Manuel Valls ha vuelto a España para quedarse. Pero lo quiere hacer con un proyecto propio, dirigido a atraer tanto a los decepcionados con Pedro Sánchez como a los que abjuran del giro de Albert Rivera. Sánchez amagó en estos últimos días con ofrecerle el control de Exteriores, pero Valls ha rechazado la oferta, tal y como adelantó Vozpópuli. Quiere entregarse a un proyecto ambicioso y desacomplejado respecto a los nacionalismos periféricos españoles, y que tenga en el europeísmo su estrella polar.
Los tiempos que maneja Valls son de atender el tiempo necesario para construir los cimientos de su nuevo proyecto. Y mientras tanto quedarse a la espera en el Consistorio de la ciudad condal. Sabe que la fractura de Ciudadanos ha creado la sensación de orfandad política en muchos ambientes. Y que por ahí aspira a pescar apoyos políticos, financieros e intelectuales.
El pulso interno en Ciudadanos hace que las miradas en estos días se dirijan a Valls. Aupado por los de Rivera en la campaña electoral municipal de Barcelona, Valls ha decidido desmarcarse del partido naranja en la investidura a Ada Colau y lanzarse hacia un proyecto independiente. Fuentes de su entorno aseguran que entre sus planes está dar el salto a la política nacional, pero no antes de un año.
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Hay sectores que se definen como socioliberales que han criticado abiertamente a Rivera por no contemplar apoyar la investidura de Sánchez y haberse entregado a una operación de conquista del espacio político del PP, que consideran contraria a las necesidades coyunturales de España.
Baile de pretendientes
Sin ir muy lejos, fundadores de Ciudadanos como Francesc de Carreras han reprochado esa estrategia de Rivera. A la vez que hay figuras del mundo más centrista que se han sentido ninguneados por Rivera y que esperan rehacerse buscando el espíritu fundacional del partido. Luis Garicano emerge como uno de los inspiradores de una corriente interna alternativa a la línea política marcada por Rivera, según publica La Vanguardia.
Así que ha empezado el baile de los pretendientes. El primero en haber salido a apoyar oficialmente un acercamiento a Valls ha sido Gorka Maneiro. El fundador de Ahora Plataforma ha comentado en Crónica Global que el ex candidato a la alcaldía de Barcelona es la “figura idónea” para romper la política de bloques. El propio Valls rebotó la información en las redes sociales. También los jóvenes europeístas de Volt Europa estarían en disposición de “hablar” con él. Y desde ámbitos cercanos a UPyD se observa con interés los movimientos de Valls.
Ataque frontal al nacionalismo
Valls se postuló en las elecciones municipales de Barcelona buscando lo que se podría definir un rassemblement del constitucionalismo moderado y antinacionalista. Su operación no tuvo el éxito esperado. Pero el ex primer ministro francés ha aprendido una lección: que su mensaje contra el nacionalismo debe ser más directo y sin matices. Eso significa rechazar tanto a Vox como a ERC, dos caras de la misma moneda, según su lectura.
El espacio político al que puede dirigirse va aumentando. La política de bloques ha alejado del centro tanto a Ciudadanos como al PSOE. El primero, por haberse lanzado a la conquista del centro-derecha (“¿Cómo vamos a superar la confrontación de rojos y azules si nos convertimos en azules?”, dijo el lunes Roldán). Y el segundo por unos pactos con los regionalistas en zonas calientes como Baleares y Navarra.
Valls en las redes sociales ha criticado tanto los pactos de Ciudadanos con Vox como los de Sánchez con los regionalistas. Esto significa según su círculo de confianza que también existe la posibilidad de acercarse a los sectores socialistas contrarios a la política sanchista de sumar en los gobiernos regionales con formaciones separatistas. Ese es el primer paso de la construcción de un espacio político propio, que Valls está decidido en recorrer en los próximos meses.