La coalición PSOE-Unidas Podemos encara la recta final de la emergencia sanitaria por el coronavirus con una mayoría parlamentaria más holgada que antes de la crisis. Pedro Sánchez ha conseguido, por un lado, recuperar los apoyos de su investidura para la sexta prórroga del estado de alarma. Y, por otro, mantener todos los canales abiertos con Ciudadanos, aliado inesperado en momentos decisivos de la pandemia.
El gabinete de Sánchez y la formación que lidera Inés Arrimadas negocian el apoyo de los diez diputados naranjas a la última ampliación del estado de alarma. Los dos partidos han intercambiado propuestas activamente para el plan b que el Ejecutivo ya tiene encima de la mesa.
Se trata de un conjunto de medidas que permitirán aplicar medidas de confinamiento y control de la libre circulación sin necesidad de recurrir al estado de alarma en caso de un rebrote del virus.
Reparto equitativo del fondo autonómico
Es decir, el Gobierno mantiene el diálogo con Ciudadanos a pesar de que el sí del PNV y el regreso a la abstención de ERC le garantizan la aprobación del decreto el miércoles en el Congreso sin los escaños naranjas. El partido de Arrimadas busca un compromiso del Ejecutivo a un reparto equitativo y con criterios objetivos del fondo de 16.000 millones para las comunidades autónomas.
Ciudadanos quiere además que la salida definitiva del estado de alarma el 21 junio se haga en condiciones de igualdad para todas las regiones. Fuentes próximas a la negociación aseguran que el acuerdo podría producirse el martes. Pase lo que pase, Ciudadanos no votará en contra de la prórroga.
La posibilidad de que la crisis de la covid-19 forzara a Sánchez a convocar elecciones está más lejos que nunca. El Gobierno trabaja ya en un escenario postemergencia en el que afrontará una crisis económica de una intensidad pocas veces vista. El Gobierno prevé una caída del 9,2% del PIB este año. Otros organismos internacionales son más pesimistas.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han recuperado a ERC después de varios vaivenes. La formación independentista ha renunciado a casi todas las exigencias que planteó hace unas semanas a cambio de su abstención. No está claro todavía si la negociación esconde otras contrapartidas en la mesa de diálogo sobre la independencia de Cataluña, que todavía no tiene fecha para su reanudación.
Cs resta peso a ERC
El apoyo del PNV, que se ha mantenido durante la crisis, y la vuelta de ERC hacen innecesario a Ciudadanos para la alarma. Pero el distanciamiento del PP y Vox desde que Arrimadas asumiera el liderazgo del partido ha dado un giro a la legislatura. Las dos partes han hecho de la necesidad virtud. Sánchez cuenta con un nuevo aliado parlamentario que resta peso a ERC y que, al mismo tiempo, centra al PSOE e incomoda a Podemos, mientras que Arrimadas recupera el discurso de "política útil" y se libera del sándwich PP-Vox en el que había quedado atrapada tras el descalabro electoral del 10-N.
Ciudadanos ha traslado a Sánchez su voluntad de seguir pactando siempre que, dicen fuentes de la dirección naranja, beneficien al interés general de los españoles. Y en el PSOE hay corrientes que empujan favor de ese acuerdo. Ferraz cree que descansar el peso de una legislatura tan compleja solo en grupos nacionalistas e independentistas será muy complicado.
El Gobierno prepara la negociación de los Presupuestos del 2021, que deberá presentar como muy tarde en septiembre. Son las primeras cuentas que podría aprobar Sánchez desde que llegó a La Moncloa hace dos años. Los Presupuestos serán decisivos en el contexto de la recesión y las ayudas europeas que reciba España del fondo de reconstrucción. La voluntad de Ciudadanos es participar en ese diálogo. Y que Sánchez se retrate eligiendo socios.