Carles Puigdemont está montando en Bruselas su propio equipo de campaña. Al margen del PDeCAT, que está ultimando su estructura electoral en Barcelona. El diálogo del expresidente catalán con su formación no es demasiado fluido. Recibe visitas, como Marta Pascal o Artur Mas, ambos fuera de las listas electorales, pero no va más allá.
El PDeCAT se ha rendido a la evidencia. En estas elecciones, no van a pintar nada. "Es una campaña de egos, para plantarle cara a Junqueras", apuntan fuentes del sobernismo. Junts per Catalunya será la marca de la antigua Convergencia, con unas candidaturas que pergeña Puigdemont. De momento ha reclutado a Jordi Sánchez, líder de la ANC, en prisión desde hace un mes, para ocupar el número dos de la lista.
"El president va a estar muy activo", señalan en fuentes de su entorno. Cuenta con Oriol Soler, el estratega a quien se le fotografió tras un encuentro con Assange en Londres, para dirigir su campaña. También se apoyará en los cuatro ex consejeros que le acompañaron a la capital belga. "Estamos a la espera de lo que decidan los tribunales belgas sobre la euroorden", apuntan estas fuentes. Pase lo que pase este viernes, Puigdemont recurrirá. Está decidido a peresentar batalla legal.
Algunas versiones apuntan a que el ex presidente podría abandonar su refugio y presentarse en Barcelona en plena campaña, para ser detenido y asumir también la condición de 'mártir' de la causa que en estos momentos enarbola Oriol Junqueras. El líder de ERC incluso ha señalado a Marta Rovira como la persona que podría asumir la presidencia de la Generalitat.
El desastre de los sondeos
Quienes visitan a Puigdemont le hacen saber las dificultades con que su partido afronta esta pugna electoral. Sin demasiados medios, ya que el partido se encuentra ante dificultades financieras serias, y con unas perspectivas demoscópicas muy negativas, Junts per Catalunya se arriesga a sufrir un severo retroceso en las urnas. El ex presidente, sin embargo, está convencido de que los sondeos pueden dar la vuelta, de ahí que esté perfilando una campaña muy activa desde su escondite belga. Los medios de comunicación públicos, tanto TV3 como Catalunya Radio, están dirigidos por gente dede su confianza, y también cuenta con algunos periódicos digitales que se entregan esforzadamente en mantener viva su presencia en el día a día de la política catalana.
El victimismo será el principal argumento. Muchas dosis de suplicio y de sufrimiento. Denunciar la 'violencia del Estado' y la intransigencia de Rajoy son las líneas clave de su campaña, en la que apenas se hablará ni de la república fallida ni de la independencia postpuesta. "También se acabó la etapa de la autocrítica", mencionan en este ámbito. Demasiadas voces han salido en tromba desde el secesionismo para señalar los enormes errores del 'procés'. "Ya está bien de meternos goles en nuestra portería", deslizaba uno de los fieles al expresident. Lo hecho, hecho está, y hay que centrarse en situar de nuevo el punto de mira de las críticas al Gobierno del PP.