Pablo Casado tiene problemas con algunos barones. No es el único. A varios dirigentes regionales del PP que salieron maltrechos del domingo, les pasa lo mismo. Murcia, Castilla la Mancha y Baleares viven momentos de incertidumbre. Movimientos de sillas y algún navajeo. La dirección nacional intenta calmar los ánimos. No es tiempo de trifulcas intestinas. Los cambios, más adelante. Ante todo, mucha calma.
Después de treinta años en el poder, el PP perdió por vez primera unas elecciones autonómicas en Murcia. Un bastión irreductible caía con estrépito. Ha sido uno de los batacazos más sonoros del superdomingo del 26-M. En línea con lo ocurrido en Rioja y Castilla y León. El presidente murciano, Fernando López Miras, tras superar el batacazo, ha anunciado que no tiene previsto renunciar y, en la más pura línea Feijóo, recordó que sus resultados fueron mejor que los del PP a nivel nacional.
Conservar el gobierno de Murcia es prioridad para Génova. El secretario general del partido, Teodoro García Egea es original de la región y diputado por esa demarcación. Así como la Rioja de José Ignacio Ceniceros está perdida, la Castilla de Mañueco se puede salvar y Murcia es recuperable. Esto piensan en Génova. La suma con Ciudadanos le permitiría mantener la presidencia. Y a Miras, seguir en el cargo.
Llegó hace dos años a la presidencia en apurada sustitución de Pedro Antonio Sánchez, imputado en dos causas y expelido por la presión naranja. Rivera hizo casus belli del tema. "PAS, fuera". Una de las causas, pese a todo, ya ha sido archivada. Miras, 36 años, contaba con el respaldo absoluto de Fernando Maíllo, el coordinador de Génova en tiempos de Rajoy. Se sumó a las filas de Pablo Casado en las primarias. Egea lo protege, pero ya se han detectado maniobras hostiles.
Se mencionan en los medios locales algunos nombres como Patricia Fernández, que revalidó su mayoría en la alcaldía de Archena. Se deslizan también oscuras intenciones del expresidente Ramón Luis Valcárcel. Incluso los hay que subrayan que Miras sacó 7.000 votos menos en la ciudad de Murcia que Ballesta, el candidato del PP a la alcaldía. "Todo esto se supera en cuanto pactemos el Gobierno", dicen en fuentes del partido. Ciudadanos tiene la palabra. Y el cambio de cromos, el único juego del tablero político nacional.
El cementerio balear
Más complicado lo tiene Biel Company, el presidente del PP balear. También por primera vez el partido perdía en las islas. Company, a quien en algunos círculos se le considera demasiado complaciente con las tesis filocatalanistas, percibe ya jugadas en su contra. "Estamos muy vivos", dijo tras conocer los resultados. Otros le ven ya políticamente muerto. El PP se mantiene en el archipiélago como segunda fuerza política. En las generales quedó el cuarto.
Company tiene en contra un sector crítico muy activo, en el que militan antiguos dirigentes de la formación con los que no cuenta la actual etapa. Bauzá, el expresidente del PP y de la Comunidad, se pasó a Ciudadanos como candidato a las europeas en una jugada sorpresa. Otros nombres como Antonio Deudero o Jaime Martínez, que formaron parte del anterior Gobierno, se han mostrado muy hostiles. Algunos piden abiertamente su renuncia.
Company, que regresó a la política hace dos años luego de un largo periodo de retiro, quizás esté tentado de dar de nuevo un paso al costado. En su entorno lo niegan, aunque los disidentes no van a ceder. Hablan incluso de un congreso extraordinario para proponer su relevo. El pulso acaba de empezar. Y Company no tiene posibilidad de gobernar.
Núñez contra los molinos
Luchar contra el PSOE en Castilla La Mancha es como hacerlo contra los molinos de viento. Tan sólo Dolores Cospedal logró derrotarlo en 2011, al rebufo de la mayoría absoluta de Rajoy. García Page recuperó el cetro para los socialistas hace cuatro años. Ahora acaba de repetir. Con mayoría absoluta tras destrozar a Podemos, la mosca cojonera de su mandato anterior. También ha dejado groggy al PP, que estrenaba candidato y presidente. Paco Núñez, presidente regional del PP desde octubre, cuando sustituyó a Dolores Cospedal, ha tenido un bautismo de fuego algo accidentado. El exalcalde de Almansa (Albacete) apenas goza de predicamento alguno en la región salvo en su provincia y alrededores.
"Page, que es más de derechas que nadie, le ha pulverizado", comenta un dirigente del PP en la zona. Núñez ha tenido el calendario en contra. Apenas ha dispuesto de unos meses para hacerse con el control del partido y para darse a conocer en la región. Su campaña no ha sido buena, mal orientada. Sus mensajes no llegaban. "Se desplazaba por lo pueblos con cinco o seis asistentes, una comitiva inaudita, un disparate", comenta un miembro del sector crítico.
Núñez ganó las primarias con el 64 por ciento de los votos. Mucho menos que su colega murciano Miras, que venció con el 96 por ciento. El dirigente de Castilla la Mancha goza del aprecio y la complicidad de Pablo Casado, con quien coincidió en Nuevas Generaciones. Algunos dirigentes regionales son muy críticos con el personaje. Consideran que no es el líder que necesita el PP para plantarle cara a los socialistas en esa comunidad. Echan de menos a Cospedal. Hay quejas insistentes pero no unánimes sobre su actitud y su solvencia aunque, de momento, no se identifica la mano que le quiere mover la silla. Pero haberla, hayla. Y más de una. Hay al menos un par de candidatos desplazados por el escrutinio del domingo que están dispuestos a significarse.