Política

Un testigo detalla las irregularidades en la compra de Inassa por parte del Canal de Gallardón

Un abogado, al que el Canal de Isabel II encargó investigar la actuación de sus directivos desplazados a Colombia, reconoce que en la operación "había algo raro" y que algunos empresarios "hicieron un buen negocio"

  • José Ruiz-Gallardón Utrera y Alberto Ruiz-Gallardón

El abogado José Antonio Ferrer Sama vio "algo raro" en la adquisición en 2001 de la empresa latinoamericana Inassa por parte del Canal de Isabel II, por la que está imputado en la Audiencia Nacional el expresidente madrileño Alberto Ruiz-Gallardón.

Y esas sospechas las plasmó en un informe que entregó a los responsables de la empresa pública madrileña del agua, que sin mediar dos meses después rescindieron el contrato por el que habían encargado a Ferrer Sama investigar a los funcionarios que se habían desplazado a Colombia.

En su declaración como testigo en el caso Lezo del pasado 1 de marzo, a cuya grabación ha tenido acceso Vozpópuli, Ferrer Sama explica cómo se llevó a cabo el negocio, del que según su opinión no se benefició la empresa pública.

Contratos paralelos

El Canal compró en 2001 Inassa, que era propietaria de un alto porcentaje de las acciones de la empresa Triple A de Barranquilla (Colombia). Pero Triple A, filial de Inassa, escondía en el momento en el que el Canal de Isabel II entró en la compañía la particularidad de que tenía firmados unos contratos paralelos con unos empresarios locales, que eran los antiguos accionistas de la empresa adquirida.

"Lo que pasó es que unas empresas locales tenían una serie de contratos con Triple A, y claro, resultaba que los minoritarios, que estaban dentro de Triple A, se llevaron todo el pastel del negocio. ¿Por qué?, porque tenían contratos de asistencia técnica, y de compra de una serie de materiales, por lo que se daba la circunstancia de que tú, aunque fueras el propietario de las acciones de Triple A, ellos tenían estos contratos de asesoramiento técnico, que se llevaban más dinero", declaró el testigo.

"Yo concluí: ¡Qué buen negocio han hecho estos señores!, porque se han ido, no tienen ya ninguna acción, pero sin embargo se llevan unos contratos muy sustanciosos para ellos", completó Ferrer Sama.

Este abogado mostró su escepticismo con la racionalidad de la adquisición de Inassa. Y de hecho confirmó, a petición del juez Manuel García-Castellón, que no había suficientes motivos para llevar a cabo esta operación, por la que según el instructor podrían haberse sustraído más de 20 millones de euros.

"Llegué a la conclusión del buen negocio que habían hecho los minoritarios, porque al mismo tiempo que se hacían con las mismas acciones, se hacían cargo de una serie de contratos que eran muy sustanciosos, porque eran nada más y nada menos que el abastecimiento de todo el agua de la ciudad de Barranquilla", completó Ferrer Sama.

"Me sorprendía mucho"

"Me sorprendía mucho que una empresa dedicada al abastecimiento de agua de Madrid se dedicara, nada menos que en Sudamérica, a llevar el agua allí. Eso fue lo que me llamó la atención", prosiguió el testigo, que también asintió cuando la fiscal de anticorrupción Ana Cuenca le preguntó sobre si consideraba que había "un desequilibrio absoluto, y que quiénes estaban sacando el beneficio, en perjuicio de Canal de Isabel II, eran los socios locales".

Ante las preguntas de la fiscal, el testigo también se mostró extrañado porque el Canal de Isabel II le hubiera contratado para saber cómo era la empresa Inassa: "Cuando en realidad, sorpresivamente para mi, ya habían comprado las acciones".

Entramado complicado

En su análisis de la empresa, Ferrer Sama detectó que en Inassa había "un entramado accionarial muy complicado, muy raro, porque también había otros señores que eran locales, eran empresas locales, que ya tenían otra participación en Triple A", prosiguió.

Fue entonces cuando tomó la palabra el juez García-Castellón, para después de apuntar que la operación de compra de Inassa estaba "teñida de sospecha". Momento en el que el testigo completó que no le extrañaban las sospechas.

Y el testigo completó entonces, tras ser interpelado por el juez, que "no tenía mucho sentido" que justo después de hacer su trabajo, el Canal de Isabel II encargara al bufete Cuatrecasas un informe sobre la adquisición de Inassa por la empresa pública madrileña: "Nos rescindieron el contrato inmediatamente, y luego supe que lo hicieron porque habían contratado a Cuatrecasas".

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