“Aznar no está diciendo nada que no hayan dicho ya otros muchos, el último ayer Alfonso Guerra”, señalan a Vozpópuli fuentes de la Dirección Nacional intentando quitar hierro a las afirmaciones de FAES.
Sin embargo, el hecho de que el expresidente del PP le indique a su sucesor la puerta de salida si no sabe hacer frente al desafío independentista en Cataluña, ha producido un fuerte malestar en la sede de Génova; sobre todo por el momento elegido, a cuatro días del supuesto pleno de independencia en el Parlament de Cataluña.
Porque, desde hace tiempo la dirección nacional sabe “de sobra” que la militancia está soliviantada con las imágenes que llegan a todo el mundo.
El coordinador general, Fernando Martínez Maíllo, ha tenido que lidiar algunas reuniones en las cuales los afiliados pedían “explicaciones” en los últimos tiempos. Pero, tras las actuaciones judiciales y las comparecencias de Rajoy, el clima interno parecía haberse calmado.
Hasta el propio Presidente del Gobierno había dado orden de que no se hagan mociones en los ayuntamientos, para no alentar la imagen de España contra Cataluña, con relativo éxito.
Sin ir más lejos, el grupo municipal en el Ayuntamiento de Madrid, donde el sector afín a Esperanza Aguirre todavía tiene mucho peso, ha propuesto “juras de bandera” masivas.
El problema es que ese malestar militante por la inacción de Rajoy, que en el fondo refleja el de una buena parte de la sociedad española, ha vuelto, y Aznar ha sabido hacerse eco del mismo en el documento de FAES en el peor momento para la dirección nacional.
Los dirigentes provinciales son los que más sufren la falta de respuesta “contundente” al ataque directo a la unidad de España, admite uno de ellos a Vozpópuli.
“La gente no sabe si hay que aplicar el 155 o el 158, pero tienen claro que algo hay que hacer, y que cuantos más tardemos, peor”, añade esta fuente, que reconoce que “al final es Rajoy quien tiene todas las claves y no me cabe duda que estará haciendo lo correcto”.
Las imágenes del pasado lunes por la noche, con los guardias civiles y policías acosados y obligados a abandonar sus hoteles en Calella y Pineda de Mar, hicieron mucho daño en este sentido porque “son la gota que colma el vaso para mucha de nuestra gente”.