos podamos volver a poner de acuerdo en otra cosa? No, desde luego que no, porque la vida es larguísima. Pero ellos también han de explicar por qué lo han hecho, porque la explicación que dan es el 155, pero yo entonces siempre les pregunto, pero es que ¿vosotros estabais de acuerdo con que la independencia se impusiera? Y entonces hay un silencio.
A nadie le gusta una aplicación de un artículo que en el fondo lo que hace es obligarte a recuperar la legalidad cuando una comunidad autónoma se la salta. Pero, ¿qué teníamos que haber hecho? ¿Poner velitas? ¿Hacer rogativas? ¿Cómo se frenaba que una minoría, numerosa, pero minoría, se impusiese sobre la mayoría saltándose la ley? Algunos dicen que lo debería haber hecho el Gobierno del PP y que nadie les hubiera ayudado, pero cuando un partido tiene visión de Estado, tiene ganas de gobernar y de realmente ser alternativa, no puede ponerse de perfil frente a un problema así.
¿Ellos han decidido hacerlo? Pues muy bien, pero tienen que decir si ya les parecía bien el camino de Puigdemont y Junqueras, que yo me temo que es lo que pasa, porque Ada Colau también participó en el simulacro de referéndum del 1 de octubre, que luego sirvió para justificar la declaración unilateral de independencia. Si además no estaba dispuesta a apoyar nada para restituir la legalidad es que en el fondo a ella le parecía bien esa declaración unilateral y los efectos que hubiera podido tener.
Las encuestas, de momento, les sitúan al alza. ¿Los temores al 155 en el PSC, en sus cargos, eran infundados?
A nadie le gusta que se tenga forzar a una institución a cumplir la ley, pero a nadie le gusta que se salte alguien la ley. El planteamiento del PSC era ni DUI ni 155, elecciones. Pero en el momento que había DUI, el 155 era obligado. Y ha servido sólo para convocar elecciones, lo que ha desmontado algunos de los temores que había. Había gente que decía que el 155 era un instrumento de Rajoy para gobernar Cataluña mucho tiempo, cambiar las cosas e imponer sus políticas. Mentira: el 155 ha servido estrictamente para convocar unas elecciones el 21 de diciembre. Por lo tanto, el temor no es infundado, pero la práctica concreta que se ha hecho desmiente muchos temores.
Usted ha dicho que no hará presidente a Puigdemont ni a Junqueras. ¿Pero, es un veto a e stos candidatos o a sus siglas? Si Esquerra abandona el procès y presenta a otro candidato, y de momento ha apuntado a Marta Rovira, sería posible un acuerdo?
El problema no son las siglas y tampoco necesariamente las personas, el problema es el objetivo. ¿ERC va a renunciar a la independencia? Me parece que no, y si su candidata fuera Marta Rovira, seguro que no. Nuestro problema es éste. Nosotros tenemos dos límites que son la independencia y el inmovilismo. Por lo tanto yo no me imagino un pacto de estos.
Y, entonces, cuando mucha gente me pregunta, pero con quién pactarás, yo respondo: con quien me vaya a hacer presidente. Yo considero que el PSC en estos momentos representa un proyecto que puede dar una solución viable al problema que tenemos y lo que voy a hacer es, primero, intentar conseguir el máximo número de apoyos posible y luego, a ser posible, encabezar un gobierno. Y voy a dialogar con todo el mundo y a buscar soluciones con todo el mundo.
Para salir de este atolladero habrá que hablar con mucha gente e intentar poner e acuerdo a sectores que piensan de forma muy distinta, pero es que no hay otra forma"
Nuestra trayectoria política de toda una historia, pero incluso la más reciente en el Parlament de Cataluña, ha demostrado que el PSC tiene una capacidad y una voluntad de trenzar acuerdos, incluso acuerdos de tipo transversal. Nosotros somos conscientes de que para salir de este atolladero habrá que hablar con mucha gente e intentar poner de acuerdo a sectores que piensan de forma muy distinta, pero es que no hay otra forma. Los que piensan que ganando por la mínima e imponiendo su opinión a los demás van a resolver el problema, yo creo que se equivocan. Se equivocaron los independentistas haciéndolo y ahora se equivocarían los otros si pretendiesen hacer lo mismo.
El PSOE en su conjunto ha cerrado filas con usted. Después de las dos últimas generales, la posibilidad de un acuerdo con los independentistas, aunque sólo fuera vía abstención, generó una tensión enorme en el PSOE... ¿La paz interna puede saltar por los aires el 21D? ¿Cree que aquellos socialistas, aquellas federaciones, que entonces tanto desconfiaron de Pedro Sánchez, confían ahora en él y en usted?
Hombre, deberían, ¿no? Porque yo me acuerdo de muchos temores de mucha gente, pero todo este proceso lo que ha demostrado es que el PSC es muy de fiar. Había gente que pensaba "el PSC a la hora de la verdad dónde estará" y nosotros hemos sido capaces de perder alcaldías precisamente por mantener unos principios y una posición política, así que yo creo que el PSC se ha ganado el respeto y particularmente nuestros alcaldes, que han sido garantes de convivencia, garantes de legalidad y de que las instituciones están al servicio de todos. Y eso incluso les ha valido campañas en contra muy feroces.
