Esta tarde podría ser la última votación de Pedro Sánchez en el pleno de investidura. Tal vez no llegue a la sesión del próximo sábado, cuando tendrá lugar el segundo llamamiento, la votación clave. Sánchez ha dedicado algunos momentos de esta mañana a despachar con diputados socialistas afines sobre su futuro inmediato. Según fuentes parlamentarias, les ha sondeado respecto a lo que debería hacer el sábado y una de las opciones pasa por no acudir al Congreso, dejando el acta en el día de mañana, entre una votación y otra.
En la jornada de ayer, Sánchez esquivó la pregunta sobre qué hará el sábado y sólo garantizó su ‘no’ en la primera votación de hoy. “El sábado será otro día”, repitió a la entrada y a la salida del hemiciclo en su reaparición como exjefe de los socialistas.
Entre los compañeros con los que ha hablado este miércoles está el diputado valenciano José Luis Ábalos, uno de los que defendieron ayer en la reunión del Grupo Parlamentario cambiar su ‘no’ por la abstención si ésta finalmente es de carácter técnico en toda la bancada, es decir, de sólo 11 actas (el PSOE tiene 85 diputados), que son las que necesita Mariano Rajoy (PP) para salir investido.
Las mismas fuentes sostienen que en el entorno de Sánchez preocupa la imagen de ruptura que pueda darse el sábado, con él, exsecretario general, y sus afines votando ‘no’ en contra de lo acordado por el Comité Federal el pasado fin de semana. Sería volver a revivir el ambiente de cruzado enfrentamiento del anterior Comité Federal, el penúltimo, el que concluyó con la dimisión de Sánchez.
No obstante, los partidos del ‘no’ se mantiene en la misma posición y siguen reclamando a la gestora socialista una abstención técnica, de sólo once diputados. Critican que la gestora que preside el barón asturiano Javier Fernández no haya optado por un acción “preventiva” como la negociación de esa abstención técnica, sino por un discurso “punitivo” (la amenaza de sanción en caso de que finalmente voten ‘no’ el sábado).
Sin embargo, los diputados socialistas que declinan abstenerse no se sienten presionados por esas posibles sanciones. Sobre tales medidas disciplinarias, los parlamentarios díscolos están convencidos que las habrá, comentan las fuentes citadas, aunque desconocen el grado de las mismas (desde la multa económica hasta la expulsión).
Tampoco les ha gustado lo más mínimo la carta que les remitió ayer el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, donde les decía que “no cabe libertad de voto ni abstención mínimo” con el pretexto de que la posición no la fija la dirección parlamentaria sino el partido, a través del Comité Federal. Este razonamiento no es compartido por los ‘sanchistas’, que apelan a la autonomía de ambas estructuras.
Con todo, el deseo generalizada en la bancada socialista es superar cuanto antes este estado de ánimo “nostálgico”, según lo definen, en que se hayan sumidos y ponerse a trabajar desde el mismo lunes en la convocatoria de un nuevo Congreso Federal, que será el de la “reconstrucción”.
