El panorama político gallego será un terreno especialmente complejo para Podemos en 2019. A diferencia de otros puntos de España, allí sólo se celebrarán comicios locales. La división interna de sus socios de En Marea, con los que concurrió a las autonómicas y generales de 2016, dificulta la reedición de las alianzas.
El partido morado lanzará la próxima semana la consulta a las bases para decidir si concurren con "fuerzas hermanas" y si las siglas de Podemos deben figurar en las papeletas. El secretario general del partido, Pablo Iglesias, impulsó esta propuesta el pasado sábado, con varias excepciones en mente. Concretamente, marcas electorales ya consolidadas como Ahora Madrid, Barcelona En Comú o Marea Atlántica -que gobierna en La Coruña-. Pero aún está por ver qué parámetros se usan para definirlas e identificarlas.
Por lo pronto, los alcaldes de los ayuntamientos gallegos del cambio (La Coruña -Marea Atlántica-, Santiago -Compostela Aberta- y Ferrol -Ferrol en Común-) ya han dejado claro que no hay motivo para cambiar la denominación de sus marcas. Marea Atlántica, de hecho, ha aprobado su propia fórmula para presentarse a las municipales al margen de los partidos.
Por su parte, el portavoz de En Marea, Luis Villares, considera que las palabras de Iglesias excluyen también su marca 'paraguas'. El partido instrumental celebrará este sábado un plenario en el que se presentará un documento que contiene las líneas maestras de la estrategia local para 2019. La formación aglutina a Anova -el partido fundado por el histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras-, y a Esquerda Unida. Pero la división es patente. No acudirán a la cita los tres alcaldes del cambio antes citados (Xulio Ferreiro, Martiño Noriega y Jorge Suárez) ni la secretaria general del partido morado en Galicia, Carmen Santos.
Precisamente, esto pone de manifiesto la complicada situación interna del partido instrumental. La actual dirección quiere ofrecerse como marca paraguas para las plataformas municipalistas. Aunque los críticos perciben una intención intervencionista. El documento que se presentará este sábado ofrece una especie de cobertura a todas las plataformas que quieran para suplir aquellas carencias técnicas o materiales que puedan tener de cara a los comicios. Con esta estrategia, desde En Marea persiguen también ganar fuerza en las diputaciones.
A diferencia de las locales de 2015, donde Podemos sólo apoyó las candidaturas de movimientos o plataformas ciudadanas, ahora el escenario ha cambiado. En el caso de los municipios donde no gobiernan las mareas, Podemos defenderá -tras la consulta a las bases- incluir su marca. Pero no hay nada claro. En las autonómicas de 2016, Pablo Echenique y Carolina Bescansa tuvieron que hacer una visita exprés a Galicia para cerrar un pacto in extremis con En Marea, aceptando que sus siglas quedasen diluidas en la coalición electoral.
Santos aseguró el pasado lunes que la voluntad del partido es "dar continuidad" a los proyectos municipalistas surgidos en 2015 y reforzar la "política de alianzas". Pero todo está en el aire en complejo puzle de la izquierda gallega.
Y las relaciones entre Podemos y uno de los partidos integrantes de En Marea, Anova, no ayudan. Primero, por el respaldo de los nacionalistas a la unilateralidad del referéndum independentista del 1 de octubre en Cataluña. Santos fue tajante y se desmarcó de esa postura, mostrándose abierta a "revisar la alianza" si había diferencias indisolubles.
Recientemente, Anova envió un carta al grupo confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea en la que reprochaba al partido de Iglesias que no hubiese contado con la presencia del diputado en el Congreso Miguel Anxo Fernán Vello para reuniones como la de propuesta de reforma electoral. En el plenario de este sábado se votará otro documento para que los parlamentarios estatales de En Marea no sólo rindan cuentas a la coordinadora sino que deban consultar antes sus decisiones con la dirección en Galicia.