Yo tengo ahora el orgullo de dirigir un partido donde ha habido compañeros a los que les han dicho "si quieres seguir siendo alcalde, has de renunciar a tus siglas, a tus ideas, a tu ideolgía" y han dicho que no y han preferido perder la alcaldía a perder su coherencia política. Yo creo que el PSC ha dado muestras de su solidez y que quizás alguna gente que en algún momento podía haber albergado algún tipo de duda, hoy no tienen ningún motivo para dudar. Y eso explica que, y así lo pude comprobar hace muy poco en el Comité Federal que se celebró en Alcalá de Henares, que hay un apoyo muy muy mayoritario a lo que estamos haciendo, lo que pretendemos hacer y cómo lo estamos haciendo.
Hasta hace muy poco a Pedro Sánchez le acusaban de estar “preso” del PSC. ¿Cree que ha cambiado esa percepción y que las federaciones confían en él?
Pedro Sánchez ganó y claramente y con rotundidad unas primarias y yo creo que nadie ha puesto en duda ese resultado y su autoridad política. Es verdad que, precisamente al hilo de la aplicación del artículo 155, parecía que en el PSOE había gente que no acababa de confiar o de entender lo que hacía Pedro Sánchez, pero creo que el tiempo le ha dado mucho la razón.-Se ha comportado como un hombre de Estado, ha llegado a un acuerdo con el presidente del Gobierno de España y además ha ayudado a matizar la aplicación concreta de ese artículo, y muy bien, y lo ha hecho de la mano del PSC. Yo creo que Pedro Sánchez ha sacado muy buena nota de este examen y que eso le fortalece de cara al futuro sin duda.
¿Y usted se siente o se ha sentido vigilado por el PSOE en estas semanas?
No, yo me he sentido acompañado, la verdad. Además es que el PSC es mucho PSC, como el PSOE es mucho PSOE. Nosotros somos lo que somos y quizás gente que, o no nos conoce tanto, o que en algún momento había tenido alguna duda, ha visto la solidez de nuestro planteamiento, que a veces nos está poniendo en riesgo en lugares de gobierno y de influencia y no por eso cambiamos nuestra posición política.
El acuerdo que sellaron la Gestora y el PSC el pasado febrero fija que "los acuerdos de gobernabilidad, la política de coaliciones, pactos y alianzas electorales será analizada y consensuada en la comisión de coordinación política PSOE-PSC". ¿Contempla que el PSOE dé alguna directriz que pueda trastocar los planes de su partido? Entiendo que ese acuerdo sigue vigente, aunque no fue ratificado por los congresos.
Sí, lo que pasa es que directriz no sale por ningún sitio (risas). Nosotros lo que vamos a hacer, como hemos hecho siempre y particularmente desde que yo soy primer secretario del PSC, es siempre hablar las cosas antes. Nunca va a haber una sorpresa. Yo espero que siempre todo sea por acuerdo, pero si no, el PSC es soberano para establecer sus alianzas y sus acuerdos.
El PSC va a ser muy coherente a la hora de establecer pactos electorales, nadie puede dudar que haremos una política de alianzas contradictoria con lo que nos ha costado tanto sacrificio mantener"
Pero el PSC es muy coherente y lo ha demostrado estos días y lo va a ser también a la hora de establecer pactos electorales. Por lo tanto, el PSOE no tiene nada que temer desde ese punto de vista, lo hemos demostrado, cuando hemos estado dispuestos a perder alcaldías por tener una posición política y nadie puede dudar que ahora haremos una política de alianzas que sea contradictoria con lo que nos ha costado tanto sacrificio mantener. Por lo tanto, yo creo que, en fin, está más que superado.
Hablábamos antes de la reforma de la Constitución, pero parece que el PSOE no tiene resuelto internamente el debate territorial. El asunto identitario o en la financiación autonómica hay matices y ya hay federaciones que están diciendo que no van a aceptar un trato diferente para Cataluña.
Es que nosotros no queremos un trato diferente, queremos un trato justo. No creemos en que quien más aporta acabe recibiendo menos recursos per cápita que otros que aportan menos. Y eso lo vamos a defender porque nos parece justo, nos parece socialista. Nosotros queremos un sistema solidario pero que sea justo y lo vamos a defender entre otras cosas apoyándonos en los acuerdos de Granada, en los cuales figura el principio de ordinalidad, que es uno de los elementos centrales desde nuestro punto de vista de esa nueva financiación.
¿El PSOE no es el partido que menos resuelto tiene internamente su modelo territorial?
No. ¿Lo tiene resuelto alguien? En esto hay que ser muy sinceros. En el momento en que están gobernando comunidades autónomas, los partidos representan los intereses de esa comunidad y no van a anteponer otros criterios a esos. Y es lógico. ¿Alguien duda que alguien defiende mejor Extremadura que Guillermo Fernández Vara? ¿O alguien duda que quien defiende mejor a Castilla-La Mancha es Emiliano García-Page? ¿O que quien defiende mejor Andalucía es Susana Díaz? ¿Por qué alguien ha de dudar que quien defienda mejor los intereses de Cataluña sea el PSC? Eso requiere un esfuerzo, sí, de negociar mucho, de ponerse de acuerdo, de a veces ser un poco audaces, de cambiar planteamientos, de reformar, pero yo creo que tenemos en Granada mucho hecho. Yo siempre voy allí, allí está escrito y lo que escribimos yo creo que sigue siendo en gran medida muy útil para resolver los retos a los que nos enfrentamos ahora.