Un 70% de participación el 10-N. Es el objetivo que se marcan tanto PSOE como Ciudadanos, unidos en el reto de movilizar al electorado de cara a las elecciones generales del domingo. Y fuentes de los dos partidos creen que el debate y la campaña están empezando a mover a los indecisos.
Pedro Sánchez y Albert Rivera comparten un objetivo de aquí a la cita con las urnas. Los dos líderes necesitan la movilización. Los equipos socialista y naranja coinciden en que la abstención es su peor enemigo y que solo una participación que alcance el 70% les permitirá salvar los muebles.
Y en ambos partidos detectan que algo se está moviendo. La recta final de la campaña y el debate están empezando a despertar a un electorado cabreado con la repetición electoral. Ninguno cree que se pueda rozar si quiera el 76% del 28-A, pero cuanto más se acerque, mejor.
PP y Vox, beneficiados por la abstención
Las encuestas están penalizando a Sánchez y Rivera por el alto grado de indecisión de sus votantes. El caso más paradigmático es el de Ciudadanos. Según el CIS, la mitad de su electorado duda si volver a apoyar a Rivera. Y este dato está perjudicando mucho a la formación naranja en las encuestas. La mayoría predice que Ciudadanos perderá al menos la mitad de los 57 diputados que obtuvo en abril.
A Sánchez le ocurre algo parecido, aunque no tan grave. La escasa movilización y el nulo trasvase de votos desde Ciudadanos y Podemos están condenando al candidato del PSOE a conformarse con mantener su resultado en el mejor de los casos. Otros sondeos detectan leves caídas y la preocupación se ha instalado en el PSOE.
"Desde cuándo ha ganado el PSOE unas elecciones con menos del 70% de participación", suelen decir los socialistas más veteranos.
Sin embargo, Ferraz, al igual que en Ciudadanos, cree que si la participación sube Sánchez podrá mejorar los 123 escaños del 28-A. Y para ello se ha embarcado en una maratón de mítines y entrevistas sin precedentes.
La lectura que hacen las fuentes consultadas es que una participación que esté en el 60% es un regalo para PP, Vox y en menor medida Podemos. Sus votantes son los más convencidos y parece que movilizados. Cualquier cifra que se acerque o supere el 70% daría un vuelco a las previsiones, cuyos principales beneficiados serían Sánchez y Rivera.
El voto por correo cae el 30%
El único medidor objetivo no es precisamente esperanzador para los intereses de PSOE y Ciudadanos. El voto por correo se ha desplomado un 30% con respecto a abril. Es cierto que no son fechas comparables, pero es un síntoma.
Además, la repetición electoral del 26-J del 2016 -ante un escenario de bloqueo similar al actual- ostenta el récord de abstención en unas elecciones en España hasta el momento. En aquella ocasión, el 33,5% del electorado se quedó en casa.
Si el 10-N registra una abstención tan elevada, todo indica que Sánchez y Rivera lo pasarán mal y muy mal, respectivamente, con el resultado.