Caras largas en el equipo de asesores de Pedro Sánchez tras el bofetón parlamentario y la sensación de que no queda otra que ir a nuevas elecciones el 10 de noviembre. “No vamos a discutir más ni entraremos en una especie de bazar turco”, advierte a Vozpópuli un alto cargo de la Moncloa que ha estado en el meollo de la negociación con Podemos.
“Hemos dado lo máximo pero no nos hemos visto correspondidos por parte de ellos. Y ha habido un momento en el que hemos dicho que hasta aquí”, resume esa persona. Ese momento fue cuando Carmen Calvo entregó a Pablo Echenique la última oferta socialista con una Vicepresidencia de Asuntos Sociales para Irene Montero y tres ministerios: Vivienda y Economía Social; Sanidad, Asuntos Sociales y Consumo; e Igualdad.
Podemos hizo dos contraofertas ayer. La primera, a tres horas del debate reclamando Trabajo y la otra, en el mismo pleno de investidura, para renunciar al citado ministerio a cambio de dirigir las políticas activas de empleo, pero el PSOE no se movió ni un milímetro del documento que Calvo puso en manos de Echenique.
Desde Presidencia del Gobierno se reprocha a los negociadores de Podemos que cada vez que venían con una propuesta, “daban un mensaje distinto con nuevas reclamaciones” en un bucle que no tenía fin y que exasperó a Sánchez y al equipo negociador que lideraba Carmen Calvo. Pese a los mensajes conciliatorios de personas influyentes de Podemos como Juan Carlos Monedero, los puentes están rotos y desde la Moncloa no hay intención de recomponerlos.
En septiembre tendremos gobierno de coalición. Basta que el @PSOE presente a Unidas Podemos la misma oferta de hoy pero, ahora sí, con contenidos concretos. También deben los dos sentarse a hablar de empleo. Era casi imposible lograrlo en dos días. Ahora hay dos meses. A hablar.
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) July 25, 2019
“Nosotros ya no vamos a ir a buscarlos y no nos dejan otra opción: nos vamos a elecciones”, subraya la citada fuente, quien ve una “lucha de egos personales” en el seno de la formación morada desde que Iglesias renunció a ser ministro hace una semana: “Él es el que rompe la baraja cuando se veía a los de IU, a los de Equo e, incluso, algunos de Podemos, intentando llegar a un acuerdo”.
Ese momento crítico, con facciones del grupo morado apostando por el ‘sí’ a Sánchez, se produjo en el mismo debate de ayer en el hemiciclo cuando Iglesias renunció al Ministerio de Trabajo si, a cambio, se les dejaba gestionar las políticas activas de empleo, una posibilidad que fue rechazada de plano por el PSOE.
El grupo de Telegram en el que está la dirección de Podemos empezó a echar humo, pero Iglesias decidió cortar por lo sano y desde su escaño comunicó a los suyos que los 42 diputados votasen abstención. “No tienen una hoja de ruta escrita, sino que van a impulsos. Y no puedes abocar al país a esos impulsos y más en el último segundo”, sentencia la fuente gubernamental.
El control de la economía
Desde las filas del PSOE se hace hincapié en que las exigencias de Podemos suponían que los morados controlasen la mitad del gasto público y todos los ingresos, o como dijo Adriana Lastra, "controlar prácticamente la economía de este país".
En opinión de la portavoz socialista, Podemos quería apropiarse de cuatro de las seis áreas prioritarias de acción que Sánchez propuso en su discurso de investidura, concretamente Trabajo, Ciencia, Transición Ecológica y Políticas Sociales.