Desde hace dos semanas el Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía, Florentino Villabona, recibe diariamente quejas formales de policías alojados en los ferrys Moby Dada, Azzurra y Rhapsody. Los agentes de Policía Nacional y Guardia Civil comisionados en Cataluña por la crisis independentista llevan un mes fuera de sus bases y no saben hasta cuándo puede alargarse el operativo. La última fecha que suena es el 2 de noviembre, pero no hay nada oficial y la sospecha es que ocurrirá como otras veces: que rebasarán ese día y continuarán allí "largo tiempo". El problema radica, según fuentes sindicales consultadas por Vozpópuli, en que no hay relevos ni "oxigenaciones" (breves salidas), algo que preocupa especialmente entre los agentes debido a las deficientes condiciones de la estancia. "La vida en los ferrys es insalubre desde hace dos semanas", recalcan dichas fuentes sindicales.
"Cuando llevas mucho tiempo en un dispositivo de estas características, necesitas una habitabilidad más cómoda y eso no se está dando", denuncian las mismas fuentes. Y es que los ferrys contratados por el Ministerio del Interior (el Moby Dada y el Rhapsody están atracados en Barcelona y el Azzurra en Tarragona) distan mucho de ser agradables cruceros. En realidad, no están preparados para largas estancias. En su uso habitual cubren travesías cortas, es decir, desplazamientos de trece horas y media como máximo. Por ejemplo, el Moby Dada, conocido como El Piolín por estar decorado con personajes de Warner Bros, cubría para compañía Moby Lines una ruta entre Niza y Bastia (Córcega) de 7 horas y media de duración. Por la noche, el viaje podía alargarse a 10 horas y 45 minutos.
Por su parte, el Azurra el más antiguo de los tres (construido en 1980) y, por ende, el que da más problemas de mantenimiento a bordo, venía haciendo la ruta entre Bari (Italia) y Durraquio (Albania) para la firma Grandi Navi Veloci (GNV) con una duración aproximada de 9 horas. A esta misma compañía también ha alquilado Interior el Rhapsody, que realizaba el trayecto entre Porto Torres (Cerdeña) y Génova (Italia). La línea hacía tres salidas a la semana y los viajes eran siempre nocturnos con salida a las 20.30 horas y llegada al día siguiente a las 10 horas.
Los malos olores del combustible penetran en los camarotes de los agentes", relatan sobre el barco atracado en Tarragona
El pasado 27 de septiembre, la compañía GNV comunicó a sus clientes que el barco ya no zarparía el día 28. El anuncio supuso que 400 pasajeros se quedaran en tierra. Sin embargo, el número de agentes que se alojan ahora en el Rhapsody supera el millar. Y lo mismo ocurre con los otros dos ferrys, con cuatro policías por camarote en poco más de cinco metros cuadrados.
El Moby Dada y el Azurra, al tener más años de navegación, se encuentran en peores condiciones que el Rhapsody, apuntan tales fuentes sindicales. En el caso del barco atracado en Tarragona, "los operarios no dan abasto para resolver los problemas de fontanería que surgen". "Muchos baños no funcionan, se atascan a diario", añaden. Además, "los malos olores del combustible penetran en los camarotes de los agentes", relatan. La "limpieza de las habitaciones tampoco es la idónea", apuntan.
Igualmente, cuentan que la "continua repetición de menús (con abundancia de pasta y pollo) en almuerzo y cena" obliga a los comisionados a aprovechar el inicio o la conclusión de un servicio en tierra para comer en algún establecimiento de Barcelona. Así mismo, no hay lavandería a mano y los agentes tienen que desplazarse tres kilómetros para poner la colada. En ambos casos, acaban pagando tales lujos con dinero de su bolsillo.
Desde el sindicato Confederación Española de Policía (CEP) afirman que la idea de Interior de utilizar barcos para el alojamiento de los agentes fue "acertada", como medida de seguridad y a la hora de tener un gran volumen de fuerza en un mismo sitio, pero denuncian las condiciones en que se encuentran estas embarcaciones. Para resolver el problema de la comida, pues no existe ninguna planificación alimenticia, afirman que estos barcos "tendrán que disponer de una infraestructura con la que poder adquirir suministros en los mercados del puerto", como hacen otras naves, enfatizan.
"Más de treinta días la estancia se hace pesada en tales circunstancias. La naviera está cobrando del Estado por un servicio, pues tengamos un servicio digno, de calidad, porque las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se merecen eso y mucho más", remarcan fuentes del CEP.
"Estrés familiar"
En cuanto los relevos, todavía no se han producido y eso que hay sindicatos policiales y asociaciones de la Guardia Civil, como la AUGC, que los vienen reclamando abiertamente. Para las fuentes citadas del CEP, Interior debería haber iniciado ya una "oxigenación escalonada y operativa" de toda la fuerza desplazada en Cataluña, porque "entendemos que estamos ante un proceso largo", sobre todo si finalmente se aplica el artículo 155 de la Constitución.
Por "oxigenación" se refieren a "breves salidas de cuatro o cinco días hacia las bases de origen, poder ver a hijos y familiares y luego retornar a Barcelona con las pilas cargadas, trabajando otra vez al cien por cien". El "estrés familiar" por permanecer fuera de casa más tiempo del que esperaban también está cundiendo entre los agentes. No obstante, en los casos más delicados (asistir a un familiar enfermo, por ejemplo), sí se están concediendo permisos.
Desde la Asociación Independiente de Guardias Civiles (AIGC) creen posible ir relevando entre un 10% y un 20% de los agentes comisionados en Cataluña. Fuentes de la AIGC plantean que estas sustituciones se realicen "cíclicamente" y ponen el ejemplo de lo que ocurre en otros destinos como Ceuta. Respecto a los guardias que están alojados en cuarteles militares, las mismas fuentes señalan que las condiciones son mejores que las de los barcos, pero tampoco mucho más. Con todo, dan las gracias a los militares porque "nos dan lo que tienen". Para esta asociación, los hoteles son la opción más adecuada pese a los escraches y el acoso de los secesionistas.