A las puertas de una nueva convocatoria electoral en Cataluña, el PSC busca movilizar todo el voto constitucionalista, y lo hará reforzando la presencia de sus mayores activos dentro del partido, como es el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Fuentes de la formación aseguran a Vozpópuli que Illa se implicará personalmente en la campaña electoral y viajará a Cataluña para participar en los actos del partido.
Si en un primer momento se barajó la posibilidad de que el titular de Sanidad fuera el candidato a la presidencia de la Generalitat, pronto se descartó esta hipótesis. Sin embargo, Illa es un hombre de partido y trabaja en la sombra para que el PSC pueda volver a ser alternativa de gobierno. De hecho, su elección como ministro de Sanidad -un ministerio vaciado de competencias antes de la irrupción de la pandemia- respondía a esta necesidad de recomponer el partido en Cataluña.
Pero, debido a la coyuntura actual -y a decisiones erráticas de la dirección de contemporizar con el nacionalismo-, el objetivo no es fácil y se ha demorado en el tiempo. El PSC encara las elecciones con dos frentes abiertos: intentar superar a Ciudadanos entre los electores constitucionalistas y erosionar a ERC en la hegemonía por el centroizquierda catalanista.
En este sentido, las últimas decisiones del Gobierno de coalición, que tiene a los de Oriol Junqueras como principal interlocutor, genera malestar en la federación catalana del PSOE. Por ejemplo, el aval del Ejecutivo de aceptar la enmienda de ERC de eliminar el castellano como lengua vehicular en las regiones con idiomas cooficiales. Para frenar el auge de la formación naranja, en su último congreso el PSC había flexibilizado su apoyo histórico a la inmersión lingüística como modelo educativo y ahora vería su posicionamiento en entredicho por la disposición del Gobierno de aceptar las prerrogativas del nacionalismo en materia educativa.
Asimismo, el perfil de Miquel Iceta, candidato a la Generalitat, no genera los mismos entusiasmos que Illa en una parte muy importante del partido que piensa que, para arrebatar parte del casi millón de votos que obtuvo Cs en las últimas elecciones, un perfil como el del ministro de Sanidad sería más adecuado.
Erosionar a Iceta
Cabe recordar que Illa fue el principal artífice de la manifestación constitucionalista del 8 de octubre de 2017 que logró sacar a un millón de personas a las calles de Barcelona. En ese momento, cuadros del PSC, entre ellos el propio Iceta, fueron reticentes a celebrar la manifestación y no se adhirieron hasta que se percataron de que iba a ser un éxito de participación.
Las fuentes consultadas no tienen dudas de que Illa conoce bien la realidad catalana. Fue alcalde del municipio de La Roca del Vallès, donde dejó su sello con la edificación del centro comercial 'La Roca Village', hoy en día uno de los atractivos del turismo en Cataluña. Posteriormente, pasó a la política municipal de Barcelona, hasta que Iceta le entregó la llave de la organización del PSC.
Su papel a partir de ahora será recomponer el PSC por dentro. De hecho, su elección como ministro de Sanidad estaba pensada para que pudiera compaginarlo con la organización del partido en Cataluña. Antes de la eclosión de la pandemia, era un ministerio vaciado de funciones y le hubiera permitido centrarse desde un primer momento en buscar nuevos liderazgos en su región natal.
Illa, mejor valorado
Este plan se tuvo que posponer con la pandemia, pero sigue sobre la mesa. Además, Illa ha ganado tanta popularidad que incluso el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat no solo lo incluyó en su último sondeo, sino que quedó el segundo mejor valorado solo por detrás de Oriol Junqueras.
Aunque el líder de ERC era el único que aprobaba (con una puntuación media de 5,61 sobre 10), el ministro de Sanidad lograba un 4,72 sobre 10 y quedaba muy por encima de Iceta (3,76). Batiendo incluso a Carles Puigdemont (4,17) o Quim Torra (4,19).
La estrategia del "apaciguamiento"
Pese a que Illa es partidario de la estrategia del "apaciguamiento" y eso lo aleja de los planteamientos de Cs, es más crítico con el independentismo que Iceta. Su plan pasa por dividir el independentismo y considera que esto pasa por mantener el diálogo, aunque sea por razones tácticas.
La pandemia, además, ha ofrecido a Illa la posibilidad de ganar popularidad y de forzar un cambio de paradigma en la región y que se hable menos de independencia y más de gestión. En este terreno, ni ERC ni JxCat se sienten tan cómodos, ya que su gestión ha sido muy criticada. Con el fracaso de las ayudas a los autónomos o el teléfono de pago 061, entre algunos de sus principales errores.