Javier Arenas, 59 años, puede abandonar la cúpula de Génova en el Congreso Nacional que se abre este viernes en Madrid. Mariano Rajoy introducirá algunos cambios en la cúspide de su equipo, en especial en el Comité Ejecutivo Nacional, donde se esperan algunos relevos. Cambios prudentes y previsibles, dicen fuentes de la organización. Arenas será uno de ellos. Rajoy le tratará, en este momento de la verdad, con el afecto de siempre. "Le buscará un sitio especial", comenta un dirigente del partido.
En el PP andaluz se da por hecho que Arenas saltará de su puesto en el Comité de Dirección, donde se concentra el poder máximo del organigrama 'popular'. Demasiado tiempo manejando hilos, urdiendo estrategias, conspirando y enredando, comentan estas fuentes, que no ven llegada la hora en la que Arenas sea relevado de sus galones.
Rajoy no es amigo de los cambios. Dolores Cospedal posiblemente se mantendrá en su puesto de secretaria general, con una corrección a la baja en sus funciones ejecutivas. En el caso de que Arenas deje el equipo de dirección, se mantendría en la Ejecutiva y en la portavocía adjunta del Grupo en el Senado. Su amigo el presidente puede prescindir de él en su cercanía, pero no arrojarlo al desierto, menciona esta fuente.
Desde hace año y medio, Arenas ocupa plaza de vicesecretario general de Política Autonómica y Local. Rajoy había removido la fachada del PP para hacer frente a la embestida de las fuerzas emergentes. Otros cuatro vicesecretarios desembarcaron al tiempo en el Comité de Génova. Era verano de 2015, justo después del cataclismo de las elecciones locales y autonómicas, en las que los 'populares' perdieron su inmenso poder territorial.
Arenas se mantendría en la Ejecutiva y en la portavocía adjunta del Grupo en el Senado. Su amigo el presidente puede prescindir de él en su cercanía, pero no arrojarlo al desierto
Arenas aterrizó en la vicesecretaría general junto a Pablo Casado, Andrea Levy, Fernando Maíllo y Javier Maroto, los llamados 'jóvenes cachorros' del aparato 'popular' encargados de 'aggiornar' la faz de la formación. Jorge Moragas dirigía la operación. Luego se encargaría de las campañas electorales, con resultado de éxito.
Eterno, incombustible, superviviente, Javier Arenas lleva 40 años en a primera línea de la política española. Desde sus arranques en la UCD, sector democristiano, cuando se convirtió en el concejal más joven en la historia del Ayuntamiento sevillano, hasta la vicepresidencia del Gobierno con José María Aznar, en sustitución de Rodrigo Rato.
"Maquinar y enredar"
"Ha llegado su hora", comentan en fuentes del PP andaluz, donde buena parte de los dirigentes pugnan y anhelan que Rajoy le aparte definitivamente del vértice de la formación para que "deje de maquinar y de enredar". La estructura regional del partido no atraviesa momentos estelares. Moreno Bonilla, el presidente del aparato en Andalucía, colocado en el puesto por los 'dedazos' de Soraya Sáenz de Santamaría y el propio Arenas, tiene problemas para apaciguar su demarcación. Cospedal defendía otro candidato.
En el PP andaluz anhelan que Rajoy le aparte para que "deje de maquinar y de enredar"
Las heridas siguen abiertas. Los seguidores de uno y otro sector despliegan estas semanas un pulso intenso. Los congresos provinciales aparecen en el horizonte. Sevilla, Granada, Córdoba aparecen como escenarios de fuerte tensión.
Para entonces, Arenas puede haberse esfumado ya de la dirección nacional. Será el momento de que Moreno Bonilla demuestre su fuste, liberado ya de la larga sombra de su 'padrino'. Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría estuvieron días atrás en su zona para apoyarle. Cospedal mantiene tambien a sus fieles, con Juan Ignacio Zoido, exalcalde de Sevilla y ministro del Interior. La salida de Arenas, caso de concretarse, tendrá efectos notables en la organización de Andalucía. No pudo ser presidente de su tierra. Logró doblegar a los socialistas, en unas autonómcias históricas, pero no alcanzó el poder. En el PP andaluz piensan que ya llegó el momento de la retirada. Rajoy lo ha hablado con el interesado. La solución, este fin de semana en la Caja Mágica de Madrid.