Hay tres barones regionales - Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page y Ximo Puig – a los que la mayoría de dirigentes socialistas situaban como integrantes del ejército con el que Susana Díaz pretende conquistar la secretaría general del partido. Sin embargo, la irrupción de Patxi López en la carrera que conducirá a las primarias de mayo, les va a obligar a reconsiderar sus simpatías, según fuentes del PSOE conocedoras de sus últimos movimientos. Ello explica su calculada ambigüedad a la hora de expresarse sobre la valía de la candidata andaluza y del aspirante vasco. El presidente extremeño reconoció ayer que tiene dificultades para elegir entre uno de los dos. El castellano-manchego adelantó que no se pronunciará hasta conocer todas las candidaturas en liza. Y el valenciano emplazó a López y a Díaz a presentar proyectos más que a “corretear por los pasillos del poder”.
Los presidentes de Extremadura, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana no se atreven a decantarse ahora ni por Susana ni por Patxi
Las apuestas de cada federación en las primarias condicionarán no solo el 39º congreso sino los posteriores congresos provinciales y regionales. De ellos dependerá el reparto de miles de cargos públicos y orgánicos, sobre todo en las nueve comunidades donde gobierna el PSOE. Una apuesta equivocada puede tener efectos perversos para los aparatos de los distintos territorios y el problema al que se enfrentan, rematan las fuentes, procede de la dificultad para conocer quien tiene ahora más posibilidades de hacerse con la sala de máquinas de Ferraz, si la presidenta andaluza o el exlendakari.
Por si fueran pocas las incertidumbres, ninguno de los dos sabe todavía qué pasa por la cabeza de Pedro Sánchez. Personas estrechamente ligadas a Patxi López, entre ellos Rodolfo Ares, han desplegado en las últimas semanas todas sus artes de seducción para convencer al exsecretario general de que tire la toalla y renuncie a concurrir a las primarias. Sánchez les ha hecho oídos sordos y su entorno cercano opina que López ha cometido un error de manual al precipitarse con cuatro meses de antelación a anunciar su candidatura.
Las traiciones pesan sobre Sánchez
A día de hoy, el exlíder socialista descarta cualquier tipo de acuerdo con el candidato vasco que incluya su retirada de la carrera. Hay un problema de fondo para que Sánchez llegue a un apaño con López y procede de la traición que achaca a personas como César Luena, Óscar López o Rafael Simancas, parlamentarios que formaron parte de su equipo más directo y ahora se han pasado con todos sus aperos al ejército de Patxi López. El mismo domingo por la mañana, nada más presentar este último su candidatura, fuentes cercanas a Sánchez hacían hincapié, precisamente, en su nula voluntad de sintonizar con su proyecto, desmintiendo de manera categórica encontrarse detrás del mismo.
Con este panorama tan agitado, en la federación andaluza se ha instalado el miedo. Miedo a que Susana Díaz pierda en las primarias, a que abandone la Junta y a que se quede sin el control del PSOE andaluz, dejando al PP el terreno abonado para ganar unas elecciones autonómicas cuyo calendario sigue dependiendo de que Ciudadanos mantenga su apoyo al actual Gobierno regional. La presidenta andaluza es la que más tiene que perder en esta batalla, coinciden en apuntar fuentes de varias federaciones, ya que Patxi López ni siquiera se juega en ella su escaño y Pedro Sánchez apenas su prestigio.
Los aparatos regionales del PSOE temen equivocarse en su apuesta porque de ella dependen miles de cargos públicos y orgánicos
Las dudas son menores entre los barones que se opusieron en octubre a la caída de Sánchez, puesto que las federaciones de Madrid, Castilla y León, Murcia, La Rioja, Navarra y Galicia, entre otras, se decantarían mayoritariamente a favor de López si el exsecretario general renunciara a volver a pelear por el liderazgo del PSOE. “Patxi cuenta con una tropa mucho más leal que la de Susana”, reconocen incluso en la federación andaluza, donde todavía hay quien no descarta que la lideresa renuncie a presentarse si antes no obtiene garantías de que las primarias serán para ella un paseo militar.