Pedro Sánchez está dando largas a la pretensión de Pablo Iglesias de empezar a negociar ya un gobierno de coalición PSOE-Podemos porque no quiere al líder morado sentado a la mesa del Consejo de Ministros, aseguran a Vozpópuli fuentes socialistas. En la formación morada presionan para que los socialistas aclaren cuanto antes su intención de avanzar hacia un gobierno de coalición, y aspiran a tener altos cargos en varios ministerios.
El presidente del Gobierno en funciones admite la entrada en el gabinete, y también en segundos niveles, de personas próximas a la coalición de izquierdas, pero cree que la foto de familia con Iglesias automáticamente le enajenaría el apoyo del votante socialista más a la derecha del PSOE; con el peligro de que acabe yéndose a Ciudadanos, ahora que la formación de Albert Rivera ha ensanchado notablemente su apoyo hasta reclamarse como la alternativa al ejecutivo de izquierdas.
No hay que olvidar que Sánchez se ha pasado toda la campaña electoral pidiendo manos libres para confeccionar un gobierno "en solitario"; en la dirección socialista estiman que el solo hecho de que PSOE y Podemos sumen más diputados (165) que el bloque de oposición PP, Ciudadanos y Vox (143) da "garantías" de que no hay mayoría alternativa, por mucho que Iglesias y la portavoz del grupo, Irene Montero, insistan en el pulso:
Solo un gobierno de coalición con Unidas Podemos garantizará políticas progresistas y la estabilidad democrática que necesitamos. Si el socialismo pretende gobernar en solitario tendrá menos apoyo parlamentario que la derecha.
@Irene_Montero_ en RNE ?? pic.twitter.com/NASPeAOwQb
— Pablo Iglesias ?{R} (@PabloIglesias) April 30, 2019
A pesar de estas palabras, los socialistas sostienen que habrá pulso por entrar en el Ejecutivo y que acabará como acabe dentro de unos meses, pero no creen que los morados acaben votando no a la investidura. "Nadie quiere asumir la culpa de una hipotética repetición de elecciones por bloqueo" como en 2015/2016, sostiene una de las fuentes consultadas por este periódico.
De hecho, la consigna tanto en Ferraz como en La Moncloa es relativizar el choque y "no descartar" el gobierno de coalición -este martes volvió a repetirlo la ministra portavoz, Isabel Celaá-, dejando claro que esa no es la prioridad sino mantener el modelo de colaboración con Podemos durante los últimos diez meses de la pasada legislatura.
Presidencia del Congreso
Más allá de la táctica poselectoral, la estrategia morada pasa por obtener un acuerdo con el PSOE sobre la Presidencia del Congreso. Esa será la primera negociación que determinará el aguante de la coalición. Y, a partir de ahí, empezar a hablar de nombres para los altos cargos del futuro gobierno: sobre todo secretarios de Estado y directores generales en un plan de responsabilidades compartidas entre socialistas y dirigentes de Podemos de varios ministerios que esté inspirado en el pacto valenciano del Botánic, tal y como adelantó este diario.
El partido morado tiene ya sobre la mesa los nombres de algunos posibles ministros "técnicos" que podrían obtener el visto bueno de Sánchez. Aun así, no renuncian incluir a políticos. Entre ellos se encuentran, además de Iglesias, figuras como Rafa Mayoral, Yolanda Díaz o Pablo Echenique.
"Hemos conseguido frenar a la derecha y España dice que hay que ponerse de acuerdo y que haya gobiernos de coalición", sentencian desde la dirección del partido morado, a la vez que comienzan a redactar propuestas concretas para un programa compartido de gobierno.
Para Podemos la cuestión de incluir a los suyos, y concretamente Iglesias, en el nuevo ejecutivo no es baladí. La estrategia de los morados consiste en alcanzar el poder para acallar las críticas internas. Y desde esa posición de fuerza trabajar para una transición interna controlada hacia la nueva secretaría general de Montero. Todo pasa, no obstante, por la aceptación de Sánchez de incluir a Iglesias en el Consejo de ministros o en algún cargo de alta responsabilidad. Una solución que, por el momento, es difícil de lograr.